Al Amor Que Dejé Atrás.

Capitulo 5

-Es para la fundación de los padres de Benjamín, ya sabes... niños con hambre y todo eso.- Jack se encoge de hombros cómo discúlpandose por no explicarse bien.

Mabell sonríe sorprendida y me da una mirada de "Que hermoso" mientras se sienta a mi lado.

-Si es una fundación tan importante deberías ir Kleith.- me anima

Me acerco para darle un pequeño beso en la frente. Sé que para ella todo éste tipo de cosas es muy importante y especial, cómo lo es para mi. Pero los últimos años he estado algo descolocado con la familía Mattisse y no estoy seguro que para ellos sea grato volver a verme.
Conozco a Mabell, por lo que decido mentir un poco para que se quede tranquila.

-Lo pensaré.- murmuro mientras me levanto de la silla e ignoro la mirada de Jack.

-¡Excelente!.- aplaude felíz

Dejo la invitación sobre la encimera de la cocina y prendo la cafetera.
Mabell se acerca para comenzar a preparar el desayuno y a unos pocos segundos Jack nos sigue.

-Debo irme, o de lo contrario cuando vuelva a mi departamento Camilla ya habrá puesto fotos suyas por todos lados.- hace una mueca de desagrado.

-¿Sigues con esa chica?.- pregúnta Mabell sorprendida.

Jack profundiza su mueca y Mabell ríe  negando con la cabeza.

-Como sea, al menos prepara unos waffles deliciosos.- se encoge de hombros.- Pero sigo buscando una forma de decírle que se vaya, ¡Y no lo hace!.

-Pídele que sea tu esposa.- vuelvo a repetir lo mismo que hace unos días.

Mabell eleva su ceja con enfado y Jack sonríe búrlon. Se despide casi enseguida y se marcha sin más, dejándo un ambiente algo tenso. ¡Mierda!, sabía que debía guardar silencio. Pero simplemente no puedo, ese tema se ha vuelto algo frustrante para mi.
Mabell me ignora completamente mientras prepara unos huevos revueltos y tostadas. Yo sirvo el café y lo pongo sobre la mesa.
Vuelvo hacía ella y la ayudo a llevar la comida al comedor.

-¿Estás enfadada?.- le pregúnto despúes de un rato

Levanta la mirada del plato y niega casi enseguida.

-¿La incómodidad cuenta cómo enfado?.- pregúnta tratando de sonreír.

-¿Qué haya asistido a una sola clase de béisbol me hace béisbolista?.- le pregúnto devuelta.

-¿Qué?.- me mira confundida

-¿Qué?.- la imito

Se queda perpleja un momento y después suelta una carcajada casi involuntaria. Sus ojos vuelven a chispear con alegría y me sonríe con ternura.

-Eres muy extraño.- se tapa la cara con las manos.

Me levanto y busco rápidamente el iPad que está conectado a las bocinas, lo encuentro en la sala y la prendo para buscar la canción en la que estoy pensando y la pongo enseguida.
Mabell ríe más fuerte cuando comienzo a bailar hacía ella al ritmo de la música.

-¿Crazy?.- sonríe divertida

-Gnarls Barkley, mi amor.- la jalo del brazo y la pego a mi.- Estoy completamente enamorado de ti.

Mi preciosa chica se sonroja y comienza a bailar conmigo. Le doy vueltas por toda la sala y aplaudo enloquecido cuando se sube al sofá para seguir bailando. Y así seguimos el resto de la canción, bailando juntos, por separado, y ríendo como dos niños. Me encanta Mabell, es más de lo que jamás pedí. Con ella había entendido lo que era la calma despúes de la tormenta. Yo había pasado ese sufrimiento hace un tiempo, pero ahora era el momento de la calma. La calma que necesitaba, la que aquella lluvía me había prometido cuando la conocí.

-Te amo.- susurra a unos centimetros de mis labios.

Y esa era la señal que esperaba para estár seguro que el enfado había pasado, y lo terminé uniendo nuestros labios.

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-¿Le enviaste el contrato por correo a Phillip?.- miro de reojo a Constance y ésta asiente enseguida.- Bien, necesito que hagas una lista de las personas que están solicitando el puesto de administración y yo mismo haré las entrevistas.

-Pero recursos humanos...

-Saint pierde demasiado buen potencial, lo he notado, así que yo haré las entrevistas.- murmuro sin siquiera apartar la vista del computador.- Ya lo hablaré con él después.

-Su padre confirmó su asistencía a la junta de mañana señor, pero me pidió  le dijera que es importante hablar con usted.- anota unas cosas en su tablet y vuelve a hablar.- Tiene un viaje programado a Miami dentro de dos semanas señor.

¡Mierda!, había olvidado el maldito viaje. Lo pienso rápidamente y caigo en cuenta de que no tengo ningún impidimento para asistir. De hecho, podría pedírle a Mabell que me acompañe. Sería perfecto.

-Si, claro.- asiento

Despúes de revisar que las demás anotaciones de su agenda concuerden con la mía, decido salir a comer a un pequeño local que está a unas cuadras del edificio.
Inspiro profundamente para llenarme del aire frío y me abrazo a mi gabardina. Decido caminar, así que me doy mi tiempo para admirar las calles de la ciudad en las que he crecido desde siempre. Por alguna razón puedo sentir cierta meláncolia en mi pecho, tal vez sea porque ya nada es cómo antes; Jack y Benjamín son diferentes ahora. Todo lo es, ya no vamos a fiestas que duran tres días seguidos, no términamos comiendo hamburguesas en puestos basura y ya no vamos por la vida despreocupados.  Recuerdo que hace años me encargué de inculcarles a mis amigos que debíamos progresar; Y Benjamín supo hacerlo, tiene una empresa propia y Jack se ha asociado con él. Pero algunas veces, justo cómo hoy, siento que yo no lo he hecho.

Me quedo parado frente a un local de instrumentos músicales y observo fascinado un Saxofón. Hace años que dejé de prácticarlo, aprendí cuando tenía seis años y me encantaba.

-¿Saxofón, he?

Frunzo el ceño confundido y miro al chico que se para a mi lado. Observa el instrumento con interés y sus ojos grises brillan curiosos, cuando se gira para saludarme pasa su mano por su espeso cabello negro causando que sus rizos se despeinen aún más y acto seguido extiende su brazo derecho hacía mi.
Inevitablemente mi mirada cae en un moretón que lleva en su brazo, al igual que unas marcas de lo que supongo son de uñas.

-Oh, mujeres.- baja su brazo divertido.- A veces se ponen más salvajes que cualquier animal en celo.

Su comentario me toma descolocado y por alguna razón me molesta. En cualquier otro momento hubiera sido capaz de darle un puñetazo, pero justo ahora no es mi humor.
¿Animal en celo? Pffff.

-Debo irme, pero fue un gusto...- me despido tratando de ser amable

-Trevor.- sonríe búrlon.- Mi nombre es Trevor.

Asiento rápidamente y doy la media vuelta para continuar con mi caminata sin siquiera esforzarme por guardar el nombre del chico en mi cabeza.