Ella.

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Sus manos vuelven a tener ese temblor desquiciante y su mirada se llena de pánico. Por un momento pienso que va a comenzar a soltar golpes y maldiciones, pero entonces cierra los ojos con fuerza y susurra para si mismo: Ella está bien, ella ahora está bien.

-¿Seguro que quieres ir solo? Puedo esperar a que...

-Estoy bien Kleith.- me interrumpe fingiendo una sonrisa- ¿Entonces, pasas a visitarnos en Navidad?.- pregunta mientras mete la última maleta a su camioneta.

Hago un repaso rápido a mi agenda y sonrío al darme cuenta que tengo muchos días libres antes de Navidad, así que el plan sigue intacto.

-Ahí estaré.- prometo

Antes de pensarlo demasiado me acerco y le doy un abrazo fuerte. Al principio parece confundido, pero después me devuelve el abrazo y palmea mi espalda con fuerza.

-Más te vale que estés tranquilo y que cuides bien a esos mocosos o te voy a patear el trasero.- bromeo

-Imbécil.- ríe

Nos separamos y mi amigo camina lentamente entre las lápidas, dirigiendo su camino hasta el enorme árbol de cerezo.
Suspiro profundo y me quedo quieto en la entrada. Tal vez debería entrar con él o esperarlo a que salga. No, me mataría.

-Adiós Benjamín.- susurro con una sonrisa triste.

Doy media vuelta y me subo a mi auto. Comenzará a llover en cualquier momento, así que espero llegar a casa y poder darme un buen baño para después sentarme en mi sofá y ver televisión. Si, este tipo de planes han llegado a mi vida desde hace seis meses. Seis meses.
¡Mierda!.
Me estaciono solo dos cuadras después y cierro los ojos tratando de calmar ese horrible escozor que ha surgido en mi pecho.

-Maldita sea Kleith.- siseo furioso

Me doy un golpe en el pecho y siento como si mi cuerpo se estuviera desvaneciendo poco a poco. De hecho, es como si todo a mi alrededor se estuviera desvaneciendo. Todo esta cambiando y no creo soportarlo.
Benjamín se ha ído.
Daniela se ha ído.
Jack no está aquí.

-Estoy solo.- murmuro con la voz ahogada.

Siento como los oídos comienzan a zumbar y el corazón late frenético. Necesito salir, me estoy sofocando.
Salgo de mi auto dando tumbos y miro para todos lados, pero no hay ningún auto, la calle esta completamente sola. ¿Dónde estoy?, ah, el puente de Brooklyn está a solo unos metros. Camino distraídamente hacía el puente y miro el cielo gris con cierta aprensión. Por favor que ya llueva, necesito refrescarme.

-Todo bien. Estoy bien.- susurro tratando de calmarme.

Me quedo quieto en la orilla y respiro profundamente. Estoy bien, todo pasará. Ella pasará.
¿Qué habrá hecho? ¿Estará bien?.
Daniela...
De reojo veo como una chica pasa a mi lado y se queda a unos metros de mi. Trato de apartar la vista pero es inevitable, su mirada parece perdida y observa anhelante el cielo.
Doy un vistazo a mi alrededor y no veo a nadie cerca, sólo los autos circulando como si nada. La chica se acerca aún más a la orilla y cierra los ojos con dolor, cuando los vuelve a abrir parecen decisivos. Observo confundido como comienza a querer subir a la pequeña valla de seguridad. ¿Piensa lanzarse?.

-¡Oye!.- la llamo

Se queda quieta y se vuelve lentamente para encararme.
Me acerco corriendo a ella y la miro furioso. ¿Porque estoy furioso?.

-Yo... No es lo que...

-¿Me vas a decir que no pensabas lanzarte?.- le pregunto con íronia.

Sus ojos verdes se llenan de lágrimas y mira a su alrededor como si buscara una manera de huír. ¿Quien es esta chica y que demonios le pasa?.

-¿Como te llamas?- pregunto.

Vuelve a fijar la mirada en mi y trato de controlar un poco mi estrés, no debo tomarle importancía, pero tal vez por todo lo sucedido los últimos meses este tipo de cosas han comenzado a afectarme.
La chica parece pensarlo unos momentos y despúes habla.

-Mi nombre es Mabell.- susurra con voz suave

Mabell. Pronuncio su nombre en mi cabeza al mismo tiempo que las nubes sueltan el golpe de agua.

Al Amor Que Dejé Atrás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora