21.- Entendimiento

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En cuanto me sentí libre comencé a correr de nuevo, más mi mente no dejaba de pensar "Ellos estaban a punto de matarme, no solo han torturado a una chica

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En cuanto me sentí libre comencé a correr de nuevo, más mi mente no dejaba de pensar "Ellos estaban a punto de matarme, no solo han torturado a una chica... a una vampira... no importa que sean de la Unión, hacer eso era bastante aterrador, pero además ¡ellos iban a matarme a mí! Eso fue lo que el gran sabio dijo y a mí me había quedado muy en claro, por eso le dije a Scar de la pistola que me había insistido en traer Dragon"

"—Tal vez tú no sepas ni quieras usarla, pero si se presenta la necesidad, Scar sabrá qué hacer con ella" me había dicho momentos antes de entrar.

Envuelto en éstos pensamientos seguía a Damaris hacia la salida, ni siquiera me di cuenta cuando logramos salir del edificio  hasta que escuché los gritos de Agnes y de mi mamá.

Tampoco me di cuenta de lo cansado que estaba hasta que llegamos hasta ellos y Dragon tomó con suma delicadeza a Scar, hasta entonces fue que noté lo acalambrado que tenía los brazos, las piernas me temblaban y mi respiración era bastante agitada, Damaris llegó a mi lado, estaba igual de agitada y pálida que yo.

—Escuchamos los disparos ¿Están bien? —nos preguntó el vampiro rubio, Dust.

Antes de que pudiera contestar Agnes me abrazó con fuerza luego de revisarme de arriba a abajo con la mirada

—¡Elías! Eso ha sido muy arriesgado, te lo agradezco infinitamente pero dime que estás bien, por favor —me pidió.

—Tranquila hermanita, estoy bien, solo he terminado bastante cansado. Pero creo que hay alguien que requiere más de tu preocupación.

De inmediato ella me soltó y se acercó al grupo que revisaba a Scar. Mis piernas llegaron entonces a su límite y me dejé caer sentado al suelo. De inmediato mi madre se acercó y se arrodilló junto a mí.

—¿En verdad estás bien? —me preguntó, al ver algo en mi rostro me abrazó con fuerza.

—Ellos intentaron matarme mamá, iban a matarnos a los tres—murmuré, necesitaba decirlo en voz alta para poder terminar de creerlo, de entenderlo—. Se suponía que nosotros éramos los buenos, que solo nos enfocamos en ayudar y sanar a las personas, ese es el fin de nuestro poder. Nuestro poder debería ser bueno.

—El poder nunca es bueno o malo, esa cualidad corresponde solo a la persona que lo porta —dijo entonces Dust, que se había acercado a nosotros— Como sea, debemos partir, éste lugar aún no es seguro ¿Puedes moverte? —señaló hacia el edificio, ya que en las plantas altas se habían encendido algunas luces.

—Sí, vámonos. —Me puse en pié apoyado un poco en mi madre.

—Hay un vehículo esperándonos tres cuadras hacia el sur ¡vamos! —Nos dijo Dragon mientras cargaba con relativa facilidad el cuerpo maltrecho de Scar, mi hermanita lo seguía de cerca.

Corrimos la dirección mencionada hasta llegar a una enorme camioneta negra y con vidrios polarizados, bastante dramática a mi parecer pero lo bastante grande como para llevarnos a los seis. Tenía la puerta corrediza de un lado abierta así que Dragon se apresuró a subir con su carga, de inmediato le siguieron Agnes y mi madre, cuando iba a subir me di cuenta que Damaris dudaba, mirando con temor a Dust.

—¿Qué ocurre? —le pregunté a ella.

—Yo, esto es mi culpa, no debería ir con ustedes —murmuró muy bajo, tanto que me costó trabajo comprenderla.

—También nos ayudaste a rescatarla —intervino Dust, tomándola del brazo—. Además no hay tiempo para ésto. Sube ya que, sea como sea, no te dejaremos a que corras peligro tú sola. —La empujó suavemente hacia la camioneta.

Le hice un gesto mientras subía para que me siguiera pues el vampiro tenía razón, si había más alquimistas envueltos en este turbio asunto era probable que nos siguiera para intentar recuperar a su rehén o, peor aún, secuestrar a mi hermana. Y yo me acababa de dar cuenta de que estaba dispuestos a acabar con quien fuera que se metiera en su camino, incluidos otros alquimistas.

Me senté junto a mi hermanita mientras Damaris subía a la parte de atrás junto a mi madre y Dust rodeaba el vehículo para ocupar el lugar del copiloto. Mi corazón volvió a derretirse un poco al ver la cara de mi hermanita,

Ella detenía con mucho cuidado y ternura la cabeza de Scar en su regazo, pero Scar volvía a gruñir y jadear deteniéndose con fuerza el pecho, justo encima del corazón. Dragon la sostenía con fuerza, evitando que su cuerpo diera bandazos o cayera y al parecer tenía que hacer bastante fuerza. Las lágrimas de Agnes bañaban el rostro de la vampira aunque ella parecía no darse cuenta.

—Aguanta mi amor, pronto llegaremos —susurraba Agnes entre otras tiernas palabras de alivio.

Lentamente el cuerpo de Scar se fue relajando, abrió parcialmente los ojos y miró a Agnes, intentó levantar la mano hasta su cara pero estaba bastante débil. Mi hermanita atrapó su mano antes de que cayera y la llevó hasta su propia cara.

—No llores, mi tierna Agnes. Lamento haberte preocupado así. —movió un poco la cabeza hasta levantar la vista hasta mí—. Elías, te debo la vida, muchas gracias... —susurró.

—En realidad estamos a mano, hermanita, así que olvídalo y solo concéntrate en recuperarte —le dije desviando la mirada.

Ella asintió y volvió a su posición anterior, Agnes por su parte me dedicó una gran sonrisa.

—¿Qué? —pregunté.

Ella solo negó con la cabeza y se recargó en mi sin dejar de acariciar a Scar.

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Mis bonitos lectores, una actualización algo más larga esta semana, que espero disfruten igual

Y platíquenme ¿Pueden entender el sentimiento de Elías? ¿Lo comparten?

Sean felices en esta recta final de la historia

Red velvet (2° parte de Blue Velvet)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora