Cuidado con Las Voces [TERMINADA] Libro #1

38, Encarnado

          Al fin se quedaron calladas.

Me senté de manera lenta y con el cuerpo tembloroso.

Cuando me levanté de la cama mi columna apenas y tenía las fuerzas para sostenerme.

Estuve a punto de caer un par de veces gracias a mi torpe tambaleo.

A medio camino sentí que mis pies resbalaron con algo viscoso. Pude reconocer que se trataba de mi asquerosa vomitada.

Torcí el gesto al recordar esos horribles y dolorosos momentos.

Me eché un par de pasos hacia atrás evitando seguir sobre la suciedad. En ese preciso momento me pareció notarle un ligero movimiento.

Con la boca abierta observé que el líquido poseía un extraño meneo que lo hacía desdibujarse en ondas. También crecía, pues había vuelto a alcanzarme las puntas de los pies.

Con un quejido de asco volví a retroceder.

El vómito oscuro duplicaba su tamaño sin parar.

Me quedé sin respiración, ya que comenzaba a tomar forma hacia arriba. Al principio no eran más que pequeños picos elevándose de manera rápida, pero en segundos ya había alcanzado mi altura.

Lo que antes no era sólido se había vuelto una especie de tela mojada y apelmazada, la cual, servía como malla para cubrir lo que estaba debajo.

Sentí una gran repulsión hacia la cosa formada con mi vómito.

Con los ojos bien abiertos seguí su crecimiento mientras elevaba mi cabeza.

El ser se detuvo casi hasta llegar al techo.

La tela sufrió un par de rasgaduras violentas.

Logré escapar de mi congelamiento y pegué un grito.

Algo salió a la superficie. Se trataban de dos brazos oscuros y huesudos con apariencia de ramas secas.

Por la parte superior quedaron expuestos unos cuernos gigantescos idénticos a los de un venado, por su gran tamaño alcanzaban a rozar el techo causando un sonido horrible y desquiciante como si estuvieran hechos de metal.

Agitó su cabeza de lado a lado hasta conseguir sacarla de la tela.

Me fui de espaldas gracias al horror.

Desde el piso admiré la perturbadora transformación.

Su cabeza era alargada como una almendra.

Su piel blanquecina y sin vida se adhería a su cráneo, el cual, a excepción de los grandes cuernos, parecería el rostro de un humano.

Su dentadura afilada y carente de labios quedaba expuesta con los colmillos largados como si tratara de una bestia.

Sus ojos estaban demasiado sumidos sobre sus cuencas proyectándole grandes sombras dejando su mirada brillante y amarilla bordeada por oscuridad.

La tela de la que había escapado ahora le quedaba como si fuera una bata larga.

En la parte inferior podía mirarle el par de patas en forma de enormes y rugosas pezuñas.

Parecía una horrible mezcla entre un hombre descarnado y un venado.

Siempre me había esforzado por no imaginar su aspecto, pero en algunas noches de terror mi mente llegaba a desobedecerme, sin embargo, aquello superaba todas mis expectativas.

—¡Ámbar, Ámbar! —comenzó a exclamar.

Enseguida reconocí su voz.

Ya no era un susurro temeroso y deseoso de ser escuchado, ahora se trataba de un sonido firme y tétrico, debido a que ya no estaba limitado a la pequeña cabeza de una niña trastornada.

Él estaba ahí de pie ante mí en todo su oscuro esplendo

Cada vez estamos más cerca del final :3 
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