Capitulo 35

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Mientras me encontraba sentado en una de las bancas que estaba en el parque de diversíones me dí cuenta de que me sentía muy felíz por haber tomado la decisión de salír de Nueva York por unos días. Despúes de meses encerrado en mi rutina y en mí mismo, tomé la inicíativa de visítar a Benjamín y ver las nuevas mejoras que le había incluído a su parque. No entendía demasiado de su negocío, pero las personas que entraban al sitio, salían ríendo y comentando lo increíble que era todo. Así que Benjamín y Jack estaban hacíendo algo bien.

-¡Oliver se vomitó!.- Henry apareció a mi lado e hizo una mueca de asco.- Debíste verlo, hizo el ridículo.

-¡Cierra la boca!.- Oliver le dió un empujón molesto y lanzó el pañuelo al bote de basura.- Kleith, no debes creerle a ese sabelotodo, lo que dice es basura.- se sentó a mi lado y miró a su hermano cómo sí fuera tonto.

Elevé mis cejas con diversión e intenté no reírme. Ben iba a ponerse furioso si los escúchaba hablar de esa manera.

-Qué sea más inteligente que tú no me hace un "Sabelotodo". Hasta un simio sabe más que tu.- Henry atacó sonríendo con búrla.

-¡Eres un idiota!.- gruñó Oliver saltando de la banca.

Jack apareció detrás de Oliver, sílbando divertido por las malas palabras de los niños y lo sujetó por el cuello para que no se acercara a Henry.

-Sí tu hermano te escúcha va a darte una páliza.- bromeó Jack despeínando su cabello.

-¡Que venga!. Yo le daré la páliza.- le dió un manotazo a Jack y los tres sílbamos con fuerza cuando Benjamín se acercó a nosotros, tomado de la mano con Summer y elevó su ceja mirándo a Oliver peleonero Hendrix.

-¿Ah, sí?.- Benjamín le dió una sonrisa íronica y Oliver pegó un brinquito asustado.

-Fue Henry, estás confundiendo la voz hermano.- lo abrazó por la cintura y Benjamín comenzó jugar con fuerza contra él.- ¡Ben, te mataré!.- el menor intentaba salír de su agarre, pero no podía.

Summer se sentó a nuestro lado y Henry le sonrió con cariño. Ellos dos eran inseparables, más que complíces. Summer solía ser muy justa con los dos, pero Henry era el enano qué menos se ganaba tu simpatía y eso, lo volvió el más interesante para Summer. Por eso Benjamín la adoraba.
Cuando Oliver se rindió, tomó de la mano a Henry y lo arrastró hacía la zona de agua.

-Mike, no los píerdas de vista.- le ordenó Benjamín a su guardespalda y él asintió enseguida, caminando detrás de los gemelos.

-¿Y Emily?.- le pregunté a Jack mientras Benjamín le hablaba a su audífono que llevaba en la oreja.

-Se quedó en la tienda de recuerdos, creo que cayó en los encantos de éste sitio.- soltó una carcajada.

-Todos lo hacen.- Summer le guiñó un ojo.

-Bien, Summer y yo vamos a comer algo en lo que ustedes pueden seguír subiéndose a los juegos o lo que gusten.- Benjamín extendió su mano hacía su novia y pude ver la pequeña "L" tatuada en su antebrazo.- Me llaman cuando ya estén listos.

-Yo iré a búscar a Emily.- Jack se despidió también.

Ví alejárse a cada uno y yo seguí sentado en la banca, disfrutando de la vista. El lugar era demasiado grande y habían muchas personas. Me sentía muy orgulloso de mís amigos por eso.
Bryce Fox comenzó a sonar por todo el sitio y eso me levantó el ánimo aún más. Dejé la banca y decidí dar otro paseo por el lugar antes de reunírme con el resto. Habían muchísimas seccíones a las cuáles ír y muchísimos juegos a los cuáles subír, eso era muy malo para cualquíer indeciso. Despúes de observar fijamente el mapa del parque, me decidí por la zona aqueológica.

-Señor Carter.- me saludó el guardia de la puerta cuando entré y le devolví el saludo sin detenerme.

Abrí los ojos sorprendido cuando observé unas pirámides de diferentes tamaños rodeaban el lugar y las escaleras que te llevaban unos metros al fondo de la tierra y otras que te llevaban de un extremo a otro. Justo en el medio, había un cristal inmenso que te dejába ver el fondo de la tierra, parecía entretenido, puesto que muchas personas estaban arrodilladas sobre el cristal, observándo todo muy maravillados.

-¡Kleith!.- Oí el grito detrás de mí y busqué a la dueña de la voz enseguida.

Leyla se acercó sonríendo y me dió un abrazo rápido antes de mírarme de arriba a bajo.

-¿Qué haces aquí?.- le pregunté confundido.- Benjamín no me dijo...

-Es qué voy a sorprenderlos.- me explicó.- He llegado hace una hora, pero me he quedado paralízada por todo esto, así que decidí dar un paseo antes de búscarlos. ¿Están aquí, no?.- me preguntó preocupada.

-Si.- la tranquilicé.- Todos estamos aquí, venímos a unas pequeñas vacacíones.- le cuento, mientras caminamos lentamente por el lugar.

Leyla asintió, comprendíendo todo. Ella era una mujer más comprensíva que antes, solía visítar a sus hermanos al menos dos veces al año y milagrosamente no discutían demasiado. Benjamín le tenía pacíencia y Leyla se la tenía a los gemelos. Todo había mejorado muchísimo más cuando ella decidió vivir aparte y su independencía le hizo mucho bien.

-Creo que debo írme.- se detuvo.- Fue un gusto verte, Kleith.- volvió a darme un abrazo corto.

-¿Con ropa?.- no pude evítar bromear.

Leyla se separó avergonzada y abrió la boca sorprendida.

-¡Kleith!.- chilló empújandome.- Han pasado más de seís años, no me hagas esto.- comenzó a ponerse roja.

-Tranquila. Un momento de debilidad, lo sé.- me encogí de hombros.

-Adiós, Kleith.- me sonrió antes de alejárse ríendo.

-¡Benjamín jamás lo sabrá!.- grité

-¡Eso espero!.- me lanzó un beso y siguió con su camino.

Solté una carcajada y acomodé mi gabardina antes de caminar hacía el cristal. Cuando logré ver lo que había dentro, entendí completamente la fascinación. Debajo del cristal, habían ánimales; Un león, un puma, un elefante, una jirafa, simios colgando de un árbol, y otros ánimales. Una extraña combinación, pero muy increíble. Me arrodillé para poder observar todo más de cerca y acaricié el cristal suavemente. Los ánimales se movían tan sigílozamente que por un momento creí que si eran reales, pero el brillo de los proyectores de los bordes me devolvían a mi realídad.

-Malditos dementes.- susurré asombrado.

Benjamín y Jack jamás habían gastado sus millones en algo tan maravilloso cómo en esto.
Mi corazón comenzó a latír con tanta fuerza que lo sentí fuera de mí cuerpo. Inclúso, tuve que sujetárme el pecho para darme cuenta de que no era así. Estaba muy felíz y orgulloso por mís amigos y todo lo que habían logrado, pero la sensación era diferente. Se sentía cómo me estuvíera advirtíendo de algo, pero no lograba entender de qué.
Me levanté lentamente sin dejar de mirar debajo de mí. Pero entonces, pude sentírla. Era algo muy extraño e inclúso incómodo, porque era cómo sí todo mi cuerpo no me pertenecíera. Porque ella estaba aquí. Había vuelto. Levanté la mirada y mis ojos conéctaron enseguida con los suyos. Ella ya había estado mirándome, y eso me puso nervioso.

¿Era real, o era otra proyección?. ¿Esa mujer que aún me ponía nerviso estaba delante de mi?. ¿Realmente me estaba mirándo mientras unas lágrimas caían por sus mejillas?. ¿Era esa mísma mujer que me había dejádo?.

No lo sabía, pero supliqué que así fuera.

Porque ya había estado solo.
Porque ya sentía esa necesidad de tenerla a mi lado.
Porque estaba listo para ella.

-Estoy listo.- murmuré y ella sonrió.

Al Amor Que Dejé Atrás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora