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Llegó la mañana siguiente, desperté abruptamente sintiendo un peso en el sector derecho de mi cama y sin voltear levanté la sábana para mirar mis condiciones, eso me daría el indicio de si había soñado nuestro encuentro o había ocurrido en verdad, comencé a respirar nerviosa cuando me di cuenta de la realidad y me giré alejándome un poco intentando tapar al máximo mi desnudez, ella estaba observándome tranquilamente, sin expresión facial clara, quería fingir demencia absoluta, pero sus penetrantes ojos no me dejaban de observar y yo imagino que mi cara era un cuadro, claro, no todos los días te tiras a tu mejor amiga.

: ¿no vas a decir nada? - dijo pasivamente tapando sus pechos con la sábana, mientras con una mano acomodaba su cabello anaranjado sin dejar de mirarme, ¿me estaba pidiendo explicaciones?, no tenía idea lo que pasaba por su cabeza y generalmente yo tengo claro lo que quiere.

: ¿recuerdas algo? - solté casi en un susurro, aferrando la sábana aún más a mi cuerpo mirándola como con ¿culpa?, ni yo sé que sentía en ese momento, el ambiente estaba tenso y yo me puse demasiado nerviosa para responder algo coherente, "no contra preguntas, sabes que las odio" habló girando sus ojos, su tranquilidad parecía casi psicótica y yo comencé a tragar fuerte, a balbucear un poco, no me salían las palabras y en realidad no tenía idea qué decir, ¿qué se supone que quería oír de mi?, pasaron unos segundos y solo susurré su nombre casi al borde de las lágrimas pero al parecer ella notó mi falta de coordinación cerebral del momento porque me interrumpió cuando iba a empezar mi discurso de "perdón" "me dejé llevar" "lo siento" y dijo, "mira, no sé porque estoy desnuda en tu cama pero no recuerdo nada y supongo que tú tampoco, no nos ahoguemos en un vaso con agua, solo hay que ignorar esto, de todas formas tú no lo recuerdas claramente y yo tampoco".

Mierda, sentí que se me rompía el corazón, no entendía nada. Se supone que debería sentirme mal por acostarme con ella pero lo único que me importaba era si había significado algo, pero no, de hecho ni se acordaba y por días pensé que prácticamente me había aprovechado de ella, pero mierda, se sintió tan real, tan consentido, a lo único que atiné fue a alejarme de mi amiga por un tiempo, cosa que no resultó porque ella no dejaba de visitarme, así que lo acepté, simplemente acepté que debía dejar de ser tan idiota e intentar con todas mis fuerzas verla como lo que es, mi mejor amiga.

Había pasado el tiempo y me estaba sintiendo bien del tema, en realidad estuve hasta pensando que simplemente quería estar con Madelaine porque era la única que no podía tener, porque es verdad, estoy acostumbrada a que se me de todo tan fácil que el tener tan cerca un imposible era seductor para alguien como yo, pero estúpidamente esta semana he vuelto a sentir y todo mi esquema se me fue a la mierda.

Madi no deja de hablarme de su nuevo amiguito Travis, un pseudo influencer, picado a cantante, lleno de tatuajes y sí, lindo, probablemente yo también me hubiera girado a mirarlo, aunque no más que eso, es el típico bonito que se mete drogas hasta para respirar y se cree lo máximo, de todas formas lo odio solo por existir en la misma realidad que nosotras. Pensaba en miles de escenarios en donde desaparecía ese idiota de la vida de mi amiguita, mientras con todo el cansancio del mundo me intentaba levantar de la cama luego de mi siesta, tenían que ser las tres de la tarde aproximadamente, maldito derecho procesal, estuve casi toda la madrugada tratando de meterme en la cabeza la materia del examen que tendré en unos días, me estiré como un gato perezoso y vi el reloj, las cuatro de la tarde, mierda, tengo clase de teatro musical y más encima con ella, genial, a seguir escuchándola hablar sobre ese neandertal. Me levanté, tomé una ducha rápida y mientras me estaba vistiendo, claro, entra ella, siempre oportuna, como si fuera su casa, porque obvio, tiene la maldita llave y mi cabeza solo piensa que de verdad debo cambiar la cerradura o al menos aprender a poner pestillo en mi habitación.

: ¿por qué no me llamaste hoy para almorzar juntas? - dijo entrando a mi cuarto y recogiendo mi pijama para doblarlo, tiene esa manía de entrar como mucama a intentar desorganizar mi organizado desorden. La miré mientras intentaba subir torpemente mis jeans y le conté que no había ni almorzado, que me la pasé estudiando un examen que ella también debería haber estado estudiando conmigo pero sabe Dios que cosas mejores tenía que hacer. Se sentó en la cama, me miró con sus penetrantes ojos y habló suavemente "sabes, he estado pensado en que podríamos compartir piso, somos mejores amigas hace años, prácticamente vivo aquí y mi hermano termina el semestre y se va, además nunca está, me siento sola, no me gusta comer solita" y puso esos ojos de gato con botas que odio, porque me hacen sucumbir automáticamente a lo que me pida, a lo que quiera.

ALMA MÍA - Madelaine Petsch EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora