Capitulo 29

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El rostro de Seth seguía presente en mi cabeza aún despúes de un par de horas, tiempo que había pasado abrazado a Daniela mientras ambos llorabámos en el asiento trasero del auto. Cuando Daniela me contó que había tenído al bebé supe que algo dentro de mí se sentía diferente, pero no había sido capaz de identificar que era. Por eso no fuí consciente de que quería verlo hasta que estaba frente a esa casa amarilla. Podía seguír sintíendo sus manitas sobre las mías cuando nos despedímos, y la sonrisa que nos regaló, igual de llamativa como la de Daniela mientras nosotros salíamos de su casa. Siendo sincero, llegó un momento dónde me sentí asfixíado, por Daniela y por Seth. Ambos lucían como uno mismo, Seth era muy parecído a ella, incluso tenían el mismo Tíc nervioso; Morderse el interior de la mejilla.
No habíamos vuelto a cruzar palabra con la pareja, pero sabía que las miradas fueron suficientes para entendernos y saber que Daniela y yo no volveríamos.
Daniela solo se despidió con un gesto cansado y me sonrió antes de dejárme en la puerta de mi edificio. Prometíendo que enviaría a alguien en la mañana con mi auto, que dejé en el hospital.
Entro lentamente a mi edificio y en cuanto el elevador se abre en mi piso, me permíto sentír el dolor infernal de la cabeza. Estoy tan agotado mentalmente que sólo puedo pensar en darme un buen baño y despúes dormír por horas. Pero el destino me tenía otros planes, o al menos así lo sentía mientras observaba a Mabell parada frente al ventanal, con un traje elegante que jamás la ví ponerse.

-¿Todo en...?.- me quedé paralizado cuando una mujer alta de piel pálida apareció de pronto, sújetando una maleta y se acercó a ella.- Te veré afuera.- le susurró con una voz melodiosa y despúes salió del departamento sin siquiera mirarme.

El dolor se desvaneció por completo al darme cuenta de lo que había hecho, una vez más.

-Mabell, discúlpame... yo n-no...

-Te esperé, por horas.- se dió la vuelta y me miró.- No fueron ni una, ni dos... ¡Fueron cuatro horas!.

Asiento con la cabeza y siento la pesadez de la culpa, cayéndo por mi cuerpo sin compasión. Lo había olvídado, y era un idiota por eso. La mujer que había salído, era Jhen, su tía.

-Tuve que salír a una emergencía y olvidé avísarte, en verdad perdón.- intento acercarme, pero ella da un paso atrás.- El padre de Daniela tuvo un infarto y casi muere, pero está bien.

-Lo sé. Me entere cuando llamé a cada uno de tus amigos para pregúntar por tí porque no sabía dónde estabas.- su voz tiembla.

Siento cada parte de mi cuerpo temblar al ver a Mabell de ésta manera. Podía presentír que nada terminaría bien despúes de esto y eso ya estaba afectándome. Cometí otro error, pero no quería que eso nos destrúyera. Estaba pidiéndo disculpas, estaba dispuesto a enmendar mi error, que fué haberla dejádo plantada con Jhen y no avísarle. Pero sólo eso, porque no me arrepentía en lo más minímo de haber ido a conocer a Seth. Pero no podía explícarle eso, porque no sentía esa confianza, no sentía que ella pudíera con eso. Seth era mío y de Daniela, nada más. No quería que su existencía le pertenecíera a otra persona.

-He sido más que condescendiente contigo, Kleith y en verdad que no me molestaba, pero ahora he llegado a lo máximo que puedo darte. Es todo.- se cubre la boca con una mano y un sollozo lastimero logra escaparse.

-Mabell, sé que no lo he hecho bien, pero sólo es cuestión de tiempo para que todo se componga y volveré a ser él de antes, lo prometo.- hablo atropelladamente mientras me acerco a ella.

-No vas a ser él de antes, porque ella ha vuelto, Kleith. Es como sí hubíeras estado durmíendo todo éste tiempo y sólo lograste despertar cuando volvíste a ella...

-¡Te elegí a tí!.- grito desesperado.

-¡Fue a ella!.- me señala.- Siempre me mencíonaste a mí, pero en realidad la estabas eligíendo a ella. Lo supe en cuanto comenzaste a hablar dormído, me dí cuenta que sólo estabas jugando conmigo.

Niego una vez más y me cubro la cara, en un intento por no ver lo que estaba pasando frente a mí. La mayor de mis pesadillas se estaba manífestando justo ahora y no creía poder soportarlo. No sabía que estaba hablando dormído, pero ahora ya era conscíente. Sacudí mis manos con un nervíosismo asfíxiante y volví a mírarla tratando de calmarme.

-Te lo dije un par de veces, pero supongo que no me estabas poníendo atención.- sus ojos lucían acusadores, pero casi enseguida se volvíeron tristes.- Pensaba írme sin decírte nada, pero no quería hacer lo mismo que ella.

Parpadeo sin poder entenderlo al principio, pero despúes siento como si mi alma cayéra de golpe sobre el suelo, estallándo en mil pedazos.

-No lo hagas.- mi voz es un suspiro estrángulado.- Por favor, Mabell...

-Ya no está en discusión.- sus ojos se llenan de lágrimas.- Pero está bien, te juro que entiendo que sea ella porque lo último contra lo que puedes pelear es contra tu pasado, y aún peor, contra un amor de éste... Y te juro que está bien.- se acerca y me sujeta de las manos.

-No, Mabell... yo te... te elegí a tí.- repito asustado.- Yo te necesito a tí...

-Me necesitas.- me imita.- Kleith, tal vez no lo aceptes, pero tu no me amas sólo me necesitas. Y yo, te juro por mi vida que te amo, pero no te necesito.- suelta las últimas palabras despacio, como si hablara con un niño pequeño y tratara de que entendíera lo que intentaba decír.

Jamás me dí cuenta en que momento comencé a llorar, pero cuando fuí consciente, ya no pude parar. ¿Era real?, ¿Mabell estaba dejándome?. Despúes de todo, despúes de años juntos y de promesas, ella estaba dejándome. Pero, ¿No había yo roto la mayor parte de ellas?.

-Quiero un hombre que sea consciente de que está conmigo y se sienta orgulloso por eso, quiero un hombre que recuerde cuando serán nuestras citas, quiero un hombre que recuerde nuestros aniversarios, quiero un hombre que no olvide que estamos planeando nuestra boda, quiero un hombre que me abrace al términar de hacer el amor y que cuando despertemos continúe hacíendolo, quiero a esa persona que con sólo mírarme me sienta más amada de lo que jamás me sentí.- solloza.- Me merezco eso, y aunque me duela, debo aceptar que tú no eres él.

Me lanzo sobre ella y la envuelvo en mis brazos con fuerza. El día había sido agotador, pero ahora estaba términando de destrozarme por completo. Porque la estaba perdíendo. Estaba perdíendo a mi tabla salvadora, estaba perdíendo a mi amor, estaba perdíendo a Mabell. Hace un tiempo pensaba en que perderla iba a matarme, porque creía que eso no pasaría, pero si estaba sucedíendo y ahora no me quedaba más que averíguarlo.

-Lo siento tanto.- susurro culpable.- En verdad lo siento.

-No debes discúlparte por amar.- me da un beso en la mejilla.

Me niego a soltarla pero sé que debo hacerlo.
No puedo sentír el cuerpo, sólo puedo percibír su aroma dulce. Es como si comenzara a quedarme dormído en sus brazos o al menos así se sentía. Sólo me aferraba a su aroma y a los recuerdos que había creado con ella, esos momentos en los que una persona no creería que llegarían a doler hasta lo más profundo del corazón. O al menos así era para mí.
No entendía que era lo que había hecho mal, tal vez lo haría más tarde, pero ahora sólo podía sentír el hormigueo en todo mi cuerpo. No sabía que era lo que haría despúes de ella, despúes de que su aroma términara de írse, como lo había hecho ella hace un par de... ¿Minutos?, ¿Horas?, ¿Días?. No estaba seguro. Lo único que sabía era que estaba solo, tirado sobre mi alfombra mientras me abrazaba a su aroma.










Al Amor Que Dejé Atrás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora