"Déjame Ir"

Escocia

Bathgate es un pueblo escondido, cerca de Edimburgo y Glasgow. Las calles son hermosas, nostálgicas...tristes.

Observo a las personas subir al autobús, sonríen y conversan de manera alegre y confiada en que nunca nada malo les sucederá.

Sube una madre con sus hijos pequeños, y no puedo dejar de pensar en mamá. La extraño tanto. Ya han pasado dos meses. He caminado mucho, recorrido sin descanso un lugar tras otro, y nada me convence, o me convencía, hasta ahora que siento mi alma más tranquila.

Mi madre, si ella estuviera viva, a esta hora estaríamos comiendo en el comedor, riendo y conversando sobre lo que cada uno hizo en el día...- sin poder evitarlo, una gruesa lágrima cae por mi mejilla estrellándose contra mi pantalón.

Otra vez esa horrible sensación en el pecho, pero ya qué, no tengo nada por quien temer, excepto por mí, que a estas alturas ya poco importo.

Me seco las lágrimas con mi mano, y dirijo mi atención hacia el paisaje. Sublime. Hermosos bosques adornan viejas casas de cientos de años de antigüedad. Personas que poco a poco van llegando a sus hogares, luego del trabajo. Caminos de piedra que te llevan a todos lados y a ninguno...y a lo lejos, cerca del gran lago que circunda Barthgate, un castillo. Viejo y sombrío, oscuro. No sé, un aura de malignidad rodea ese lugar, siento escalofríos y esa ya conocida sensación vienen a mí como una advertencia, ¿pero de qué?

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-Ella está aquí, por fin ha llegado.

Ya nunca más estaré solo en este maldito infierno de oscuridad...mi luz, mi vida, mi todo nuevamente está aquí...conmigo.
No permitiré que se vaya de mi lado. No después de todo lo que hice para recuperarla.
He esperado demasiado por ella.

Emilia, mi Emilia.

Mía.

Un misterioso hombre observa al exterior por uno de los ventanales que dan al pequeño pueblo de Bathgate. Allí, desde esa oscura ubicación en el viejo castillo Dubhn, mientras el día muere, Gabriel Balmoral Di Negri ve pasar el pequeño autobús que trae de vuelta a la mujer que un día, hace muchos siglos atrás, juró ser suya por toda la eternidad...

La mujer que juró con su vida nunca abandonarlo, y que ahora volvía a él para cumplir su promesa.

"Quiéralo o no, ella tendrá que ser mía".

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"Los juramentos son para cumplirse, mo ghàdh".

¡Emilia, ven a mí!

¡¡NO!! ¡¡Aléjese de mí!!

Otra vez ese sueño tan extraño, y esa voz de hombre que se me hace tan familiar, y aún así, no creo haberlo escuchado antes, pero siento como si... lo conociera...pero es imposible, no conozco a nadie con esa voz y... Quién es la persona que me llama tan insistentemente desde una densa neblina...pero es un sueño, me repito, es un sueño y los sueños son solo eso...o una advertencia que el consciente no capta. No lo sé.

¿Qué me están tratando de decir los sueños? ¿Estaré en peligro? ¿Pero, de qué y por qué?

Y sin embargo, más preguntan se estrellan en mi cabeza...
¿será normal que los sueños se repitan? ¿será normal esa sensación que te oprime el pecho, como si te avisara que algo malo va a suceder...otra vez? Pero no es posible, no lo es.

Mi familia muerta me espera, y yo debo recordar que no estoy aquí porque esté de vacaciones, sino porque tengo una misión auto impuesta que cumplir.

Estaré en Barthgate 2 semanas, quiero recorrer y explorar el lugar, "habituarme" antes de cumplir mi propósito.

Estoy asustada, pero expectante...los extraño. Echo de menos a mi familia, y pese a todo, siento una sensación de júbilo de pensar que todo esté martirio va a pasar.

Hay veces en que me quedo dormida contemplando sus fotos, viendo sus videos, recordando nuestra vida juntos como familia.

Hace poco leí que una persona que se aísla siente como si muriera lentamente, debo estar muriendo lentamente, porque me siento horrible.

Pague por adelantado las dos semanas que estaré aquí, a la señora del pequeño hotel en que me encuentro. Sé poco inglés, pero hasta el momento me he hecho entender y no he tenido mayor problema. Los días han estado fríos, lluviosos, y solo algunos atardeceres, sale el sol como si se burlara de todos los que anhelan su calor...y sin embargo, cuando ese sol se esconde, es cuando muere el día y mi humor se pone más negro que de costumbre.

He perdido las ganas de comer, desde antes de ayer que solo bebo agua y nada más. Creo que está bien, no deseo aferrarme a la vida comiendo y "disfrutando". No quiero que nada me ate a esta vida miserable.

Una idea se cruza por mi mente: el camino a las Highlands.

Quizá podría adentrarme tanto como para conocer el castillo Dubh y ver qué esconde ese lugar.

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Nota: Las frases están escritas en gaélico escocés.

Nota 1: Amor mío.

Nota 2: Negro.