Capitulo 7

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La esperanza de encontrarnos

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Candy lo había pensado mucho y estaba decidida. Tenía sus prioridades claras en la actividad que emprendería. Ahora solo tenía que informarle a la Tía, no para su consentimiento sino para su conocimiento, pues de todos modos lo haría.

Llegó hasta la habitación de la Anciana, con un poco de temor sí, pero con mucha seguridad. Los dias anteriores estuvo trabajando consiguiendo un programa de la educación que recibian los niños, el lugar y todo lo que necesitaban hasta poder ser adoptados. La Señorita Pony y la Hermana Maria les pareció una buena idea, pero no dejaron de recalcarle a Candy que no tuviera problemas con su familia. Albert sabia, en principio no estaba muy de acuerdo, pero no le quedaba más que apoyarle como siempre lo hacía, pues era una forma de ayudar le en su crecimiento personal. No era nada nuevo ni sorprendente que cuando a Candy se le mete algo en la cabeza, no hay poder humano que logre quitarlo.

-Tía, ¿puedo hablar con usted?...prometo que no le quitaré mucho tiempo.

-¡Entra muchacha!...Siéntate

-¡permiso!

-¿De qué quieres hablar?

-Bueno, para empezar, de algo muy importante para mi y para muchas personas que de ello depende. Es decir he venido trazando un proyecto que sé que usted no vería con malos ojos.

-Explícate....que ya me estás poniendo nerviosa.

-Tia abuela, quiero....quiero empezar a realizar recaudaciones, donativos para ayudas humanitarias, para el hogar.

-¿Cómo?- la interrupción de la Tía, le asustó- - ¿Pidiendo dinero?... ¿Qué estás diciendo Candy?

-Me ha entendido mal Tía, es participar en actos de beneficencia, como muchas de las que realizan las damas de sociedad. Albert me dijo que las damas de su familia realizaban estas labores y era muy bien visto.

-William como siempre solapando tus cosas. Si es verdad que las mujeres de nuestra familia lo hacian, pero entonces significa que ¿te irás de nuevo?- unos toques se escucharon-¡Adelante!- la Señora Elroy se enojó por la interrupción, pero al ver de quien se trataba apaciguó su temperamento.

-Permiso tía y disculpe, pero escuché que me nombraba, se puede saber ¿por qué?

-Esta muchacha que ahora se le ha metido...hacer obras de caridad, recaudaciones y no cuantas cosas más.

- Candy hará lo que hacían las mujeres de nuestra familia Tia Elroy, no es nada de otro mundo.... ¿no le parece eso un acto grandioso?

-Bueno, sí que lo es, pero Candy...no crees William que ha sido suficiente por parte de esta familia lo que has hecho por ese lugar. No veo la necesidad de que esta muchachita lo haga...significa viajes y ausencias, dejar las clases.

-¿Se imagina usted lo bien que hablaran de nuestro apellido cuando sepan que un miembro suyo está haciendo estas cosas?- le susurró persuadiendo su voluntad.

-¿Tú crees hijo?

-¡ciertamente que sí!

-Pero,...Candy, está bien...también cuentas con mi apoyo.

-Gracias Tía.

-Cuando regreses inmediatamente tengo que hablar contigo de algo que concierne a tu vida.

¿Qué será? ¿Con que me saldrá la tía ahora? -se preguntó con cierta reticencia-...solo espero que no sea buscarme Esposo, porque entonces no me volverá a ver, ni el polvo de mis zapatos... - Esta bien- dijo.

Vuelve  a mis brazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora