capítulo 17

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Lágrimas

Llevaba siempre consigo aquella correspondencia que años atrás sostuvo con él, las guardaba con fervor y con dolor, pero no las leía. Pensaba en Annie y en lo feliz que estaba cuando se casó con Archie, logrando así sus sueños de tener al hombre que amaba y la posibilidad de formar una familia a su lado. Ella no podía pensar en hacer lo mismo, si bien pudiera en una opción, por su hijo, en su reputación . No era bien vista una mujer soltera y con un hijo, pero eso a ella poco le importaba. Sencillamente no podía amar a nadie como seguía amando a Terry. Cualquier mujer en su posición no lo piensa dos veces, pero a la larga eso le traería infelicidad. Había decidido estar sola y vivir tan solo para su hijo. Su felicidad no dependía de tener un hombre a su lado que la salvara del dedo señalador de la sociedad.

Querido Albert

Sé que te preguntarás tantas cosas sobre mi comportamiento, pero debo decirte que estoy bien, muy bien. ¡Por favor no te preocupes!, pienso en el día de volver a verte. Dile a los chicos que los quiero mucho y que me perdonen por no estar con ellos.

Te quiero mucho, con todo mi corazón,

Candy

-¿Candy estas lista? Llegaras tarde.

-Discúlpame, pero es que siento cansarme, no tengo la agilidad de antes.

-Es verdad, ha dejado de ser una pequeña barriguita- arrancó en su auto -Sabes, la maternidad te asienta estupendamente... ¡Te ves hermosa!

-Gracias... ¡Espero con tanta ilusión a mi bebé!, lo amo tanto que no podría vivir sin él.

-¿Tú nunca supiste de tus orígenes Candy, de tus padres verdaderos?, ¿nunca nadie te buscó?

Hizo un gesto de negación, pero no estaba triste- ¡No entiendo cómo pudieron abandonar a una niña tan linda como tú!- ella le sonrió

-Pues si me hubieses conocido, seguramente no dirías eso. Les di muchos dolores de cabeza a mis benefactoras y creo que seré siempre una fuente inagotable de problemas.

- ¡No digas eso!, porque estoy seguro que te amaron y te aman mucho. Lo que ha pasado en tu vida no es algo de lo cual puedan juzgarte u odiarte, al contrario tienes una fortaleza que no he visto en muchas mujeres.

-Siempre tienes las palabras que me hacen sentir bien. Siento como si Albert está a mi lado. -¡Qué bien!, me agrada saber que me consideras como tal....sabes ya tengo en vista el departamento que vas a alquilar después del parto, pero cuando tengas a tu hijo necesitarás cuidados y tendrás que estar un tiempo más en casa. Debo decirte que tendrá dos meses pagados por adelantado.

-¡No es necesario Debbie!

-No quiero pretextos, ese es el regalo para tu hijo, dos meses en que no te preocuparas por el dinero y no quiero discutir sobre eso.

-...No debiste, recuerda que he ido ahorrando para eso. Suficiente has hecho por mí.

-Debbie- dijo tomando sus manos una vez que llegaron al hospital- agradezco infinitamente tu ayuda, has salvado mi vida y por lo tanto la de mi hijo también... eso es algo que nunca lo olvidaré...nunca.

-Cuando te conocí, vi la belleza de mujer que eres y no me refiero a lo que mis ojos ven....nunca me equivoqué, eres noble, generosa, pero también un ser humano que se equivoca y lucha, esa eres tú. Lo que he hecho no ha sido nada en comparación a mi mal comportamiento fui un estúpido al tratarte de esa manera.

-Ya por favor olvídalo, yo ni me acuerdo de eso, de lo contrario no habría aceptado tu ayuda...

-Además es lo que tengo que hacer como su Padrino- afirmó-Claro que si tú quieres Candy

Vuelve  a mis brazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora