Mis piernas temblaban al andar, sin embargo aquel día me sentía más valiente que nunca.
No había podido dormir dándole vueltas a algo que simplemente me amargaba el paladar, por no decir las ilusiones. Cinco minutos para la hora dicha estaban de por medio, no quería echarme para atrás en esto, ya había echo eso durante los últimos 7 años de mi corta existencia, inclusive si en ese entonces solo tenía 10 años y la lengua entre los dientes para no soltarle mierda a una compañera de estudios que no paraba de decir lo horrenda que era mi persona.
Una salida, tan simple que se originó en un casual "me gustaría ver esta película" el día de hoy sería aquel en el que por fin mis ojos se plantearían frente a una enorme pantalla a disfrutar de una infantil película animada, pero mis pensamientos decidieron jugarmela de nuevo.
Aunque está vez no podía dejar de plantearme aquel cuestionamiento mental.
¿En qué momento todo se había vuelto tan rutinario?
Al tener problemas escolares, que secretamente iban más allá de calificaciones, por consecuencia mi carrera escolar se atascó, por ende nuestras visitas eran cada vez más irregulares ¿A quienes me refiero con "nuestras"? A la razón de mis suspiros, claro, y a mí.
Y no me malinterpreten, no quiero decir que mi única razón de pisar dicho instituto fuese solo por la compañía de mi pareja, no. Nadie, desde que pise aquel instituto pudo ver realmente mi amor por el aprendizaje, los números y los relatos de literatura, dudo que siquiera los ojos de mi estrella lo hubiesen notado pues, en mi estadía me dediqué a disfrutar las mieles de la liberación paternal, podía cotillear con amigos, conocer personas y pasar horas sin preocuparme por nada más que la aceptación social, y como la estúpida que soy me dejé caer en todo ese gran espejismo, me dejé seducir fácilmente por la falsa compañía que me hacía sentir menos sola y las aligeradas cuerdas que mis padres ataron en mí por años. No me daba cuenta que mientras yo me dejaba llevar por aquella corriente el mundo no se detenía, así como los exámenes seguían y el final llegaba.
Quizas sea hora de desahogarme un poco...
Cuando mi fracaso académico relució en tinta roja aquella primavera, no pude sentirme más mierda de lo que ha estaba, o eso pensé hasta que veía a chicos menores que yo por años compartir aula conmigo, inclusive en ese momento mi raciocinio estaba demasiado extasiado con la aceptación social por lo qué, al pasar los meses la historia se repitió.
La decepción de mi familia no podía ser más notoria, cada reunión llegaba al punto de "¿Cómo la chica de los diplomas terminó encerrada en casa sin saber que hacer de su vida" pero nada de eso dolía más que mi propia conciencia reprochando me lo imbécil que fui al caer tan bajo, hoy en día, ni los recuerdos de pláticas bajo un verde árbol ni primeras dulzonas experiencias calman el odio que me forjé y cada día crece más y más, tanto que parece no detenerse jamás.
En tanto mientras yo vivía en el otro lado del espejo, el mundo real hacía crecer a quienes realmente lo merecían, como mi pequeño niño de cabellos azabaches que ponía todo su esfuerzo en mejorar, desde anotaciones con caligrafía perfecta hasta desvelos por tareas impecables.
Lo adoro, y quizás aúnque debí haber avanzado por mí, debí tomarlo a él como motivación para no dejarme arrastrar por mis pensamientos erróneos de la felicidad efímera que ahora se ahogan en mi fracaso.
3 minutos para la hora acordada.
¿Cómo mi cabeza analiza tanto en solo dos minutos? Ahora deberían entender cómo mis noches de pensamientos son jodidamente tortuosas.
Sorprendentemente, el valor seguía ahí, mis pasos resonaban por el azulejo y esperaba siguiera así después de verle a los ojos.
Estaba cansada de retractarme años atrás en todo, ya había fracasado más de lo que imaginé así que esto debería ser una excepción como mínimo. O al menos eso esperaba.
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Entre cuentos y estrellas
General FictionDonde las inseguridades se vuelven versos. Los celos son ciencia ficción. Y el amor sin poesía es un grito a la agonía. « Pensamientos tontos y sin sentido de una niña de la luna para el chico de las estrellas. »