Capitulo 4

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La decisión de Candy

-Archie, ¿Qué haces aquí?

-¡Pero que bienvenida Candy!, ¿es así como saludas a tu primo?

-Oh, perdón- dijo abrazándolo- pero es que me asombra que estés aquí. No se supone que debas estar en los preparativos de tu boda....

-¡Candy!, hermana...-Dijo Annie saliendo del despacho de la Señorita Pony

-¡Annie! ¡Qué alegría verte!... ¡Hermosa Annie!...estas muy linda...mis preciados amigos, gracias por venir a verme, pero ¿se debe a algo especial?

-Candy...¿Ya te has enterado de las últimas noticias de Nueva York? – sus ojos verdes se fijaron en un punto inexistente y en tonto despreocupado dijo:

-Si te refieres al matrimonio de Terry y Susanna, sí, ya me he enterado. No era necesario que hicieran tan largo viaje... Me alegro que haya hecho lo que le correspondía.

-Oh, bueno.... ¡Qué bien entonces que tú te encuentres bien Candy!...Archie me habia sugerido que no te dijera nada, pero es algo que no puedo callarme.

-¿Qué pensaron chicos?... ¿que estaría mal por eso? No, yo hace mucho tiempo que dejé a Terry en el pasado y continué con mi vida. Ustedes son testigos de que es así.

-Sí, es verdad- Annie sonrió- tu siempre has sido muy autosuficiente y muy fuerte amiga.

-Buenos mis muchachos aquí les traigo algo de tomar.

-Gracias Hermana Maria. No se hubiese molestado.

-No es molestia hijo. Agradecemos mucho la Señorita Pony y yo que hayan venido a ver Candy. Como sabrán nosotras le hemos dicho que necesita cambiar un poco de ambiente, pero simplemente nos ignora.

-Hermana...No es así...

-Bueno está bien hija, no diré nada más....me retiro para que sigan charlando.

-La hermana Maria tiene razón Candy...ven con nosotros a Chicago. Nos hemos cerciorado que los Leagan no están en la mansión y puedes estar con mayor libertad.

-Pero, ¿y la Tía? No quisiera llegar sin su consentimiento.

-La Tía se mantiene encerrada por sus dolores de Cabeza. No sale de su cuarto. Además es tu casa y tienes derecho.

-¿Está enferma?

-Si

-¿Tiene una enfermera que la cuide?

-Albert ha puesto cuanta enfermera, pero simplemente no se adaptan al temperamento difícil que tiene la Tía abuela.

-¡Temperamento difícil!...que lo conozco perfectamente...claro que sí- dijo pensativa.

-¿En qué estás pensando Candy?

-Alistaré mis cosas y partiré con ustedes a Chicago.

-¿Cómo? ¿Qué te ha convencido?

-Ya lo verán por lo pronto iré a despedirme de la Señorita Pony, la hermana y los niños. Pasaré por la clínica del Doctor Martin para explicarle la situación.

Partieron a Chicago. Sus dos madres estaban felices de que candy haya decidido regresar a donde pertenece por Ley aunque su corazón quedaba en el hogar.- Siempre puedes regresar cuando quieras Candy, no lo olvides- dijo la Hermana- ¡No podemos ser egoístas!- exclamó la Señorita Pony.

En el trayecto, el camino lleno de luz y sombras por los árboles se asomaba entre ellos el brillo del sol que caía sobre sus hojas. Ese panorama le hizo recordar la sonrisa de Anthony tan pura y verdadera, tan brillante y cálida. Jamás lo olvidaría, sería un eterno recuerdo que lo llevará hasta el último día de su vida. Se acercaban a la mansión mientras Albert no se imaginaba la sorpresa que recibiría. En su despacho se encontraba revisando documentos, contratos y George le acompañaba.

Vuelve  a mis brazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora