Durante todo éste tiempo, en algún lugar de mi mente deseaba que llegara éste día. Sin embargo, jamás fuí capaz de ímaginarlo. Me aterraba pensar en él y en lo que diría, creía que no soportaría un rechazo suyo. Pero ahora, parada frente al enorme edifício con el letrero "Carter's Industries", lugar en el que había dejado un gran pedazo de la poca dignidad que tenía, sabía que ya no me quedaba nada más que perder. Justo ahora era todo o nada. Tenía que hablar con él para poder sacar la basura que estaba en mi pecho desde hace tres años, y que sé perfectamente, se encuentra de igual manera en el suyo.
Podía sentír tanta ansiedad, que por un momento pensé en dar media vuelta y volver a la casa para esperar a Trevor y pedír discúlpas silencíosas. Pero ya era tarde, Kleith estaba salíendo por la puerta principal, acompañado de un guardespaldas.-Daniela.- me saludó educado. No parecía el mismo hombre que estaba apunto de caer sobre el pavimento a causa de un ataque de nervios.
-Kleith.- me pasé la mano por el cabello, tratando de parecer tranquila.
-¿Dónde te gustaría hablar?.- se desabrochó los botones de su saco y despúes miro su celular un momento.
No tenía idea. Creía que quizás podríamos ir a su casa, pero él no parecía estár en sintonía conmigo, y eso fue cómo un primer strike para mí y mis malditos sentimientos.
-¿Recuerdas el edifício abandonado?.- pregunté, no muy convencida.
Kleith me miro sorprendido y sus labios se curvearon en una sonrisa casi inexistente.
-No era un edifício abandonado, sólo estaba en construcción.- puso los ojos en blanco.
-No lo parecía. Entrabámos cada que queríamos.- me encojo de hombros.
Kleith mira en otra dirección y despúes vuelve a darle un vistazo a su celular. Yo simplemente me quedo parada frente a él, esperando. Parece tan incómodo y frío que me entran ganas de llorar. No fue buena idea, venír a búscarlo sólo fue un acto masoquista. Así que lo mejor que podía hacer era retírarme del juego. Segundo Strike.
-¿Podrías llevarme a un sitio?.- acómodo el cinturon de mi pantalón.
-Claro.- frunce el ceño.
-Olvidé que tenía una cita con Scott.- miento.
-¿Tu pareja?.- ladea la cabeza.
Niego.
-Es mi profesor de pintura.- le explico
-Creí que querías...
-Ya no.- lo interrumpo furiosa.- Fue mala idea y lo lamento, no debí volver.- la voz se me quiebra.
Me siento tan exhíbida y estúpida que me pongo aún más furiosa.
¡Deja de verme así!, chillo por dentro. Deja de verme cómo si fuera un maldito animal hérido por el cuál sientes lastima.-Te llevaré.- murmura serio.
Su guardespaldas pasa detrás de mi y me abre la puerta de un auto negro. Torpemente me meto y Kleith entra despúes de mí. Me quedo en silencio mientras el auto se pone en marcha y sólo hablo cuando me piden la ubicación.
Miro hacía la ventana y la cara me comienza a arder cuando unas lágrimas involuntarias bajan con lentitud. Me está dolíendo el pecho, justo a la altura del corazón. Siento cómo si todo esto fuera una mezcla desagradable, cómo si él y yo juntos ahora fuéramos desagradables. Pero era por la basura, estaba segura que era por la basura de adentro. Si, era eso.-El edifício es mío, y vivo ahí ahora.- habla de pronto.- Piso ocho.
Volteo a verlo y él desvía la mirada, cómo si estuviera recordando algo. Algo desagradable.
¿Kleith vive en el edifício abandonado?. Ése solía ser nuestro sitio. Pero ahora él sólo lo había vuelto suyo, y probablemente lo compartía con la preciosa chica rubía que conocí. Mabell. Ella ahora ocupaba su sitio. Eso dolió más que cuando entendí que él ahora tenía a alguien. Tercer y último Strike.-Me alegro.- me limité a decír.
No había nada de tráfico, así que enseguida ya estabámos en la puerta de cristal de la escuela de arte.
Kleith se removió en su asiento pero no me atreví a verlo de nuevo.-Gracias.- susurré antes de abrir la puerta del auto y salír.
-Cuídate.- escuché el vacío murmullo antes de cerrar la puerta con fuerza.
Observé el auto con recelo y solté un suspiro largo y deprimente antes de comenzar a llorar.
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-Daniela, tu celular sigue sonando.- Jade hizo el amago de tomarlo, pero la detuve.
-No es importante.- moví un poco mi cabeza para evitar un calambre y despúes volví a mi anterior posición.
-Si quieres contesta, ya es algo tarde y tu novio debe estár preocupado.- me animó Scott, dejándo el pincel a un lado.
Tan preocupado que volvió tan rápido de su viaje, para no dejárme sola.
Toda la tarde me encerré aquí con los chicos a dibujar, pintar y colorear para distraerme y poder sacar un poco de emoción. Así que no iba a permitír que Trevor me arruinara esto.-Tonterías.- sonreí.
Scott guiño un ojo y continúo plasmando mi figura una vez más. Decía que le gustaba mucho hacerlo, al parecer me considera una buena musa. Llevaba un vestido de satín y un exagerado collar de perlas falsas que estaba en utilería. Me gustaba lo que llevaba puesto. Era divertido.
Me concentré en no moverme ni hacer un solo gesto, así que ningún pensamiento o recuerdo llegó a mí para atacarme cruelmente.
Scott terminó el dibujo y aplaudió encantado. Se limpió las manos en su franela y se acercó para darme un abrazo fuerte.-¡Es que no eres real, cariño!.- chilló emocionado.
Sonreí, contagiada por su desbordante emoción.
-Oh, claro que es real.- la voz de Trevor me tomó por sorpresa e hizo que diera dos pasos hacía atrás.- Si sangra y todo.- sonrío con sorna antes de salír por la puerta.
Scott me tomó del brazo para evítar que cayera. Tragué saliva ruidosamente y sin pensarlo dos veces tomé mis cosas para irme a casa. Sabía que esa mirada de Trevor no significaba nada bueno y temía que hicíera algo.
-Te devolveré las cosas luego, lo prometo.- le hablé atropelladamente.
Salí del local y a sólo unos metros estaba Trevor recargado en su deportivo, con un cigarrillo en la boca. Me acerqué lentamente y con cuidado.
-¿Cómo supíste que estaba aquí?.- le pregúnto.
-GPS.- expulsa el humo de su boca y me mira.- Creí que habíamos quedado en que no vendrías a éste sitio.- miro con asco el local.
-No quedamos en nada. Tu ordenaste y yo decidí ignorarte.- escupo furiosa.
Trevor lanzó su cigarrillo hacía el suelo y me tomó con fuerza del brazo, acercandóse a mí.
-¿Así que ignorarme?.- miro a todas direcciones, checando que nadie se acercara. Era noche, así que las personas iban disminuyendo.
Trate de soltarme, pero sólo me gané una bofetada que me llevó hasta el suelo, frío y duro.
-Si quieres exhíbirte cómo una puta, lo harás bien.- me levantó de golpe, hacíendome tambalear.- Te amo demasiado, pero debes entender que las cosas deben cambiar.
Arrancó el collar y despúes me obligó a quitarme el vestido. Mi cuerpo daba pequeñas convúlsiones debído a las lágrimas. No entendía porque actúaba así, jamás lo hacía.
-Caminarás hasta la casa de ésta forma, y más te vale que sí llegues.- me dejó sólo en ropa interior y con los zapatos.
-¿Qué demonios crees que haces?.- chille desconsolada.- ¡No me hagas esto!.
-Camina. Ahora.- me ordenó
Estaba tan asustada, tan humillada que me sentía morír. Oh por dios, haz que pare. Nunca me había hecho algo así y estaba muerta del miedo y la desesperación. Necesitaba ayuda, quería ayuda. Ya no podría soportarlo más.
-Sabes que puedo destruírte Daniela, así que camina.- volvió a ordenarme.
Al ver que no obedecía, me lanzó un golpe que logré esquivar y salí corríendo despavorida hacía la calle principal, con los ojos llenos de lágrimas y la voz entrecortada.
Completamente humillada, completamente destruída y completamente segura de lo que iba a hacer.
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Al Amor Que Dejé Atrás.
Любовные романы-¿Dices que el amor de tu vida y tu alma gemela son dos personas completamente diferentes?.- pregunté haciendo una mueca. -Así es querido Kleith, así que dime... ¿Mabell es tú alma gemela o el amor de tú vida?. -El amor de mi vida.- contesté enseg...