Capitulo 3

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Capitulo 3: La boda

Después de su trabajo en la clínica ayudaba en el hogar con los niños. Había pensado mucho en las palabras de la Hermana Maria y en algo tenía razón, era tiempo de pensar en sí misma, pero se sentía bien estar allí ayudándolas. Candy no podía abandonarlas y a los niños menos así que se haría de oídos sordos.

-¡Candy!, Candy.... ¿Nos leerás un libro hoy también? preguntó Azucena, una niña de 6 años que había llegado seis meses atrás al hogar. No habían conseguido una familia que la adoptará , muchas veces las cosas eran muy difíciles. La Rubia recordó sus años y lo difícil también que fue para ella una adopción.

-Azucena, Ronie, ¿Qué hacen en la cocina? ¿Por qué no están jugando con los demás?

-Candy, recuerda que nos prometiste contarnos un cuento sobre príncipes- respondió la niña- Tú siempre estás haciendo muchas cosas y te puedes olvidar.

Ella sonrió ante la despreocupación de los niños. No cabe duda que la niñez es la etapa más hermosa. De igual manera ella lo vivió y se deslumbraba por todo incluso recordó a su príncipe de la colina , pero esta etapa pasó y sus sueños de niña también pasaron. Su príncipe de la colina quedó como un bonito recuerdo, una hermosa ilusión que nunca olvidará.

-¡No les voy a fallar!... ¡Se los prometo chicos!

Mientras tanto en New York a muchísimos kilómetros de donde se encontraba ella, Terry no podía dejar de pensarla. Mientras que otra se encontraba feliz realizando los últimos detalles. -¡Al fin seré la Esposa de Terry!- una sonrisa y unos ojos brillantes llenos de amor demostraban que la muchacha había conseguido su felicidad- Terry estará conmigo para siempre y nunca, nunca me dejará mamá. Nadie nos podrá separar, el no podrá ir nunca tras ella.

-Si mi Susi, no puede hacerlo.... Se lo dije una vez que debía estar contigo toda la vida. No importa lo que él sienta... te debe la vida y es lo menos que puede hacer por ti

-Si Madre....Terry está muy agradecido conmigo, me cuida y está al pendiente de lo que me sucede, de eso no me puedo quejar, pero....yo sé que lo hace por cumplir con un deber, por obligación y no...no por amor.

-.....Olvida eso hija....estas lográndolo. Más adelante, las cosas van a cambiar.... muchos matrimonios que conozco se dan sin amor y luego con la convivencia las cosas toman un giro distinto.

-¡Eso espero!.. Pero por favor te pediré que no seas dura con él.

-Bueno, dejemos esta conversación y vamos a ver tu vestido que ya está listo.

Terry se encontraba en el jardín de la casa, al menos en ese jardín podía tener un poco de privacidad. Al final de éste estaba una pequeña banqueta donde se apoyó y recordó, recordó por más que quisiera olvidarlo aquella noche que conoció a Candy. Ella había sido la luz que alumbró ese momento en el que se encontraba perdido. Los años habían pasado y ahora se encontraba a la orilla de un acantilado sin escapatoria alguna. Era tirarse a este o ver a alguien más tirarse en su profundidad. No había vuelta atrás y sonrió paradójicamente pensando que lo hacía por ella misma... ¡Que estupidez!- dijo. Sabía que tarde o temprano Candy se enteraría de su decisión, pero algo en su interior le decía que de ser así, no tendría ni una sola posibilidad para buscarla,- pero ¿para qué? -era obvio que lo rechazaría y con justa razón, si no fue posible antes, menos ahora volvería a sus brazos-¡No sería apropiado!.... no tendría ningún derecho de buscarla ni de hacerla padecer situaciones incomodas- pensó- ¿Será eso lo que verdaderamente quisiste Candy?, ¿Realmente ese era tu deseo?...voy a casarme con una mujer que no amo y no sé... no sé si pueda con todo esto cuando tu todavía sigues dentro de mí. Por más que pospusiera el matrimonio, cada día se sentía ahogado, cansado y sin otra alternativa y todo porque Susanna no atentara contra su vida. Muchas veces se lo había reiterado rayando en la locura. Terry fue testigo palpable de ese suceso en la azotea del hospital y esa imagen le atormentaba siempre su conciencia y su corazón. Sin embargo eso no anulaba el querer volver a ver a Candy y explicarle lo que haría, pero no, no era bueno inmiscuirla en un asunto que ella había dado por terminado. Solo le quedaba cumplir, continuar y olvidar todo su pasado, olvidar a Candy.

Vuelve  a mis brazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora