Entre recuerdos del pasado
Eran las 3 de la madrugada y había despertado con una sensación de paz en su cuerpo, en su alma. De nuevo, se sentía vivo entre sus brazos, porque pese a estar juntos, necesitaba amarla otra vez, sentir el deseo de ella en su cuerpo, que le dijera mientras le arrancaba sus gemidos en susurros de placer que también lo amaba y que nunca dejaría de hacerlo. Había sido totalmente suya y todavía sentía esas emociones eléctricas al recordar lo sucedido horas atrás. Reviviendo las imágenes una y otra vez. Nunca se cansaría de demostrarle que solo ella lo llenaba por completo y que no podría jamás amar a nadie de esa manera. Era algo que tenía que admitir. Giró su cuerpo hacia donde permanecía dormida profundamente. Sus cabellos esparcidos en la almohada, eran como hilos de oro enmarañados que sus largos dedos acariciaban, el olor a flores llegaba hasta sus sentidos. Se levantó sigilosamente, luego de colocarse su bata de dormir salió de la recámara a la habitación de la niña para revisar que todo estuviera bien. Una sonrisa apareció en su rostro al ver a su hija que dormía tranquilamente. Cerró la puerta y giró sobre sus pasos. En su recámara, Candy aún seguía dormida y el cuerpo desnudo de ella bajo esas sabanas, le incitaban nuevamente a saciar su deseo. Se recostó quedando frente a ella, su rostro muy de cerca podía observarla. El vaivén en su respiración. Sus atrevidos ojos la recorrían, su boca, esa boca que lo había besado con tanta pasión, sus labios suaves y rojos, todo le encantaba. Llegó a su cuello y la visión deliciosa de sus senos semidescubiertos le provocaba probarlos nuevamente. No quería despertarla, pero arrancarle las sabanas es lo que deseaba realmente. Su excitación estaba subiendo y los deseos de volver a tenerla se acrecentaba cada segundo. Empezó a acariciar con suavidad su cintura y bajó a sus caderas donde no pudo evitar la acción de apretar sus glúteos. Eso obtuvo lo que esperaba y poco a poco esos verdes ojos le miraban con pesadez.
-¡Terry!... – dijo con voz y mirada somnolienta- ¿Qué haces?
-Mi amor...no ha sido mi intención despertarte- mintió descaradamente sin dejar de acariciarla.
-.... ¿Qué hora es Terry...tienes mucho tiempo despierto?
-Lo suficiente para ver cada movimiento mientras duermes mi amor- Las mejillas de Candy se sonrojaron adorablemente- Son las tres de la madrugada y no, no te levantes ya he ido a ver que Victoria este bien... así que no te preocupes- dijo al ver que ella se disponía a tomar su bata.
-Entonces, tú también duerme...- se recostó de nuevo en las almohadas.
-¡No!
-¿No?- hizo que levantara inmediatamente la cabeza.
-No....no puedo dormir...
-¿Te preocupa algo?, por favor dime qué es...
-Sí... No, es decir....yo....
- ¡Terry decídete!- fruncía el ceño molesta- Me has dicho que algo te preocupa y luego dices que no......no te entiendo.
-Es que no lograré conciliar el sueño si no hago esto- sin mediarlo, cubrió el cuerpo de ella, seguía acariciando su cintura y de un giro inesperado llevó a su esposa a posicionarse sobre de él, y entonces era el turno de su derriere que apretaba incesantemente mientras la llenaba de besos con tanta pasión que parece que quería deshacerla con sus manos que la moldeaban y le estrujaban cada centímetro de su piel.
-Mi amor...-susurró entre jadeos
-Terry...Terry...-más besos y caricias.
-Me haces sentir tantas cosas que no puedo explicarlo con palabras...-tenía el alma expuesta, pero no podía dejar de decirle lo enamorado que estaba de ella- ¡Te quiero, te amo tanto Candy! Por favor mi amor, nunca, nunca dejes de quererme, soy tuyo mi amor...solo tuyo para siempre.
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Vuelve a mis brazos
RomanceLa noche en que Candy y Terry se despidieron se habían entregado a su amor. ¿Qué pasara después en la vida de cada uno de ellos? Historia con fines de entretenimiento.