CAP 4 TE CUIDARÉ

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-Lo siento... yo... yo no quise. -Susurró la pelirroja con nerviosismo mientras se separaba del cuerpo de Steve, manteniendo la cabeza gacha para no cruzar su mirada con la de él.

Steve la observó embobado, viendo como Nat llevaba sus dedos hasta su rostro para limpiarse las lágrimas que aún se aferraban a sus mejillas húmedas. El capitán no pudo ignorar lo lastimados y enrojecidos que se veían los nudillos de la rusa, maldiciéndose por no haber podido estar para ella desde antes.

Rogers la miró con dulzura, quieta, sentada sobre la cama sin poder evitar que su cuerpo reaccionara, levantando su mano hasta su rostro para acariciarlo levemente con las yemas de sus dedos y apartarle algunos rizos que caían como cascadas sobre su mejilla, llevando aquellos mechones rebeldes de cabello tras de su oreja con mucha delicadeza, llamando así la atención de la pelirroja.

Aquel delicado toque sobre su piel la hizo estremecerse, erizándole los rubios vellos de sus brazos, provocando que finalmente levantara la mirada para conectarla con la azul del hombre frente a ella. Natasha no pudo evitar sonrojarse involuntariamente y odiarse por no poder controlar los impulsos que eran provocados por la presencia del soldado.

-Debes descansar, Nat. -Le dijo con una sonrisa cálida en su rostro para esta vez darle la espalda y deslizarse hasta la orilla de la cama. Rogers se dispuso a quitarse los zapatos y el cinturón que venía usando, tirándolos en algún lado de la habitación.

-¿Q... qué crees que estás haciendo? -Tartamudeo confundida y frunciendo el ceño.

-Me quedaré contigo hasta que duermas, cuidaré de ti a partir de ahora. -Soltó mirándola de reojo desde su lugar, para luego regresar y acostarse muy cerca de ella, llevando sus brazos tras de su cabeza para usarlos como almohadas.

Natasha lo miró atónita desde su lugar, quedándose sorprendida por aquel comportamiento tan atrevido e inusual de su compañero.

-¿A caso has perdido la cabeza? -Soltó con molestia.

-¿No piensas acostarte? -Le preguntó Steve levantando ambas cejas en su dirección e ignorando su comentario anterior.

La chica solo negó con la cabeza, mirándolo mal con aquellos ojos brillosos que intentaban ocultar lo que realmente estaba sintiendo en ese momento.

-No contigo aquí, sal de mi habitación, Rogers. -Le respondió con voz de cansancio, haciendo un leve movimiento, indicando que pretendía ponerse de pie, pero el rubio la detuvo enseguida, tomando suavemente su mano sobre las sabanas.

-Nat... por favor. -La miró con aquello ojos de cachorro herido que solía poner cuando algo le preocupaba, haciendo que la chica entornara los ojos y se zafara de su agarre.

-Necesito ir al baño ¿bien? -Dijo apartando la manta que cubría sus piernas para ponerse de pie y acomodarse la pijama que consistía en unos casuales shorts cortos y playera de tirantes de algodón para luego escapar de ahí dirigiéndose hasta el baño.

Natasha cruzó la puerta con rapidez, olvidando poner el seguro de ésta. Necesitaba tomar su dosis de somníferos diarios, se había vuelto un pequeño ritual entre ella y sus pesadillas para poder ir algo más tranquila a la cama. No tenía planeado pasar otra noche en vela, su cuerpo no lo resistiría y aquellas pastillas eran lo único que conseguían relajarla un poco, aunque no lo conseguían del todo.

Decidida y olvidándose por un instante de Rogers, abrió el pequeño gabinete de su tocador para buscar su maravilloso y mágico frasco hasta que una voz firme dentro de ella la hizo detenerse, sintiendo una opresión sobre su pecho, pensando que quizá aquello que estaba haciendo estaba mal, pero ignorándolo de todas formas.

ROGERS' LIST Vol 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora