Capítulo 26

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Hiccup Haddock

¿Puedes obligar a alguien a casarse? Eso es horrible.

Estaba observando el fuerte de Drago desde la lejanía, debía idear algún plan para sacar a ______. Si no fuera por mi, ella estaría libre. 

Si tan solo no hubiera sido tan torpe, no me habrían encontrado, de esté modo ______ no hubiera accedido.

Ella solo accedió para que me liberaran. 

 —¿Qué haremos? —preguntó Brutacio.

 —Tal vez no deberíamos hacer nada, todos vimos que _____ aceptó casarse con ese tal...Ragnar —respondió Astrid como una opción.

 —¿No deberíamos hacer nada? ¿Estas loca? —preguntó Brutacio molesto— Sí, todos vimos que ella aceptó contraer matrimonio con él, pero lo hizo para que sacaran a Hiccup y no le hicieran daño. Todos sabemos perfectamente que ella quería que saliéramos indemnes de la situación.

 —Ahora no podemos hacer mucho, si vamos a pelear, nos ganarán, es cosa de pensar un poco —respondió Patapez contando con sus dedos— ¿Qué opinas Hiccup?

 Suspiré.

Por primera vez en mucho tiempo, no tengo idea de que hacer.

 —No lo sé —dije decepcionado de mi mismo— N-no lo sé —volví a repetir. 

Brutacio me abrazó.

 —Todo estará bien, tú siempre encuentras la manera, y en caso de que no puedas, la encontraremos juntos —me susurró. 

Asentí agradecido por sus palabras. 

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_______ Gormsson

Peleando contra Ragnar, me di cuenta de que él había recibido un buen entrenamiento, supongo que fue todo gracias a su padre. 

Finalmente, luego de mucho tiempo, dejamos la lucha como un empate. Ambos estábamos agotados por toda la acción. 

 —Supongo que querrás comer, vamos —comenzó a caminar mientras dejaba la espada en un barril.

Imité su acto y comencé a caminar junto a él.

 —Esto es horrible. Todas mis pertenencias están en mi hogar, al igual que mis amigos, seguramente estén preocupados —comenté.

 —Lamentablemente, no podrás ir por tus cosas, ni ver a tus amigos —respondió carismático— Te conseguiremos nuevas cosas aquí, mientras averiguamos la forma de acabar con todo esto. 

 —Sí, supongo —me encogí de hombros.

Mientras caminamos, observé a Drago que atacaba a un dragón. Por acto de reflejo, quise ir a detenerlo, sin embargo, Ragnar me detuvo.

 —¿Qué haces? —pregunté molesta, tratando de zafarme de su agarre.

 —No lo hagas, no terminará bien —respondió, sin embargo, yo continué forcejeando— ¿Crees que no lo he intentado? Lo he hecho muchas veces, y todas esas veces he salido lastimado, no quiero que mi padre te haga daño. 

 —Bien —respondí molesta, al no poder hacer nada para ayudar a esa criatura inocente— ¿Sólo nos quedaremos aquí observando la escena? 

Ragnar sonrió y me guiñó un ojo.

 —¡Padre! Deja que _____ se encargue —gritó Ragnar mientras caminaba hacia su padre, yo lo seguí extrañada ¿Qué quería ganar con esto?— Ella es domadora de estas feas criaturas ¿no?

 —Veamos que puedes hacer para domar a esta bestia —comentó Drago al mirarme con desprecio. 

Nerviosa me acerqué al dragón, a la vez que Ragnar y su padre se alejaban para darnos un espacio. 

 —Hey, amigo, todo estará bien —le susurré al dragón mientras me acercaba, extendí mi mano para que la olfateara— No pienso hacerte daño. 

El dragón a los pocos minutos agarró confianza y dejo que lo tocara. 

 —¿C-como lo....? —Drago dejó la pregunta en el aire asombrado. 

 —No te harán daño, a no ser que tú lo hagas —respondió Ragnar. 

 —¿Cómo te atreves a decir una insolencia como esa? Insinuar que estas bestias son buenas...vaya mierda que tengo como hijo —Drago Manodura, golpeo a su hijo en la cara con un pequeño cuchillo, Ragnar rápidamente llevo sus manos a la herida, pero aún así, la sangre escurría por pálidas manos. 

Ante el escándalo, el dragón huyo, y no lo detuve. 

 —¿Cómo puedes tratar así a tu hijo? —le grité a Drago molesta. 

 —Tú no eres nadie para decirme como debo tratar a mi hijo, niña —Drago se acercó a mi con intenciones de hacerme daño. 

 —No te metas con ella ¿Quieres? —dijo Ragnar mientras se paraba erguidamente y apartaba las manos de su rostro, dejando ver una gran herida que abarcaba gran parte de su mejilla.

Solté un pequeño grito de espanto al verlo. 

 —¿Qué? ¿Piensas atacarme? Incluso con un brazo, puedo darte una paliza, lo sabes muy bien —respondió Drago. 

 —Basta —grité molesta tomando la mano ensangrentada de Ragnar— Iremos por nuevas prendas de vestir para mi. No arruines nuestros planes —le advertí a Drago y comencé a caminar con Ragnar. 

 —Dioses, tu herida esta horrible —comenté sin dejar de caminar. 

 —No es la primera vez que me hace algo así, estoy acostumbrado. Iré a curarme esto, nos vemos luego...

 —No, deja que te ayude, de paso podemos discutir alguna forma para acabar con el plan de tu padre —propuse tratando de sonreír. 

Ragnar asintió, y comenzamos a caminar, esta vez a su casa.  

Buscándote [Hiccup y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora