El final

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Fernando cerró la puerta del auto frente al volante. Miró al frente, gente iba y gente venía en el aeropuerto. Su hermana despegaba lejos ya y sin ninguna esperanza de verla regresar, ¿para qué? Había sido realmente traumático y se sentía culpable, ayudó en cierta forma en que los planes de su padre se cristalizaran, tener a Yvonne de nuevo en Limongi hubiese sido fantástico, un descanso, una seguridad de que todo saldría bien. Hasta intento seducir a Ensuan y se sorprendió al notar que a pesar de que todo podía hacerlo, él no deseaba eso, quería regresar a Betel.

Sintió la respiración de Adriana a su lado. No es que la estuviese ignorando pero ahora tocaba dar explicaciones, durante esos tres días casi no habían hablado, apenas se encontraban y solucionaban lo que viniera en el momento, pero ahora estaban solos en el auto. ¿Qué pensaría ella de él y su familia? Que eran unos salvajes seguramente, unos dementes. Aún así ella seguía ahí y lo estaba mirando. Le gustaba, ella le gustaba y la manera en que nunca lo interrogó durante esos días le gustó más.

–Ya se fueron. –Le dijo poniéndose de lado para verla. Adriana sabía que iba a hablarle pero no que tomaría esa posición. El continuó mirándola, estaba nerviosa y si estaba nerviosa era por algo. –Gracias por toda tu ayuda, ya se que quieres mucho a Yvonne y que me responderás que lo hiciste con gusto pero gracias por tu discreción por como cuidaste a Graciela y nunca te alarmaste mientras María hacia... lo que hacía.

–No voy a negarte que si tuve mis momentos de crisis, pero no hubiese servido de nada el histerismo. –Podía nadar en sus ojos, podía detener el golpe de sus pestañas pero sólo lo observaba mirarla.

–¿Sabes que fue difícil? –Se acomodó más en el asiento y entonces si estaba frente a ella aunque Adriana no se movía–ver irse a Vanda. Yo...nunca le dije a Yvonne lo que sabía porque ...creo que quería que Vanda fuese mi madre y no es que la mía haya sido una malvada, no, pero hay cosas ...cuando eres niño que necesitas que te asistan, que te sigan una especie de juego y eso no lo hacía mamá. Creo que vino a madurar su parte maternal una vez tuvo a María de Lourdes.

–Los resultados fueron funestos. –Soltó sin pensarlo, aún recordaba la cara de María contra el vidrio de la camioneta instándola a abrir la puerta, los golpes del bate aún la despertaban y luego sus gestos, como corría, como golpeaba. –Creo que hizo mejor trabajo dejándolos al cuidado de Vanda a ti y a Yvonne.

–Me tuteas.

–¿Qué? –Adriana se humedeció los labios y sintió un golpe fuerte de su corazón en el pecho. Ya no era como en el pasado cuando estaba decida a no aceptar que estaba enamorada de Fernando Teixeira. El había estado junto a ella, le tomó la mano, estuvo oliéndolo, viéndolo nervioso, resolver, pedirle ayuda y mirarla, cuando la miraba...ella moría.

–Me tuteas ya, dices tú y no usted.

–Sí, se lo que es tutear, bueno...me lo pediste.

–Ah, estas obedeciendo mis órdenes una vez más. –Sólo negó con la cabeza la muchacha, bajó la cabeza y después volvió a verlo–No te dije que cuando dejaba tu departamento, del que no quería irme porque se estaban quedando los demás, me iba a un hotel. –Alargó la mano y rozó su brazo desnudo, no era muy delgada, tenía un brazo fuerte y con vellos dorados que se levantaron a su contacto, cosa que Fernando no evitó notar, a ella también le gustaba él. –Ese vallet vale su peso en oro, me compró ropa, hasta medias y ropa interior, esos días estuvo llevándome ropa y desayuno al hotel y me ayudó con algunos clientes mientras tu ayudabas a mi familia...bien...–retomó– esos días quería quedarme en ese departamento...contigo.

–Yo me preguntaba donde ibas. –Le confesó sin dejar de dejar de mirarlo, prefería perderlo todo a negarse lo que sentía. –Tus llamadas posteriores hacían eco en el teléfono.

–Ah porque el hotel era muy sencillo y casi te hablaba pegado de la puerta. –Rió y ella rió. No era mentira, estando solo tenía que enfrentarse a todo lo que había ocurrido en contra de Yvonne y eso le dolía mucho, así que apenas si iba al baño y luego a la cama. –Quería devolverme pero no podía, no era el momento.

–¿Existe un momento para hacer las cosas? –Le dijo–Como ahora.

–Sí, yo creo que sí. No lo sabía antes pero ahora que vi esa relación entre Yvonne y Ensuan estoy convencido que hay un momento para todo y dejar pasar el momento es una equivocación. Ella lo adora y él...la desea...todo el tiempo está mirándola ¿lo notaste? –Aunque con algo de pena afirmó, claro que notó de que iba la relación de su ex jefa con el apuesto Ensuan. –No quisiera que mañana regresáramos a Limongi siendo desconocidos, ya sabes cosas importantes de mí y yo sé que me apoyaste y sé que no me porte correctamente en tiempo pasado Adriana pero...–Adriana le cubrió la boca con la mano y lo miró a los ojos, sus ojos de océano tranquilo, después deslizó la mano hasta su barbilla suave, lo tocaba por primera vez en todos esos años, se atrevía a dejar a un lado la cordura y tocarlo. –¿Aceptarías mi compañía sin límites a partir de ahora? –Afirmó con la cabeza. –¿Podría besarte y tocarte?

–Sí, todo el tiempo que quieras.

–¿Y podría ser desde ahora?

–Me molestaría si no fuese así–Tras la respuesta ya tenía su boca sobre la de ella. Para su sorpresa, a pesar de la frialdad que siempre lo caracterizaba tomó su boca en asalto sin buscar otra cosa que aprisionar sus labios y rodear con sus manos el rostro de Adriana. –¿Te molestaría que el vallet llevase tus cosas a mi departamento? –le preguntó pegada a su boca, respirando asustada por lo que acababa de permitir pero que era mejor terminar ya.

Fernando volvió a besarla corto, se enderezó y encendió el auto sólo mirándola, sólo queriendo llegar allá, al lugar de la invitación y como Yvonne sentirse con la necesidad de pasar la página.

Más allá de BetelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora