—Mira, Ámbar, él es tu papá, Jerry —deslizó la imagen sobre la mesa con las yemas de los dedos acercándola en mi dirección.
Debí haber fingido alguna positiva al ver a mi padre, pero esa vez no fui capaz de mentir.
De manera consternada miré a Jazmín a la cara.
—¿Dónde estaba la foto? —la tomé con delicadeza solo para asegurarme de que era la misma.
—La había perdido. La acabo de encontrar entre las sábanas de mi cama —sonrió todavía más.
No le respondí.
Conservé mi expresión anonadada.
¡Eso no podía ser verdad!
Mis tías debían de querer hacerme una broma pesada o darme una lección ante mi mala conducta.
—Linda, ¿qué te pasa? —me preguntó Jazmín al percibir mi desconcierto.
—Mientes. Esta foto yo la había tomado —no pude aguantarme más y le dije la verdad, pues la situación lo ameritaba.
—¿Qué cosas dices? —frunció el ceño.
—¡Sí! —exclamé con voz fuerte—. ¡Yo la tenía! Lo lamento enserio, pero la robé de su cuarto y la escondí, por eso es imposible que la acabes de encontrar.
—Bien, Ámbar, así fue —intentó tomarme de una mano para mostrarse compasiva— Tranquila.
—¡No me sigas la corriente! —retiré mi brazo enseguida.
Conocía bien ese tipo de mirada. Lo decía solo para no hacerme sentir mal.
Jazmín trataba de hacer ver mis palabras como si fueran puro invento, sin embargo, ella era la que no contaba la verdad.
—No sé qué clase de juego estén tratando de hacer conmigo, pero no va a funcionar —hablé llena furia y mirándolas a ambas.
Antes de darles la oportunidad de responder me levanté de la mesa y me marché de vuelta a mi cuarto.
Me sentía tan furiosa gracias a la impotencia de no poder hacer nada para demostrar la veracidad de mi versión.
Los minutos pasaban y yo no dejaba de sufrir un pequeño debate al interior de mi cabeza, ¿solo fingían para hacerme rabiar o realmente me había imaginado todo?
No tardé mucho en escuchar unos gentiles golpes contra mi puerta.
—Ámbar, por favor, abre —justo como lo imaginaba se trataba de Jazmín.
Me quedé callada.
No tenía deseos de ver a nadie, mucho menos después de comenzaba a dudar de mi criterio.
—Déjala, tal vez no está despierta, siempre se duerme cuando llora —la gruesa voz de Olga habló bajito—. Esto se está volviendo insostenible, creo que no debemos hacerlo.
¿Hacer qué? Me pregunté mientras me levantaba de la cama sin hacer el más mínimo ruido.
Caminé de puntitas para colocarme junto a la puerta.
—Sabes que no tenemos otra opción, lo hemos intentado antes y no ha funcionado —debatió Jazmín.
Pegué la oreja a la madera justo a tiempo para escuchar sus últimas y más inquietantes palabras.
—No lo vamos a lograr, fallaremos de nuevo. Además, él nos hace falta —se lamentó Olga.
—No, hermana. Esta vez saldrá bien, ya verás, ya no falta mucho tiempo.
Después de eso solo hubo silencio.
Su charla me había alarmado de una manera desesperada.
Realmente planeaban algo y no parecía ser nada bueno.
En mi pecho se intensificó la sensación de que no estaba a salvo.
¿Cómo lograría escapar de ese lugar?
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Cuidado con Las Voces [TERMINADA] Libro #1
Paranormal-Ámbar - volví a escuchar la voz que me causaba escalofríos. Él habitaba en mi cabeza desde que tuve uso de razón. Mi pequeña familia disfuncional lo llamaba esquizofrenia gracias al diagnóstico de los médicos que visitaba. Pero solo yo sabía que er...