Capítulo 21

59 16 11
                                    

Zara Hills:

Llegué al apartamento y abrí la puerta con las manos temblando.

«No puede ser, no puede ser.»

Entre en la casa dando zancadas grandes, casi corriendo.

— ¿Qué tal te ha ido el día?—escuché como me preguntaba Alex, pero hice caso omiso.

Me puse a desordenar todo, a tirar cosas por el suelo.

Sabía que el de encontraría detrás mío, pero eso no me importaba.

« Necesito irme de aquí rápido»

— ¿Qué te pasa Zara?—me preguntó de nuevo, pero seguí ignorándolo.

Saqué mi mochila y mis cosas, me puse a meter con toda prisa mi ropa y cosas.

Noté como su mano tocó la mía, intenté rehusar su contacto.

—Dime que ocurre —sus ojos grisáceos me miraban con extrañeza y sin comprender —Estás extraña, te estás comportando como una loca.

— ¡Suéltame, no me toques! —mi voz era fría, pero ahora solo tenía algo pensando, irme de aquí en cuanto antes.

Acarició mi muñeca, y me percaté de que se veía mi piel, la miró con interés.

—Si necesitas ayuda, yo te la puedo ofrecer—sus ojos seguían fijos en los míos— ¿Se puede saber el motivo de que te cortes?

Intenté de nuevo zafarme de su agarre hacia mi muñeca pero no me soltaba.

—No es de tu incumbencia. No confío en ti, tienes reacciones extrañas —le solté de soslayo—. Desde un principio no he confiado en ti, agradezco tu ayuda. Pero creo que será mejor que me vaya de aquí.

Tiré cosas al suelo, estaba muy nerviosa.

Cuando tuve todo preparado, me incliné en modo de agradecimiento.

—Gracias por todo has sido una gran persona al ayudarme.

Vi un brillo en sus ojos, pasé al lado suyo.

Pero interpuso su brazo en la puerta.

— ¿De qué escapas? ¿De qué tienes miedo?

—Escapo del mismo demonio convertido en carne y hueso. Tengo miedo de que me encuentre, antes de que haga lo que es correcto que me vaya.

— ¿Quién es él? Estoy cansado de esto, no entiendo que después de todo lo que he hecho por ti, no confíes. —Su cercanía cada vez era más asfixiante—. Dime una cosa.

— ¿El qué?—pregunté alzando mi cena.

— ¿Qué es lo que escondes? Que es lo que te da tanto miedo, que no eres capaz de pedir ayuda.

Me reí, esta situación era roda extraña.

—No tengo que darte explicaciones. Apártate de la puerta—volví a decirle, me sacaba de quicio.

—Vamos no puedes ser así de esquiva. Eres bonita pero toda esta farsa, me está enojando —junté mis cejas— Di de una vez, que estás tomándome el pelo y nos comportaremos como si nada hubiera pasado entre nosotros.

« ¿Pero que me está diciendo? »

—No sé si eres normal, pero prefiero no saberlo. —me acarició la barbilla, su contacto cada vez era más molesto.

—Mira quien lo dice, la chica que llora por las noches cuando piensa que nadie la ve. —se sintió como una bofetada, el tono de voz que usó no fue nada agradable para mi gusto. Era como si estuviera probando mi autocontrol, hasta qué punto llegaba.

Inocente: Sobrevivir, para vivir ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora