El ladrón

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EL LADRON

Esta vez cuando llegamos al edificio había alguien esperándonos, un joven para variar, Fernando se bajó con facilidad y casi al instante se quitó el casco.

–Buena moto. –le dije bajando también y entregándole las llaves al joven.

–Me gustó, aunque no lo creas es mi segunda vez, la primera fue con papá cuando tenía como diez años.

–Lo has hecho muy bien. –Me quité el casco también y me dispuse a seguirlo. Frente a nosotros apareció la ex secretaria de mi esposa, Adriana seria como la recordaba del día anterior pero cordial. Le sonreí como saludo, ella susurró unos buenos días y después se dirigió a Fernando.

–Pensé que ya no llegaba. –Le dijo y noté una mirada entre los dos algo casual.

–Hoy se nos hizo tarde. –Le explicó pero sin dejar de caminar, ella le seguía el paso–¿Dónde ibas?

–A los terrenos, su padre me llamó pidiendo que asistiera a la señorita...señora Yvonne con algunas cifras.

–Déjalo. –Le ordenó y entramos al edificio y entramos al edificio–Yvonne puede sola–Dictaminó cual jefe ejecutivo–hazle un mapa a Ensuan para que sepa cómo llegar al lugar más tarde–Me extrañó–¿estás de acuerdo?

–Claro. –Se lo agradecí, quería verla, es más quería hablarle ya. Lo seguí por las instalaciones y después de dejarme en la antigua oficina de Yvonne se disculpó. El computador estaba encendido, entré al grupo corporativo e introduje las claves, las recordaba, eran las mismas. Fernando no las cambió, ahí estaban los números, las cifras, los negocios, los clientes, las propuestas, luego las cuentas bancarias.

Sigilosamente entró Adriana y me miró curiosa.

–¿Lo puedo ayudar en algo?

Sí. Pensé.

–Necesito hablar con mi esposa...a la casa.

Estaba inquieto en la oficina, ¿valdrían de algo mis disculpas? Creo que lo empeoré todo, daba golpes al vidrio de la ventana, al escritorio, entre mis manos, Fernando apareció.

–Disculpa la tardanza, tenía algunos asuntos...¿te ocurre algo?

No iba a mentirle a esa expresión de él.

–Me tiene inquieto esta salida de Yvonne con su cuñado.

– ¿Antonio? –Se sentó en la silla frente a la computadora–¿Revisaste algo?

–Sí, algo.

–¿La bolsa?

–También.

–Los pedidos están al día acabo de verlos, el estado de las tierras es lo más importante ahora y esta Yvonne ocupándose. –Me miró serio–No tienes por qué sentirte así con respecto a Yvonne. Antonio es inofensivo sentimentalmente con respecto a ella. –Se reclinó en la silla–Después que Yvonne se fue comenzó a tener problemas con María y en lugar de buscar a otra para matar el tiempo se entregó a creer que Yvonne era la mujer ideal, es un chico, entiéndelo.

–¿Y Joao? –Decidí no ocultar lo celoso que estaba.

–Por favor Ensuan no te creía tan inseguro y celoso.

–Pues lo soy.

–O posesivo.

–Un poco de eso también.

Rió agraciado, ahí se parecía a mi esposa.

–¿Y qué más? –Preguntó sin dejar la risa.

Más allá de BetelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora