42, Padre

805 176 32
                                    

          Pronto comencé a escuchar el sonido de unos pasos aproximándose.

En un principio creí que era Nahuael quien había vuelto para hacerme compañía, pero conforme la se figura se acercaba estuve segura de que era un humano, un hombre.

Sentí una fuerte punzada en el pecho cuanto reconocí a mi padre.

Caminé hacia él aún medio anonadada, estábamos a solo unos metros de distancia.

Me habían dicho que había muerto, incluso estuve en su funeral, sin embargo, en ese momento se encontraba caminando hacia mí más vivo que nunca.

Liberé los recuerdos que me había esforzado por bloquear desde se marchó.

Los primeros días estaba segura de que volvería. Solo había sido una pelea más. Tal vez mañana, tal vez al otro día o al siguiente.

Lo esperaba en la puerta soltando algunas lágrimas.

Perdí la esperanza cuando pasó un mes.

Nunca me visitó, nunca llamó.

De vez en cuando escuchaba a mamá llorar por las noches.

La vida continuó como si él nunca hubiera existido.

Tenía tantas ganas de correr a abrazarlo, mas no me atrevía. No sabía cómo iba a reaccionar después de tanto tiempo.

Su mirada no dejaba de recorrer el lugar, incluso pasaba frente a mí. Enseguida me di cuenta de que no podía verme.

—¡Jerry! —le grité.

¿Acaso se ha quedado ciego? Me pregunté, pero no parecía una opción muy viable, debido a que sus ojos se detenían ante el más mínimo movimiento de los matorrales.

Noté que parecía perdido, incluso asustado.

No me contestó. No me veía. No me escuchaba.

Comencé a sentirme desesperada.

Estaba a solo unos pasos de su presencia y continuaba actuando como si yo no estuviera ahí.

¡Mi padre no puede estar muerto! Pensé torciendo el gesto con un lamento escapando de mis labios.

Nahuael no me había dicho nada sobre eso. ¿Realmente estaba viendo a su fantasma?

—¡PAPÁ! —aullé con todas mis fuerzas.

Pegó un gran respingo.

Enseguida se agazapó moviéndose de manera violenta.

Me eché hacia atrás gracias a sus actos.

Logró escuchar mis pasos y se detuvo en seco.

Se fue irguiendo con la expresión inundada en sorpresa.

—¿Ámbar? —inquirió sin aliento.

Sonreí de manera deslumbrante. No me importó soltar algunas lágrimas, pues eran de felicidad.

—Sí, papá, soy yo —le respondí.

Después de tantos días de oscuridad al fin ocurría algo bueno.

—¿Dónde estás hija? No-no te veo —tartamudeó con el rostro pintado en alegría.

—Aquí, justo frente a ti —casi sollocé.

—Oh no —se lamentó mientras bajaba los brazos como gesto de rendición—. Te atraparon.

—Pero estoy bien, tranquilo —me pasé el dorso de la mano por el rostro limpiándome el llanto.

—Hija, pronto volveremos a casa, te lo prometo —sonrió.

Sentí fuegos artificiales cuando vi como levantó las comisuras de sus labios, hacía tanto que no veía esa risa.

Enseguida me llené de melancolía.

Él no sabía que era un fantasma.

Nunca podría regresar a nuestro hogar.

—Papá, tengo que decirte algo importante —le avisé, no iba a dejar que siguiera engañado.

—¿Qué pasa, pequeña? —me preguntó.

Se me contrajo el estómago de volver a escucharlo llamarme así. Eso me estaba rompiendo el corazón.

—Ya nunca volverás... —me interrumpió un sollozo atorado en mi garganta— Estás muerto.

—No, hija —frunció el ceño—. Yo no soy un espíritu.

—Papá, sí lo eres. Sé que es difícil que te des cuenta, pero...

—Ámbar —me interrumpió dando un suspiro—. Te escucho, pero demasiado lejana y no puedo verte. Hija, la que está muerta aquí eres tú.

Deja tu voto 🌟 o la tía Olga te visitará con un hacha :3 ❤️

Cuidado con Las Voces [TERMINADA] Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora