Capítulo 27

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Zara Hills:

—Déjame salir—me suplicaba la voz en mi mente.

—No.

— No quiero dañar a nadie—gimoteaba de dolor.

—Me da igual, no pensare dejarlos sueltos con la libertad de destruir la vida de otras personas, para eso ya estoy yo.

—El pecho me duele, el cuerpo me pesa, y mis lágrimas me matan. Por favor, debemos dejarlo. Dejarlo todo de lado. —suplicaba, pero no podía, mi parte racional se había estancado.

Ella rio, como si estuviera loca, como si no estuviera pensando.

— ¿Hemos llegado hasta aquí para rendirnos? Yo haré todo el trabajo, tu solo debes dormir dentro de mí, y cuando llegue el momento relucirás como si nada hubiera pasado. No recordaras nada.

—Pero les provocaras dolor. —me estaba cansando, que a pesar de todo, mi otra yo no dejara de pensar en los demás a pesar de que ellos no pensaban en ella.

—El dolor que merecen, ese que los matara y hacer que agonicen de dolor. —replique.

—No lo hagas.

—Demasiado tarde, ya no hay vuelta atrás. No me controlare y no pretendo hacerlo. —la decisión la tenía tomada.

Mande a callar a mi parte débil y sensible.

—Siento hacerte esto hermana, pero no deseo que seas un estorbo para mi plan—sonreí y arrastre su cuerpo como pude.

— ¿Qué está haciendo señorita Hills? ¿Cuándo ha llegado?—preguntó curioso el mayordomo Gerard, me tense con el habla de su voz, pero me reincorpore como si esto fuera normal, miro lo que sujetaba en mis manos— ¡¿Por qué esta inconsciente, la señorita Kate?!

—Cállate y no grites—actué como si fuera normal llevar a rastras en el suelo a tu hermana: nótese el sarcasmo—. La he golpeado—mire mi brazo que se enrojecía, por el golpe que le di en la nuca—Se ha quedado inconsciente y ahora la estoy arrastrando para que no me estorbe.

Gerard me miraba con sus ojos azulados confuso y horrorizado.

Pero no me iba a parar a ver las expresiones de su rostro.

—Llévala a una habitación, donde no haya ventanas y cierra con pestillo. No deseo que salga hasta que te de la señal—me miraba sin comprender y miedo.

— ¿Por qué desea hacer eso a su hermana? Ella ha estado preocupada por usted todo este tiempo, ha dejado unos proyectos cinematográficos que eran importantes para impulsar su carrera, todo para poder encontrarla.

Por un lado me enternecí, y mire su cuerpo inerte. Pero sacudí mi cabeza, debía centrarme.

—Haz lo que te digo, y necesito gasolina para el coche. —mentí.

Me miraba dubitativo, abrió la boca y volvió a cerrarla.

—Si no te mueves, soy capaz de despedirte y no seré amable.

—Señorita, no creo que sea lo correcto.

—Pero nadie te ha preguntado, y también necesito que llames a Liam. —hable apresurada.

—Es de noche, debe descansar, su padre ha estado preocupado. —Llamó a una de las sirvientas para que metieran en una habitación a mi hermana—. En uno de sus coches hay gasolina dispuesta, por si se le acaba.

Puse los ojos en blanco.

— ¿Dónde se encuentra?—pregunte refiriéndome a él.

—En su cuarto, pero debe estar ocupado.

Inocente: Sobrevivir, para vivir ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora