Capítulo 23.

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-Coño Louis, no me digas que te sobrepasaste con Vanessa. O sea, yo sé que es bella y todo, pero tú sabes que la caraja es medio arisca.

Liam pasa un dedo sobre los moratones en mi rostro, repasándolos con cuidado uno a uno.

Ayer en la San Juan se formó -o bueno, formamos- la batalla del siglo.

Nos caímos a trancazos sobre las mesas, el piso, encima de la caja registradora y hasta arriba del mostrador. Para la vista ajena fue bastante épico, y la pelea concluyó cuando, en un momento dado, partimos el vidrio del exhibidor y tuvimos que salir corriendo.

Me duele hasta el alma, pero almenos ya soy tendencia en YouTube, por lo que me contaron ésta mañana.

-¡¿Cómo es la vaina, Liam James Payne?! ¿Que quién es bien bella? -Daniela se para de su pupitre, colocando ambas manos sobre su estrecha cadera.

Podrá ser bien bonita y todo, pero más cuaima y me muero. Yo no sé como Liam la soporta.

-No nada, mi amor. Yo no dije nadita...¡Ay cónchale, no me pegues! ¡Ouch!

-Déjalo Dani, eso es maltrato animal -defiendo mientras observo con una sonrisa burlona cómo ambos se alejan, el ojimiel siendo arrastrado de la oreja por su jeva.

Lo tiene bien sometido.

Estamos en clase de Biología, en el laboratorio, pero se fue la luz y hace un calor terrible.

La profesora Briceida salió hace rato y que "a echarse agüita en la cara", pero eso fue hace veinte minutos y no creo que vaya a volver.

Estoy súper cansado, por lo que decido recostarme sobre el mesón del laboratorio. El dolor del cuerpo no me dejó dormir muy bien anoche, además que fuera del rancho se escuchaban quejidos de una mujer y no sabía si es que se la estaban cogiendo, golpeando, robando o si era la Llorona lamentándose por sus hijos.

Siento los párpados pesados como la cartera de mi mamá, y no logro mantenerlos abiertos por mucho tiempo.

Bostezo, encontrándome a medio paso de los brazos de Morfeo, cuando siendo un gran ardor el la espalda.

Me rozaron uno de los morados.

-¡AAH, NO ME TOQUEN! -exclamo quizá demasiado fuerte, haciéndome un poco de daño en el garganta-. ¡Qué molleja con todo el mundo, chico!

Ni si quiera volteo a mirar a la persona a la cara: me limito a colocarme en posición de descanso nuevamente, pasando con un resoplido el dolor en mi espalda.

-¡Perdón, fue sin querer queriendo! -se disculpa una lenta voz-. Mejor me voy. Lo siento, de verdad.

-¿Harry? -alzo la cabeza rápidamente, mirándolo desconcertado- ¡No te vayas! Digo, perdón. No quise hablarte así: no sabía que eras tú -le digo, mi labio inferior quedando atrapado entre mis dientes.

Pensé que había sido Yombreikel o algo así.

...ese mamagüebo...

-Uh, ¿cómo estás?

Adolorido, demacrado, cansado, maldito Maduro...

-Bien -me limito a decir-. Pero hace demasiado calor aquí adentro, vámonos de aquí.

-¿S-salir? Pero ¿y si viene la profesora?

-Hazz, se fue hace más de media hora. Primero Guaidó saca al gobierno antes de que esa señora regrese.

O sea, de pana que la caraja dejó la peluca y se fue. Qué bolas.

Y con éste tipo de educación la gente espera que uno saque adelante el país.

AU. Pelando Bolas. l.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora