Buscándote [Hiccup y Tú]

Capítulo 30

_______ Gormsson

Había perdido la noción del tiempo, no tenía idea de cuando había comenzado la batalla. Solo sabía que debíamos acabarla. 

Suspiré y acaricié al dragón. 

 —Ya sabes como es Deimos en el aire, cuídate —me paré sobre mi amigo reptil, asustada.

 —¿De qué hablas? —exclamó Niels asustado

 —Suerte, campeón —salté desde Deimos.

Rápidamente me agarré sobre una rama de un árbol cercano. Me balancee y salté a la tierra, sacando las dos espadas que estaban en el cinturón de mi cintura.

Observé a Drago caminando furioso hacia su prisión, donde tenía prisioneros de todo tipo.

Si estaba enfadado, no era buena señal, por lo que decidí seguirlo.

 —¡Tú! —gritó bruscamente mientras yo me escondía entre una muralla para no ser vista por él— ¡Sal y controla al alfa!

 —¡No lo controlaré, y menos para ti! —reconocí una voz femenina, pero no sabía de quien se trataba. 

Escuché como abría la jaula, decidí atacarlo, aprovechando que la prisionera estaba de nuestro lado, o eso supongo. 

Corrí y lo ataqué por la espalda, dejando grandes heridas en su piel.

Mientras él gritaba de dolor, observé a la mujer que estaba asombrada. Era una mujer de cabellos castaños rojizos, con la presencia de algunas canas por la edad, y unos bellos ojos verdes.

—¿Jinete o cazadora? —pregunté rápidamente.

—Jinete —respondió dubitativa.

Le lancé una de mis espadas, ella la tomó en el aire y salimos corriendo de la prisión, dejando atrás a Drago que aún se quejaba por el dolor.

Corrimos hasta una casa, o bueno, los escombros de aquel hogar. Nos escondimos, apegando nuestras espaldas a la muralla.

—Valka, gracias por la ayuda —se presentó.

—______ Gormsson —me presenté, respirando profundamente.

—¿Gormsson? —preguntó— Hija de...

—Dahlia y Bjorn, sí —complementé.

—Dioses...qué grande estás —susurró sorprendida, yo la observé extrañada y a la vez asustada— Hiccup tenía un año cuando tú recién habías nacido...era muy amiga de tu madre...

—¿D-disculpe? ¿La madre de Hiccup? —pregunté sorprendida a más no poder, puesto que todos creíamos que ella ya estaba en el Valhalla.

Ella asintió como respuesta.

—¡Él está aquí! Estará tan sorprendido como yo cuando la vea —comenté con una sonrisa— Pero primero debemos acabar con Drago...él mencionó un alfa ¿No?

—Sí, quiere controlar a todos los dragones que trajeron, pero le será imposible, el alfa está en el refugió de los dragones —respondió seria, yo asentí a cada palabra que decía—  Brincanubes, debo ir a buscarlo

Supuse que se trataba de su dragón. ¿Ha estado viviendo con dragones todo este tiempo?

—¿Sabe dónde se encuentra? —pregunté y ella asintió.

—Puedo con esto, nos vemos luego —me sonrió con algo de arrogancia y se fue, no sin antes devolverme mi espada.

No sé cómo se defenderá.