"Espérame"

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'Fue un día muy bonito, aunque la tarde estuvo llena de sorpresas'- Dijo Emilia en tono de broma.

Gabriel se giró a mirarla en el instante mismo en que ella perdía el conocimiento.

La alzó en brazos y la llevó dentro del castillo.

Estaba muy pálida y demacrada.

Su deterioro era evidente.

Mientras trataba de engañar a Matilde haciéndole creer que mataría a Emilia y se quedaría con ella, Gabriel se dio cuenta que la salud de Su pequeño ángel había empeorado. Amargo fue su pensamiento al darse cuenta que a Emilia, su Emilia, se le estaba escapando la vida sin que él pudiera hacer algo para impedirlo.

-'Gabriel, ¿Dónde estás? ¿Por qué están apagadas las luces? Tengo miedo'-
Emilia por fin había despertado luego de 2 horas de inconsciencia, en plena tormenta y en mitad de la noche.

-'Emilia, despertaste al fin. Me tenías muy preocupado. Este día ha ido muy mal y lo peor es que pareciera que no se quiere ir. Perdóname por todo lo que tuviste que pasar allí afuera. Fui muy duro contigo.

-No importa, Gabriel, estamos juntos y es todo lo que necesitamos para estar bien. Ya pasó...ella no nos volverá a hacer daño ni a nosotros ni a nadie más.

Emilia trató de reincorporarse de la cama, pero Gabriel la detuvo. Aún así, ella insistió.

-Déjame, por favor, necesito ver la noche...ya no me queda tiempo, y lo sabes ¿verdad?

Entonces Gabriel se levantó y la cargó en sus brazos, llevándola hacia los grandes ventanales donde podía escucharse la lluvia y observar la furiosa tormenta que se apreciaba triste y furiosa a la vez.

-Siento vida cuando veo la naturaleza expresarse...- Y tomó una gran bocanada de aire, como queriendo retener el instante. Luego suspiró. Sus ojos estaban tristes, melancólicos.

Gabriel no contestó, no podía, la garganta le apretaba cada vez que trataba de hablar. Finalmente, Emilia tenía razón, la vida se le estaba escapando, y él, el señor de las sombras, el amo de la noche, el poderoso y siempre orgulloso Gabriel, nada podía hacer. Eso le generaba impotencia y dolor. Mucho dolor.

-¿sabes? Me hubiera encantado conocerte de otra forma. No sé, en otra vida donde la felicidad al fin nos sonriera. Caminar por la luz del sol, tranquilos y tomados de la mano. Diseñar un lindo futuro juntos y...tener una familia... pero es solo un sueño...un...sueño...por...

-¡¿Emilia, estás bien?!- Gabriel la sujetó fuertemente entre sus brazos para que esta no cayera al suelo casi inconsciente.

-Con...tigo, siem..pre voy a estar bien...te amo, vampiro.- y sonrió, y a Gabriel le pareció tan bonita, tan pura, tan sincera y frágil, que no pudo evitar llorar e imprecar maldiciones al mundo por hacer pagar a su ángel por sus propios pecados "¡yo debería ser quien muera, no ella. Yo soy el maldito pecador. Llévame a mí!" Pero no dijo nada. Calló y se enjugó sus lágrimas a la luz de la oscuridad, y sin que Emilia pudiera advertirlo. Luego la besó en los labios, labios que el amaba y añoraba cada día y cada noche.

-Es una tormenta violenta. Hacía tiempo que no se presentaba una así.- Dijo Gabriel tratando de sacar de oscuros pensamientos a su amada Emilia.

Entonces, la muchacha contestó mirándolo a los ojos, y agarrando firmemente como en una súplica los costados de su blanca camisa.

- Quiero que me ames, y amarte por...última vez, Gabriel...por favor...hazme tuya, te lo pido...quiero llevarme tu aroma conmigo.

Él no respondió, no pudo hacerlo, simplemente cargó a Emilia hacia la inmensa cama y se fundieron en un abrazo que por momentos pareció eterno, era la despedida, lo sabían.
Se fundieron en el amor.

"Déjame Ir"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora