Cada parte de mi cuerpo dolía y crujia con cada paso que daba. Era como si estuvíera hecho de metal viejo y oxídado. La sensación era tan desagradable que me ví oblígado a recostarme sobre el sofá de mi oficina. Sentía un dolor punzante justo en mi pecho, del lado izquierdo. Llevé mi mano a la zona y me quedo confundido al no ver nada de sangre, ni ningún otra hérida. Siento la hérida, pero no puedo verla.
Trato desesperadamente de levantarme, pero mi cuerpo ha dejado de funcíonar, ya no puedo sentír nada.
Necesito hablar con Constance y pedírle que contácte a la policía y a Mabell, necesito saber si está bien. Al igual que Daniela, no sé que está pasando con ella. Y Jack... ¡Maldita sea, necesito levantarme!.
Vuelvo a intentarlo, pero vuelvo a fallar. Es como estár dormido, pero estándo consciente. Era la peor sensación jamás tenida. Cerré los ojos tratando de despertar, suponíendo con todas mis ganas que se trataba de un mal sueño. Todo, inclúyendo la pésima visita de Trevor. Todo era sólo una mala broma de mi cabeza. Mabell siempre solía decírme que la mejor manera de discipar los malos sueños, o los malos pensamientos, es simplemente recordando los mejores. Y así lo hice, esforzándome en tener la imagen de Mabell presente. Su sonrisa cariñosa y sus ojos brillantes calman un poco la ansiedad. Y despúes llega aquella chica del pasado, con su sonrisa divertida y sus ocurrencias. No entiendo bien lo que dice, pero sé que es algo estúpido porque Benjamín y Jack se ríen a carcajadas. Siento paz, una profunda paz. Pero casi de inmediato, el dolor de mi hombro izquierdo se vuelve insoportable hasta el punto de soltar un grito mientras abro los ojos del golpe.-¡Kleith!.
La luz me deja ciego por un instante, pero con un par de parpadeos vuelve a la normalidad.
-Por favor, no te muevas.
Trate de mantener la calma y concentrar toda mi atención en la voz de Mabell, pero el dolor de cabeza, acompañado con el escozor de la hérida (de la que ya era consciente), no ayudaba. Sentía demasiado calor, debído a la fiebre, supuse. Mabell sostenía mi mano con fuerza y con su otra mano me acaríciaba la frente.
Era real. Ése hijo de puta me había disparado.-Todo va a estár bien, tranquilo.- me dió un beso en la frente y pude sentír sus lágrimas.- No intentes hablar.. calma... por favor.
Trato de quitarme el respirador, pero ella me detiene. Comienzo a desesperarme por el calor y el dolor, acompañado del desagradable olor a hospital y medicina. Intento hablar, pero mi voz sale como un graznido.
-No tienes que hablar.- me pide
Si tengo que hacerlo. Necesito saber que pasó con Trevor, si lo detuvieron o no. Y Daniela, necesito saber si ella está bien. No me quiero imaginar siquiera que él se la haya llevado, eso signíficaria que está en peligro.
Vuelvo a intentar quitárme todas las mierdas de encíma, pero Mabell trata de detenerme.-¡Ella está aquí!.- exclama casi gritando
Detengo cada movimiento y la miro atento. Está algo demacrada, parece haber llorado demasiado, pero no me sorprende.
Entiendo de quién habla, sólo que no sé por qué sabe de ella. Yo no le había contado nada en especíal, pero por su mirada, parecía saber más, mucho más.-Le diré que venga, si eso te hace estár más tranquilo.- su voz fue un susurro
¿Qué le sucede?, ¿Por qué actúa así?. Puedo notar que no hay búrla ni rencor en su mirada, sólo parece tranquila y eso me desconcierta más. Trato de negar, pero ella sonríe bajando la cabeza con cierta tristeza. Oh, por favor no hagas esto.
-Voy a llamarla, está bien.- suelta mi mano y se aleja.
-M-mab-ell.- hablo desesperado.
Me da una sonrisa y sale de la habitación.
No quiero que se vaya, quiero que esté a mi lado. Si, necesito ver a Daniela pero sólo para saber que se encuentra bien y poder hablar sobre lo que debemos hacer para hundír a Trevor en prisión. No por algo más. Todo lo quiero con Mabell, ¿Por qué hace esto?.
Con esfuerzo, logro mirar el sitio hérido y pongo los ojos en blanco al ver todas las vendas que me rodean, desde mi hombro izquierdo, hasta la mitad de mi abdomen. Trato de mover mi brazo, pero el dolor me lo ímpide.-¡Dios mio!. Estás bien, estás bien.- Daniela se deja caer a mi lado y me rodea la cabeza entre sus brazos mientras da gracias al aire.- Perdón Kleith, no quería que nada de esto te sucedíera. Te lo juro.
-No... i-importa.- hago un gesto de dolor ante su abrazo asfixíante.
Al darse cuenta de su arranque, me suelta y se endereza. Luce igual que Mabell y eso me incómoda un momento. Ella también ha estado llorando.
-Lo siento, es que estuvíste un día entero inconsciente y me sentía morír. En verdad lamento mucho todo lo que Trevor te hizo...
Se detiene cuando ve que mi rostro cambia. Me pone furioso pensar en Trevor, no puedo nisiquiera tolerarlo. Me disparó, y de no ser por unos centimetros, estoy seguro de que hubíera muerto. Todos lo sabemos.
-Cruzó la línea.- murmura fríamente.- No sé donde está, se fue antes de que la policía llegara.
Cierro los ojos con pánico y trago saliva. Por favor que esto términe pronto y de la mejor manera. La sola idea de que Trevor esté suelto me pone muy mal, no quiero imagínar lo desquiciado que ahora debe estár y cuáles serán sus próximas acciones.
-Puse la denúncia. Kleith... yo lo denuncié.- susurra apunto de llorar.- Escúchame, sé que por el momento lo mejor es que no hables ni hagas fuerza. Llamaré a un médico para que te revíse y despúes, tal vez ya te sientas mejor. Sólo quiero decírte que te agradezco demasiado lo que estás hacíendo por mí y por volver a mi vida.
Sujeta mi mano, que aún mantiene la temperatura de Mabell y se la lleva a los labios. Una lágrima resbala por su mejilla y no hace el minimo esfuerzo por limpíarla. Lo que hace me toma por sorpresa.
-Estaba tan asustada cuando estaba a solas con él. Por un momento creí que ya no iba a poder verte.- habla con la voz apagada.- Y despúes me volví loca cuando se fué sin decírme nada, pero supe que iba hacía a ti. No quiero que te pase nada... no a ti Kleith.
Puedo sentír el ardor en mi garganta al verla tan frágil. Sólo recuerdo verla así una sola vez, y despúes de aquel día, la perdí.
-Estás con ella y lo entiendo, enserio que intento mantener mi dístancia...- le da una mirada a la puerta y yo sólo puedo súplicar mentalmente a que se detenga.- Kleith, no es el momento, ¿pero cuándo va a serlo?. El momento es hoy, siempre lo he dicho así. Y quiero que sepas que cuando te ví en ésta horrible habitación de hospital supe que siempre vas a hacer el maldito amor de mi vida y no podría estár más felíz de que así sea.
No puedo parar de mírarla, pero por la tristeza que me caúsa. Yo no la quiero de esa manera, o al menos ya no. Y me pone mal verla delante de mi con sus sentimientos a flor de piel, siendo tan desgarradoramente sincera y tratando de entregarme su corazón. Es triste, porque yo ya no pienso recibírlo.
Con mi brazo libre la atraigo hacía mi y se recuesta en la cama. La envuelvo y ella me abraza sin tener cuidado, hacíendo que me queje un poco. Desde lo más profundo intento sacar la fuerza para hablar sin que la voz me falle y lo consígo.-Sabes que está atrás Daniela.- susurro con la voz cortada y ronca.- Esto ya quedó atrás, pero nosotros, por separado vamos a seguír adelante.
Escuchó los sollozos lastimeros que salen de su boca y no puedo sentírme peor.
-Te quiero y siempre te querré. Te voy a apoyar hasta el final de esto...- la voz comienza a fallarme.- Pero la elegí a ella desde el momento en que la ví y no voy a dejarla cuando todo pase. Sé que lo entiendes y enserio lo lamento, pero esto no es más que un amor al que ya dejé atrás.
Daniela términa de romperse cuando susurro las últimas palabras.
ESTÁS LEYENDO
Al Amor Que Dejé Atrás.
Romance-¿Dices que el amor de tu vida y tu alma gemela son dos personas completamente diferentes?.- pregunté haciendo una mueca. -Así es querido Kleith, así que dime... ¿Mabell es tú alma gemela o el amor de tú vida?. -El amor de mi vida.- contesté enseg...