tres

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La noche estaba fría, era perfecta.

Luego de que los tipos bajaran todo del camión de mudanza, finalmente pudo quedarse a solas. Necesitaba relajarse y qué mejor manera que estirar un poco sus extremidades.

Ese aroma seguía en su mente, una combinación de frutas con rosas, no de esas rozas que huelen demasiado empelagosas, este era un olor único, delicioso.

Cuando la brisa golpeó su pelaje, estuvo listo para avisar a los demás. Un aullido, dos aullidos, tres aullidos.

ㅡ¡¡Nunu!!

Se había escuchado a lo lejos, interrumpiendo su llamado.
Era lejos, pero gracias a su condición de lobo Alfa Monarca, había podido escucharlo como si estuviera a unos metros suyos.

¿Quién a estas horas de la noche estaría en el bosque?

Decidió saber. Con calma, caminó hacia donde se sentía aquel aroma... Era el mismo, de eso había empezado a darse cuenta, sus sentidos se dispararon al percibirlo tan perfectamente aún a gran distancia, ¿qué podría significar?

ㅡ¡¡NUNU VEN AQUÍ!!

No se había dado cuenta que llegó mucho antes adónde el joven que gritaba, llamando a alguien, a algo.

Rugió.

¿A quién podría estar llamando? ¿Quién sería merecedor de su preocupación?

Un felino de diminuto tamaño saltó frente al chico, éste mostró alivio.
Quiso entonces acercarse al joven, pero movió un par de rocas con sus patas sin pretensión. Entonces el joven sin aún darse vuelta se le notaba que estaba temblando, se veía sus manos temblar, y aquella que cargaba el aparato, mas bien un celular con la linterna encendida subía y bajaba. Como debatiendose.

Caminó en círculo hacia la derecha del joven, y para cuando finalmente alumbró en donde antes se posicionaba, ya estaba justo a su derecha.

Ese gato apestoso estaba dejando su olor en el joven, en aquello que era suyo. Cólera ardió y un rugido salió.

El chico empezó a correr, no sabía que podría asustarlo de tal manera, sinceramente no quería que el chico se fuera. Así que empezó a correr tras él, no de manera apresurada, lo alcanzaría y podría hacerle daño si no pudiera frenar al instante.
Él corría rápido pero no lo suficiente, si hubiese sido alguien del Clan Lee... el chico ya estaría muerto, totalmente destrozado.
Y eso no es algo que quisiese.

Cuando se dió cuenta, el chico ya estaba tirado en el suelo. Quiso reír, pero en su forma no podría, o sí pero de una manera rara.

Vio la bola de pelos blanca correr como cobarde, y entonces...

ㅡY luego de que me preocupé por ti así me pagas...

Así que solamente buscaba al gato ese. Arriesgando su vida a casi mitad de la noche por un mísero animal que terminó dejándolo en el abandono.
Dejó de pensar en eso. Quería oler esta vez más de cerca que en el restauran-café.

Recuerda que ese olor lo había hecho dejar de hablar con los de la mudanza para entrar allí, era la única persona dentro además de los empleados.
Recuerda lo absurdo que fue al no tener de qué hablarle más que preguntarle donde quedaba tal lugar, con el conocimiento de que ya sabía.
Su hermosísimo perfil, todo era hermoso, pero esos ojos lo habían capturado por completo. Para fortuna propia llevaba esos lentes de sol.

Pero ahora que lo tiene literalmente a sus pies, aprovecharía un poco más.

Acerca su hocico e inhala ese perfecto aroma, unas ganas de marcarlo le llenan la mente, al punto de asomar sus dientes y rozar esa piel blanca contra ellos, pero no... no puede, ahora no, quizás en un futuro.
Lo siguiente que hace es voltear el cuerpo del chico, sin gran esfuerzo pero con el cuidado de no ser tan brusco. Este lo mira, no grita, sólo abre sus ojos con amplitud, está asustado, lo sabe por el movimiento de su pecho, pero no lo hace. Le gusta eso del joven.

Se echa encima suyo, sabe el grado de su peso por lo que no está totalmente sobre él.
Esos ojos, ese brillo, su color verdoso, su cabello color melocotón. ¿Es natural?

El pecho del joven dejó de moverse con aceleración, ya no tenía miedo, los dos se observaban.
Él lo examinaba, ambos lo hacían.

Su hocico regresó al cuello del chico, quería un poco más antes de irse, lamió su mejilla.

El chico milagrosamente no puso un gesto de asco tan siquiera, era tan extraño, hacia que tuviera mucha más curiosidad hacia él.

ㅡPrimero un gato traicionero y ahora un lobo subdesarrollado... ¿Qué sigue? ¿Me convierto en mariposa?

Aquel comentario le causó gracia pero, sintió un pequeño olor a gato en su suéter, eso lo molestó así que empezó a restregarse contra él. No importa qué, su olor no se iría de su cuerpo en semanas por más que se bañe, los humanos no lo notarán pero cualquier otra criatura sí.

Satisfecho con su olor en el joven, se levanta y se va.

Un poco lejos, voltea y el joven también está llendose.

Mañana, tal vez, le haga una amistosa visita. Se presentaría como nuevo vecino a pesar de están a buena distancia, pero lo haría.

•Señor Alfa• [ShowKi] Omegaverse (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora