27, Desesperanza

914 185 19
                                    

          Me quedé inmóvil sin saber cómo actuar.

La puerta se abrió un par de segundos después.

—¿Sigue dormido? —Jazmín me preguntó al percibir la quietud del lugar.

Asentí en silencio.

No quería que notara la capa de brillo que cubría mis ojos gracias al triste llanto melancólico que luchaba por salir.

—¿Me dejas el lugar? Voy a seguirle poniendo los trapos con agua fresca —me propuso en voz baja mientras se acercaba con lentitud.

Sentí como se me formaba un nudo en la garganta.

Sin lugar a dudas iba a darse cuenta que Alberto ya no estaba con nosotras.

Me levanté girando en dirección contraria a la de Jazmín evitando así que nuestras miradas se toparán.

Enseguida avancé a aprisa hasta salir de la habitación.

Cerré la puerta dando un fuerte portazo ocasionado por mi estado emocional nervioso.

Atravesé el pasillo para encerrarme en el baño, pues era el único lugar de la casa que me parecía seguro.

Le coloqué el seguro en la manija y me senté sobre el piso.

Me solté a llorar sin previo aviso.

En mi interior fluían todo tipo de emociones y pensamientos de desesperación.

Un agobiante dolor me apuñalaba desde el pecho sacándome lágrimas sin parar.

Me encontraba cada vez más hundida. Desafortunadamente conocía esa sensación a la perfección. Estaba a punto de tener una crisis.

Vamos Ámbar, tranquila. Puedes lograr calmarte tú sola, me repetía en mi cabeza en un intento por darme ánimos.

Un grito proveniente del exterior hizo que mi llanto se acrecentara. Seguramente Jazmín había descubierto que Alberto falleció.

—¡Ámbar! ¡Por favor, ábreme! —escuché la voz de mi tía llamándome y sollozando.

Al no tener respuesta comenzó a azotar la puerta a puño cerrado, incluso podía jurar que también le pegaba fuertes patadas.

Dentro de mí ser comprendía su desesperación, debido a que se encontraba prácticamente sola con un cadáver. Pero yo era lo suficiente egoísta como para no asomar ni las narices. Sufriendo una crisis serviría más de estorbo que de ayuda.

—¡Por el amor de Dios! ¡Abre! —sus intensos gritos solo me alteraban más.

Me cubrí la boca con ambas manos, en un intento porque no me escuchara llorar, quedándome completamente inmóvil.

Tiempo después la pesada puerta principal se abrió.

Percibí el lento arrastrar de los pasos de mi tía Olga.

¡Como caída del cielo! Pensé, pues ella era la más fuerte de la casa.

Su llegada hizo que Jazmín desistiera de la idea de seguir acosándome para correr al encuentro de su hermana.

—¿Ya? —escuché la gruesa voz de Olga preguntar tan solo una sílaba.

—Ya —le respondió Jazmín en tono afirmativo.

¿Ya qué? Me pregunté.

Algo me dijo que le informaba de la muerte de Alberto, ¿acaso ellas también la esperaban? 

¿Qué opinan? ¿Alguien ya tiene una teoría en este punto de la historia? ¿O siguen igual de perdidos que al principio? :3❤️
Me gustaría escucharlos

Cuidado con Las Voces [TERMINADA] Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora