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Estoy con un ataque de nervios. La verdad cuando acepté, no tuve que pensarlo mucho era una gran oportunidad para mi carrera y realmente no quería defraudar a nadie, pero ¡mierda! debí haber preguntado cosas, o al menos la primordial y la cuál me tiene así de histérica, ¿dónde sería el juicio?

Vanessa: tienes que calmarte – dijo mientras se ponía frente a mí para que la mirara

_: no puedo, no he vuelto ahí en cuatro años, apenas dejé una miserable carta de despedida y jamás volví a responder las llamadas

Vanessa: necesitabas sanarte, ¿sí? Estabas muy mal solo querías tener paz

_: yo – suspiré – solo los dejé, eran mis amigos Nessa

Vanessa: ¿es por tus amigos o por ella?

Ella, cuatro años y todavía me dolía pensar en ella. Después de que Madelaine saliera del hospital y me asegurara de que estuviera bien, simplemente me fui, sí, me fui, solo dejé una carta en donde le explicaba que necesitaba que fuera feliz y que yo solo interfería en su felicidad, porque en realidad eso era cierto. Me arrepentí millones de veces y sufrí como nadie, pero no podía volver, no quería seguir lastimándola.

_: yo – la miré- no lo sé Vanessa, ella quizás ya no viva ahí – dije ida en mis pensamientos

Vanessa: ¿quieres que vaya contigo?

_: no crees que sería algo comprometedor – en realidad siempre tratamos de parecer lo más amigas posibles para que nadie confundiera las cosas

Vanessa: perfectamente puedo decir que voy a ver a papá, no todo el mundo gira en torno a ti – dijo en tono de burla

_: tu mundo si gira en torno a mí – dije sujetándola fuerte por la cintura – o al menos prácticamente me rezas cuando estoy sobre ti

Vanessa: no lo sé, si me he acostado contigo no me acuerdo

_: ¿te recuerdo? – dije comenzando a desabrochar mi blusa

Cuando ya íbamos a empezar algo que no podríamos terminar, sonó mi teléfono

Vanessa: debe ser tu novia – es una broma interna que tenemos desde la primera vez que estuvimos juntas, pero en este momento era un muy mal chiste para ser sincera, era Fritz.

_: Edgar, ¿qué ocurre?

Edgar: arregla tus cosas, te vas mañana

_: ¿es una broma? – dije sintiendo como me ponía pálida

Edgar: no, el vuelo sale a las diez, te vas a reunir con Parodi y vas a convencerlo de que eres su mejor opción – hizo una pausa - te está subestimando por tu edad y no pienso permitirlo pero creo que eres lo suficientemente buena para callarlo sin mi ayuda. Y me cortó.

Vanessa: ¿quieres un vaso de agua o algo? – Dijo mirándome preocupada – ¿whisky tal vez? te haría mejor según mi experiencia

_: me voy mañana a las 10

Vanessa: oh mierda, no estamos listas – dijo tomando el notebook

_: sí, no estoy lista para verlos

Vanessa: me refería a que no he comprado el pasaje, ¿o te piensas ir sola a esa jungla?

La verdad no habían boletos para Vanessa, pero solo tuvo que hacer un par de llamadas para conseguir lo que quería, lo que es ser hija de un millonario. En fin, hicimos mi maleta y luego ella fue a hacer la suya, mientras yo me encerraba a estudiar.

Estuve toda la tarde analizando el caso, lo leía una y otra vez, resulta que los Parodi habían cerrado una empresa, la cual había dejado sin empleo a muchos de la ciudad y causado un perjuicio enorme, todo esto bajo la causal necesidades urgentes, lo que es válido legalmente, pero la contraparte alegaba que el cierre fue por otra causa y obviamente también discutían el monto de las indemnizaciones que le correspondían a cada trabajador. Yo no tenía idea de que esa empresa pertenecía a los Parodi, en realidad, cuantas más deben estar en sus dominios y nosotros no sabemos. En fin tenía que lograr conseguir pruebas para asegurar que esa empresa era insolvente y por otro lado obtener una buena oferta en cuanto a las indemnizaciones.

Desperté por la alarma del teléfono en mis oídos, me quedé dormida en el estudio, genial, debo estar horrible pero al menos no tengo sueño, me duché y me vestí bastante sport, iba a cenar con ellos así que tenía todo el día para ponerme linda, pero por ahora estaba demasiado nerviosa para hacerlo.

Vanessa pasó por mí, bueno en realidad su chofer pasó por mí, pero el punto es que nos fuimos al aeropuerto y tomamos el vuelo, eran solo unas horas así que se nos pasaron rápidas, al bajar del avión, sentí un golpe de angustia en el pecho, fue como revivir de golpe todo lo que pasó, todo lo que dejé atrás, fue revivir a mis amigos, mi escuela de derecho, a Mads.

Vanessa lo notó así que tomó mi mano y me transmitió la seguridad que necesitaba, fuimos por uno de los autos de su papá el cual dejó a mi disposición por el tiempo que lo necesitara y yo estaba más que contenta porque ¡qué pedazo de auto!

Íbamos buscando algo para comer mientras Vanessa hablaba con una amiga de la ciudad para verse esta noche mientras yo cenaba con los Parodi, cuando de pronto un jovencito de unos 11 años se nos cruzó en bicicleta y sí, atropellé al pendejo de mierda, mi día no podía empezar peor, comencé a sentir como toda la mala suerte que dejé acá volvía a mí.

Vanessa: ¿lo matamos? – dijo con los ojos llorosos

_: por Dios Vanessa, apenas lo toqué – dije mientras me bajaba del auto y veía al mocoso en el piso – bien, nada en la cabeza, le compro otra bicicleta, no pasa nada - ¿cómo te llamas? – dije en un tono amable y él me respondió Mark

Mark: me duele muchísimo la pierna

Vanessa: pero no tienes tanta sangre, a ver – dijo mientras le movía la pierna y el niño comenzó a llorar

_: Dios Nessa no lo toques así – le grité y ella solo me hizo una mueca asustada – bien Mark, vamos a tener que llevarte al hospital y llamaremos a tus padres

Cargamos al delgado niño al auto y dejamos la bicicleta en el lugar, bueno, lo que quedaba de bicicleta, por suerte ella se llevó la peor parte. Apenas llegamos Vanessa pidió ayuda para que lo bajarán, la verdad ella estaba notablemente nerviosa, parecía su madre, creo que es porque no está acostumbrada a los llantos ni a la presión. En el camino Mark le dio el número de su mamá a Vanessa, pero todavía no la llamábamos y obviamente no dejaría que la morena le hablara porque era capaz de decirle que le mutilamos la pierna

_: escucha Nessa, acompaña al chico yo voy a llamar a su madre – dije mientras comenzaba a marcar el número y ella se iba – ah y Vanessa – ella volteó – solo cálmate no pasó nada

Bueno y después de un par de gritos por parte de la mamá de Mark, la convencí de que fue imprudencia del pequeño, bueno, en realidad me hartó la paciencia y le dije que iba a hacer que le quitarán al niño por su falta de control, me excedí sí, pero ella me buscó.

Vanessa: tengo dos cosas que decirte

_: ¿qué haces acá? te dejé con el niño

Vanessa: te demorabas mucho, vine a buscarte, bueno eso era lo primero

_: ya y lo segundo

Vanessa: la doctora está para comérsela

_: ¿tú no piensas cambiar jamás? – dije riéndome mientras entrabamos a la sala donde tenían a Mark y no podía creer lo que estaba viendo, ella lo logró, ella estaba ahí y se veía preciosa

Vanessa: oye yo la vi primero - dijo susurrando

_: bueno, creo que con esas piernas podrías ser modelo pero de médico te ves muy bien – dije frente a la mirada atónita de Vanessa que no podía creer lo que acababa de decir

Lili: ¿disculpa? – sonó molesta mientras se giraba para encontrarse frente a frente conmigo

_: hey rubia

Lili: tú – parecía impresionada

_: yo – respondí nerviosa

Vanessa: ella

_: eso estaba demás Nessa

Vanessa: solo quería participar - dijo como si fuera lo más normal

ALMA MÍA - Madelaine Petsch EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora