Capítulo 29

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Hoy es lunes y Daniela terminó con Liam.

Estamos en el salón en plena clase de Física y Liam no quiere hablarme. Y él siempre me habla en Física para pedirme ayuda.

Igual no sé para qué, si no entiendo un coñoe'madre. Pero así está la cosa.

Yo estoy en el suelo, al fondo del aula, pues soy tan buena persona que, aunque estemos peleados, le sigo cediendo mi pupitre a Harry para que no se le monten las chiripas del suelo.

Arranco pedazos de papel de mi cuaderno que me vino en el CLAP mientras se las lanzo al pelao' éste (Liam) pero es que no me para ni las orejas.

Y me lo merezco. Me siento culpable. Muy, muy culpable. Y Harry también, mucho. Y peleamos ayer por quién tenía más la culpa y ahora tampoco nos hablamos -o bueno, él no me habla a mí, y yo tampoco le hablo porque soy orgulloso-. Y Zayn no le habla a Liam ni a Harry porque no le trajeron sancocho, pero como yo soy su mejor amigo a mí si me habla, pero yo no quiero hablar con él porque estoy arrecho y Daniela no le habla a ninguno.

Total, es un peo.

Nadie le habla a nadie.

Y ahora Breison se cagó encima de Luzneidy, pobrecita. Pero eso le pasa a la pajúa esa por no ponerle pañal a un bebé de tres meses.

Ahora el salón huele a mojón de prematuro con violín.

-Marico yo sabía que eras muerto de hambre, pero tampoco pa' hacer caldo de gato -me susurra Malandrik, como si fuera chistoso. El circo entero se mandó.

Le lanzaría un coñazo, pero de pana no tengo ganas ni para eso.

La próxima vez no lo llevo a ningún hospital ni qué carrizo. Malagradecido.

-Pero es que de pana, Tommo, ¿cómo carajos dejan que un gato se meta en la olla? ¿Son ciegos, sordos?

-Y mudos, también, como Shakira -musita Payne con desdén desde su pupitre.

-Coño pa' eso sí hablas, ¿verdad? -me quejo pero éste no responde. Está dado vuelta, reposando su cabeza media calva sobre el pupitre, extenuado.

Verga qué dramático.

Total, Daniela no le convenía. Yo se lo dije desde un principio. Esa caraja era puro interés porque para mí esa le tiene un queso duro a Leonardo.

Y de paso, ya me disculpé con él. Hasta le metí el gato en una caja de zapatos y lo fui a enterrar en el cerro del Hotel Maracay como para que siga con la vaina.

-No lo sé. No nos dimos cuenta -le respondo finalmente a cerro predindo-. Estábamos, uhm... concentrados picando las verduras.

Zayn me mira. Sus cerjas arqueadas en un gesto acusador. -Ummm...-sonríe-. Yo creo que ustedes estaban picando otra cosa, si sabes a lo que me refiero.

No sé a qué se refiere y tampoco quiero preguntar.

Decido mejor concentrarme en los problemas de Caída Libre que se encuentran escritos en la pizarra con marcador acrílico; la semana que viene hay prueba mensual y necesito pasarla mínimo con 15 porque voy más raspado que rodilla de carajito tremendo en esta materia, y además Malik tiene mal aliento y creo que si aguanto un poco más la respiración me voy a morir.

No transcurre mucho tiempo cuando el timbre del receso retumba en el salón, y tan solo en cuestión de segundos éste queda desalojado, pues todo el mundo sale mandando por la pequeña puerta como perro sin correa en carnicería.

Liam nos pasa por un lado como quien esquiva a buhonero carero en el Centro y Harry debe de haberse ido ya, pues su -mi- puesto se encuentra vacío, exceptuando el morral Totto gris colgado cuidadosamente sobre el espaldar de la silla.

AU. Pelando Bolas. l.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora