La lluvia está fría.
No hace mucho, los días nublados y tristes me ponían extrañamente alegre, pero por razones diferentes me dejan anhelante, ansiosa...melancólica.
Los sueños vuelven, eso sueños que no me dejan tranquila. Gabriel dice que no debo preocuparme, que está todo bien.
No le creo, siento que es mentira, que me oculta algo...algo que debo saber, pero no sé cómo hacer para que me diga qué está pasando.
Lluvia, la lluvia está fría, helada, nostálgica y extrañamente, me duele.
¿quizá he olvidado algo o a alguien...? quizá ...
-¡Emilia! ¡por fin te encuentro! ¿dónde estabas?- Gabriel apareció por la puerta principal- Necesito presentarte a alguien, es la persona que te cuidará mientras yo no esté. Esta vez te cuidaré. Nada malo te pasará. Ven, vamos a la biblioteca, quiero que lo conozcas.
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La vida da muchas vueltas, nadie puede decir lo contrario.
Heme aquí, con las manos y el pecho manchados de sangre.
Esa persona, la persona que debía cuidarme hace una semana atrás, casi me mata mientras dormía.Elian, así se llamaba.
Estoy más que confundida. Cuando Gabriel se entere...¿Y si piensa que yo soy la culpable? ¿Que lo maté porque la parte malvada mía así lo decidió? Pero..no tuve nada que ver...ese tipo me atacó de la nada... gritó y golpeó. Recitó algo en otro idioma, llevándome a rastras a una habitación llena de velas encendidas.Me aterré. Le supliqué que me dijera quién lo enviaba, por qué lo hacía, pero el simplemente iba directo a acabar con mi vida y yo solo pensaba en una sola persona: 'Gabriel'. Y de pronto, una tristeza que me brotó desde las entrañas hizo que le rogara por mi vida porque no quería dejarlo solo...'no otra vez', pensé extrañada...como si...como si hubiera vivido otra vida en la que le fallaba.
Comienzo a llorar, a temblar. Entonces, caigo de rodillas y me abrazo fuerte, tapándome la boca para que él no me oiga.Entonces, sin proponérmelo, caigo en un profundo sueño en el que alguien se detiene frente a mí y me carga hasta una gran cama y se queda junto a mí.
Siento vívido sus fríos labios sobre los míos...y suaves gotitas caen sobre mi cara. Quiero tocar su rostro y decirle que no llore, que estoy bien...que no se preocupe más por mí...que mi tiempo se acerca...que me deje ir.
Pero despierto. Abro los ojos lentamente y me le quedo observando.
-Eres tan hermoso- le digo.
-Creo que ya hemos tenido esta conversación- dice sonriente.
-Gabriel, yo...-
-Perdóname, Emilia- Me dice cortante.
-¡perdonarte! ¡eres tú la que debe perdonarme! ¡fui yo el que te envió a ese maldito que casi te mata!
-pensé...pensé que me culparías...
-¡Jamás creí que ese maldito se atreviera a tanto!
-¿por qué me proteges tanto, Gabriel? Siento que no lo merezco, que no te merezco.
-¿puedo amarte, Emilia? ¿puedo demostrarte ahora cuánto te deseo y anhelo?
-Gabriel, yo...
-Necesito demostrarte cuánto te deseo ahora. Déjame mostrarte lo que provocas en mí.
No tuve el valor de decirle que no.
Me entregué a él completamente. Fue testigo mudo aquella habitación de nuestra completa entrega.
Al terminar, nos quedamos abrazados escuchando la lluvia chocar contra los ventanales. Era un espectáculo particularmente triste, por lo menos para mí, pues sabía que esta era nuestra despedida.
Adiós, Gabriel.
Debo encontrar la verdad, esa verdad que no me deja descansar. Esa misión inconclusa por la que estoy aquí...siento dejarte, pero esto que siento es mucho más fuerte que cualquier vínculo que podamos tener tú y yo...
Gabriel, Gabriel, no sabes cuánto amo tu nombre ni lo que despiertas en mí.
Cómo decirte tantas cosas...tomo un papel y una pluma mientras él yace profundamente dormida en nuestra cama.
Me dirijo a la biblioteca y comienzo a escribir:
Gabriel:
Si ya estás leyendo esta carta, quiere decir que no estoy en el castillo, que me he ido. Sí, Gabriel, te he dejado. No sufras, no me busques. No quieras explicaciones, porque no las hay. La vida es así, absurda.
Te doy las gracias por haberme rescatado de mí misma. Por hacerme sentir tantas cosas que nunca creí posibles.
No te culpes, no es tu culpa. Tampoco mía. Es algo más fuerte que tú y yo juntos lo que me obliga a marchar.
Quédate con los mejores recuerdos de nuestra pequeña vida juntos.
Hoy comprendo lo que hiciste por mí aquella vez que me rescataste, y te lo agradezco. No era mi momento.
No te juzgaré por ser quien eres. Admito que me asustaste, y no supe cómo reaccionar...me mentiste de muchas maneras, y es porque eres un alma solitaria que necesita de otra alma solitaria.
Te quiero, Gabriel.
Te quiero mucho.
Adiós.
Mientras terminaba de escribir la carta, lágrimas corrían por mis mejillas, manchando las hojas, pero ya era tarde. La decisión estaba tomada: Dejaría el castillo esa misma noche.
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"Déjame Ir"
Random"Vine a Escocia a morir". Estoy cansada, solo quiero dormir, dormir para siempre. Hace un tiempo deseé con todas mis fuerzas estar sola. Hoy, no solo estoy sola, sino que me siento sola, y no lo puedo soportar". Gabriel, un oscuro y extraño hombre...