Desgarrador. Seco. Agónico.
Lentamente (tal vez no tan lento) mi vida se convirtió en el más asqueroso respirar desde que luna se fue.
Ya no estaban sus sonrisas dulces, no más mejillas regordetas por las mañanas, ya no se encontraba al lado mío al caminar, al voltear en el autobús solo había un asqueroso espacio vacío, la sola idea de una existencia sin ella me revolvía el estómago al grado de expulsar todo contenido de este.
Luna, mi luna. ¿Qué tanto había hecho mal? ¿Cómo podrías volver?
« Daría mi última gota de sangre por volverte a ver. »
Cuando el pensamiento se me pierde entre lagunas cafeteras, sentía mi cuerpo morir, no tenía vida propia, o eso pensaba hasta que los latidos de mi corazón me rompían los tímpanos, mis ojos ya no necesitaban parpadear, no tenía movimiento, cada parte viva de mí se concentraba en mirar un punto fijo hasta que su tierno rostro aparecía allí. Era glorioso. La sensación más fantástica que existía en ese momento. Éramos luna y yo nuevamente, como siempre debió seguir.
Pero entonces mi mano se acercaba intentando tocarla, tan solo rozar ligeramente sus labios, pero ella desaparecía. Como el humo que se desvanecía en el aire. Su imagen se alejaba.
No había más besos, manos torpes ni caricias, solo una jodida esquina vacía sin color ni brillo.
El dolor en el pecho me hacía gritar, gritaba con todo el dolor y la rabia que pude imaginar tenía, mis manos se aferraban a mis cabellos y jalaba con fuerza hasta azotarme el cráneo intentando que ella volviera. Perdía el control. Golpeaba mi maldita cabeza contra todo lo posible para que funcionara, para que dejara de cegarme con una imagen donde no estaba, era una desgarradora tortura. Una cruel y despiadada mentira de mi subconsciente para que entendiera y apreciara lo importante que eras para mí, y lo había entendido, había captado al cien por ciento lo mucho que influías en mi vida pero pareciera que el infierno me tuviese atada, no podía salir, y cada noche, cada día, cada hora, me veía arrastrada al mismo insoportable sufrimiento. El mismo asqueroso espejismo irreal. Porque ella... luna, realmente estaba ahí ¿no?
« Lentamente su dulce recuerdo me consumía como nuestros besos al aire. »
Porque luna, mi luna, dijo que jamás me abandonaría. Luna dijo que por las noches cepillaría su cabello antes de irnos a la cama, luna prometió un jardín verde donde podríamos ver las estrellas hasta querer dormir o fundirnos entre nosotras, luna siempre hablaba de como seríamos la pareja más cursi en las calles. Luna dijo que sin importar vida o muerte estaríamos juntas. Luna dijo que si tenía miedo solo debería tomar su mano y cerrar los ojos para saltar al vacío con ella.
Pero mi amor, no te encuentro.
No estas más en nuestro salón de clase, no estas bajo el árbol de la cafetería, no estás en el museo ni entre las calles y cuando toco a la puerta de tu casa tu madre solo me grita, comienza a llorar y me cierra la puerta en la cara ¿ella también está molesta conmigo?
Luna, mi luna. Si prometiste siempre estar juntas ¿Dónde estás?
Luna, si puedes escucharme, por favor vuelve... o llévame contigo.
« Y si alguno de ustedes la ve.
Dígale que no se preocupe.
Voy a encontrarla. »
−Celeste
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Entre cuentos y estrellas
General FictionDonde las inseguridades se vuelven versos. Los celos son ciencia ficción. Y el amor sin poesía es un grito a la agonía. « Pensamientos tontos y sin sentido de una niña de la luna para el chico de las estrellas. »