Fue imposible hacer cambiar de parecer tanto a mamá como a Agnes, supongo que esa testarudez viene con los genes. Así que el nuevo plan era que ellas esperarían junto a los otros dos vampiros.
Había entrado tantas veces a aquel edificio que no podía creer que debajo de esos pisos estuvieran ocurriendo cosas así. Pero mi madre ya me había dejado entrever que había muchas cosas que nosotros desconocíamos.
Desde los primeros días los sabios me habían preguntado pero Agnes, pero lo habían hecho de manera amable y cuando les dije que ella se había escapado con una noviecilla de la Unión solamente me dijeron que lo lamentaban y que esperaban que ella estuviera bien... aunque ahora no podía dejar de pensar ¿Qué hubiera pasado si yo me hubiera negado a decirles lo que me preguntaban?
Nuestro círculo era pequeño y todos nos conocíamos, no sabía de nadie que se hubiera enfrentado a los sabios, por el contrario estos siempre habían sido respetados y su autoridad comprendida y aceptada por todos por acuerdo tácito.
Y ahora nos íbamos a enfrentar a ellos, aunque eso y más valía la seguridad de mi hermanita. Y siempre cabía la posibilidad de que todo fuera un malentendido.
Avanzamos por los pasillos al inicio bien conocidos de las instalaciones, aunque poco a poco empezamos a dar giros que jamás había dado y a bajar por escaleras que ni siquiera conocía, pronto me encontré recorriendo pasillos que nunca había visto, y seguíamos bajando. En estos pasillos no había ventanas y la luz eléctrica era más bien escasa. Sin embargo Damaris conocía bien el camino así que solo me dediqué a seguirla y estar atento por si escuchábamos algo.
Caminábamos tranquilamente pues, se suponía, yo tenía una razón válida para estar allí, en esa versión Damaris me había dicho que tenían a la secuestradora de mi hermana y yo quería hablar con ella para ver si podía sacarle la información. El verdadero peligro lo correriamos cuando la estuviéramos sacando de allí.
—Llegamos —susurró Damaris mientras abría una puerta
Tuvimos que bajar un poco más para adentrarnos en una gran cripta, iluminada con algunos focos amarillentos. Todo estaba hecho de piedra maciza, los pisos, techos y pilares incluso las nueve sillas toscas que formaban un círculo en el centro de la habitación.
En una de esas silla estaba amarrada una vaga figura pelirroja, Damaris se quedó junto a la puerta cerrada mientras yo bajaba las escaleras y me acercaba a Scar.
Su aspecto era francamente lamentable. Al parecer habían cortado su cuello pues, aunque no podía ver las heridas, a su alrededor había muchas sangre seca. Cuando estuvo más cerca me pude dar cuenta que temblaba y de su garganta salían algunos gruñidos o jadeos bajos. Todo su cuerpo parecía tensarse contra las cuerdas de plata que la detenían. No levantó la cabeza cuando me acerqué, incluso se sobresaltó cuando intenté quitarle la tela negra que cubría sus ojos, asustándome a su vez por un momento.
—Tranquila, vengo a ayudarte —susurré—. Voy a quitarte ésto.
Volví a inclinarme y, luego de luchar un poco, logré soltar el nudo y la venda cayó sobre sus piernas. Scar levantó entonces el rostro, me sorprendió que incluso en su cara había sangre además del horrible dolor reflejado en sus ojos. Pero al verme, además del dolor apareció otra cosa que no pude identificar al inicio.
—¿Elías? ¿Qué-é haces, tú-ú aquí? No puedes, estar... —su voz era apenas un gemido muy bajo, pero entendí sus palabras, éstas me sorprendieron tanto como me molestaron.
—¿Qué? ¡Maldita sea Scar! no sé por qué creas que estoy aquí, pero solo hago esto por mi hermana...
—¡Cállate! —me interrumpió con ímpetu.
Me le quedé mirando con enojo, ¿Es que acaso no me creía digno para poder sacarla de allí? ¿No creía que tuviera la fuerza o la capacidad para hacerlo? ¿O es que quería que sus amiguitos fueras quienes la salvaran?
—Elías, éstos hombres son muy peligrosos, y quieren a Agnes —hablaba entrecortadamente y muy bajo, desvió la vista como si quisiera corroborar que no había nadie más—. Si descubren tu relación con ella, podrían intentar hacerte daño.
No pude contener la carcajada amarga que me salió, aunque intenté silenciarla para no alertar a otros.
—¿Estás preocupada, por mí? —pregunté sin terminar de creérmelo, se suponía que estos asesinos de la Unión eran seres viles, sin remordimientos ni empatía.
Y sin embargo, aunque no me gustara admitirlo, hasta ahora todos se habían preocupado por los demás, incluso por mí que los había desdeñado desde el principio. Se suponía que Scar debía ser despreciable y fría, no preocuparse por mi cuando está tan dolorida y cerca de la muerte.
—Entenderé que te marches ahora. Es lo mejor, ella merece tener de regreso a su hermano, la harás muy feliz si van con ella...
—Sí claro, iré con ella para verla languidecer por tu culpa —susurré mientras comenzaba a cortar sus amarres con la daga que me había dado mi hermana—. Tienes razón en que la haré feliz si voy a su lado, pero la haré doblemente feliz si te llevo conmigo.
Noté que se quedaba mirando la daga para luego soltar un pesado y entrecortado suspiro que hasta a mí me dolió.
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Llegó nuestro héroe a salvar a Scar, aunque espero que no crean que todo acabará tan fácilmente :3
¡Sean felices!
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Red velvet (2° parte de Blue Velvet)
VampireEn un mundo donde vampiros y humanos han llegado a una convivencia pacífica en igualdad de condiciones, se creó una droga llamada "Desmodontinae" conocida simplemente como "Píldoras" se trata de una droga que otorga momentáneamente a los humanos las...