Dos semanas después...Este día es especialmente triste para mí, hace un año que mi familia murió en ese fatal accidente...y yo...yo sigo viva.
Me duele respirar, como si no lo mereciera. Prefiero los castigos de Gabriel, prefiero sentir dolor físico y no esto que me lacera la conciencia y el corazón...Dios..¡Cuánto los extraño! sus sonrisas, bromas, consejos, enojos...todo... y era feliz, feliz y no lo sabía.
...Lili, Tomy, mamá...
Escucho abrirse de golpe las puertas. Es Gabriel, viene vestido y perfumado para una fiesta, una muy elegante fiesta. Se ve distendido y...alegre. Me mira de arriba abajo, algo pretende, lo sé.
-Qué quieres, Gabriel- Digo de forma cortante, sin importarme si le agrada o no.
-Deberías tener más respeto cuando hablas conmigo, mal que mal, estás porque YO quiero que estés.- Me dice despreciativamente.
-Por favor, dime qué deseas y vete- Le vuelvo a repetir, ya cansada de sentirme como un juguete en su presencia.
El vampiro se acerca a la cama y deposita una gran caja de color negro en medio de ella.
-Esto es para tí. Si quieres abrir la caja frente a mí y agradecerme, pues hazlo, pero si decides guardarte los agradecimientos, no me enojo...por ahora...-
Se queda unos minutos más, pero al no obtener respuesta de mi parte, se retira, pero no sin antes advertirme:
- Paso por ti a las 8. Debes estar lista para entonces-
Cuando creo que se ha marchado, decido mirar hacia la puerta. Nuestras miradas se cruzan, y en un segundo está frente a mí abrazándome fuertemente y reclamando mi boca en un beso hambriento y desprovisto de mezquindad...lo sentí, por un momento, el mismo Gabriel que creí conocer, aquel que me cuidó y juró protegerme de todo, incluso de él...
-Gabrieeel...- susurro- él solo tapa mis labios con sus largos dedos pidiéndome silencio, en cambio, gruesas lágrimas caen por mis ojos...
-Emilia, no digas nada. No rompas este momento...y no llores más...por favor...
No supe cómo reaccionar, necesitaba tanto su contención en ese momento...y creo que él lo vio en mis ojos. Leyó mi necesidad. Y lo amé intensamente de nuevo, pero solo por escasos minutos.
Me abrazó fuertemente, mientras, como ya era habitual, la lluvia arreciaba contra los ventanales en aquel día extrañamente frío y melancólico.
Luego, sin darme una razón, me soltó bruscamente, lo que me hizo tambalear y casi caer, pero ahí estaba él nuevamente para sostenerme...Gabriel...Gabriel...
-¿no te has alimentado, verdad?- me dijo mirándome a los ojos. Yo desvié la mirada. No podía beber sangre, me sentía un monstruo y lo evitaba todo lo que podía.
-¿siempre vamos a discutir por lo mismo? deja que te alimente, Emilia. Deja que te cuide.
-No es necesario, puedo cuidarme sola. Eres tú el que no puede. Debes dejarme ir. Estoy cansada de todo.. ¡no quiero estar aquí!
Y nuevamente aquí estaba, no el hombre, sino la bestia.
Una cachetada cruzó mi mejilla sin darme tiempo a reaccionar. Grité del susto, pero me traté de mantener lo más quieta posible.
-¡¡Ves que haces las cosas difíciles, maldita sea!! ¡por más que trato de arreglar la situación, eres tú la que no coopera!-
Trato de reincorporarme de la cama, pero él mismo me lo impide, sujetándome las muñecas fuertemente arriba de mi cabeza, inmovilizándome completamente.
Siento miedo cuando me ve así, sin siquiera pestañear. Es como si quisiera leer mi alma y saber qué estoy pensando.
Cuando creo que me va a besar a la fuerza, cierro los ojos fuertemente, pero recibo a cambio, una breve y suave caricia en la mejilla.
Respira profundo, suspira cansado y añade:
- Vendrán a alimentarte, obedece y bebe.-
Por fin baja de encima de mí, se dirije a las puertas, y antes de abrirlas, mi observa como apenado.
- Límpiate la nariz. Tienes sangre-
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"Déjame Ir"
Random"Vine a Escocia a morir". Estoy cansada, solo quiero dormir, dormir para siempre. Hace un tiempo deseé con todas mis fuerzas estar sola. Hoy, no solo estoy sola, sino que me siento sola, y no lo puedo soportar". Gabriel, un oscuro y extraño hombre...