Necesaria

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Por supuesto que todo aquello me sorprendió, sobre todo ver a papá con tan buen aspecto en esa silla. No sabía que pensar pero peor ¿qué estaba pensando Ensuan? ¿Qué le mentí, que fue una falsa alarma, o que Antonio había exagerado todo? Este disfrutaba tanto nuestra llegada que no podía cerrar la boca sin provocar una amplia sonrisa, como yo, sabía que Antonio lo notaba pero era natural que la llegada de la pequeña Graciela causara en mi cuñado ese efecto así como en mi padre y mi hermano, cosa que no podía decir de mamá y tampoco de María que sufría mucho quizás todavía.

Caisella, Lorena y Michaella me acapararon con sus pícaras miradas y comentarios, me abrazaron y besaron repetidas veces, extrañaba nuestras charlas sobre temas triviales, hombres, estudios y ahora mi llegada aquí, respirando de nuevo el mismo aire, de pié en el jardín trasero de la casa, el mismo lugar donde me casé hacía y casi cinco años pero con escenario y hombre distintos. Conociendo a mamá construyó todo aquello en un día, eran flores de nuestra siembra y mantelería de nuestro repertorio, todo inmaculado y delicioso, volví a interrogarme ¿qué pensaba Ensuan de este recibimiento? Lo busqué entre la poca gente, estaba desde hace rato con papá, ahora ya no.

-¿Cuánto te quedarás Yvonne?

-Tu esposo es más guapo en persona.

-No nos alegramos de las dolencias de tu padre pero que bueno que te hizo venir.

-Tenemos que reunirnos y salir.

Mis amigas estaban tan felices que me llenaban de preguntas e invitaciones. Reía con ellas y les estrechaba las manos también feliz de compartir el momento, pero ¿Dónde estaba Ensuan?

-Yvonne querida-Me sorprendió la voz de una de las mujeres de mamá.

-Señora Da Silva ¿cómo está?

-No tan bien como tú-Sonreía plenamente con un coctel en la mano-te hemos echado de menos en los talleres de bordado, ¡Oh Gracia acércate! –Mamá iba pasando con dos más de sus amigas y la obedeció-le decía a tu hermosa hija lo mucho que la extrañamos en el bordado, no quiero imaginar la falta que le haces a tu padre en la empresa-Mamá sólo asentía y mostraba los dientes, sólo los de arriba-además de ese perfecto esposo que vi al llegar y hasta besó mi mano ¿lo viste Magdalena? –Se dirigió a Magdalena Goncalves, otra de las señoras del bordado y esposa del fundador del viñedo más antiguo de la región-además esta bebé preciosa-se inclinó y tocó la barbilla de Graciela que la miró y sonrió mostrando sus dientecitos-es toda una Teixeira, igual a su abuela ¡te felicito Yvonne por tu bella familia!

-Gracia señora Da Silva-Me dejé abrazar de nuevo por tres mujeres más pero no dejé de ver a mamá que no estaba feliz de haber regresado con mi familia a visitarlos, no lo ocultaba o por lo menos no podía frente a mí que la conocía muy bien.

-Que no sea corto tiempo. –Volvió a rogar la señora-por favor Gracia llévala para que vea nuestra nueva técnica con las mantas.

-Yvonne y su esposo tienen una pequeña hacienda que trabajar en el país donde él pertenece.

Su pintura rosada ahora era satánica para mí, así como la chispa de sus ojos y el brillito en sus dientes.

-Por favor pero tu padre te ha extrañado mucho.

-No hay de qué preocuparse señoras, iré, mi esposo y yo hemos dejado a nuestros trabajadores encargados de todo los pedidos urgentes, son personas de confianza que sabrán cómo llevar las agendas en nuestra ausencia, como no ha podido suceder aquí sin mí.

Aquella sonrisa rosada desapareció.

-¡Nos alegramos! –Esta vez no miré a mamá y dos minutos después tomé el coche y fui con papá.

Más allá de BetelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora