6.- Armas

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Aún estaba terminando de procesar lo que Scar me había dicho, sabía que no podía reaccionar así cada vez que me enteraba de algún diferente rubro de la Unión, sabía que ellos hacían lo mejor que podían para mantener a todos a salvo

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Aún estaba terminando de procesar lo que Scar me había dicho, sabía que no podía reaccionar así cada vez que me enteraba de algún diferente rubro de la Unión, sabía que ellos hacían lo mejor que podían para mantener a todos a salvo.

Pero no podía quitarme de la cabeza que Angel podría estar sufriendo mucho allí, y yo tenía que ver con su captura; por mucho que Scar me dijera que no era mi culpa, que mi propio razonamiento me repitiera que no lo era, no podía quitarme la sensación de culpa de mi mente. Si tan solo pudiera verla y saber que estaba bien podría tranquilizarme.

Estaba tan centrada en mis pensamientos que no me di cuenta de que ya habíamos llegado a la armería hasta que Delly puso frente a nosotras las dagas que Scar había pedido para mí. Al menos no hasta que destapó la caja, entonces me fijé bien en las "armas" que había ante mí, fascinada.

Eran pequeñas, brillaban contra la luz a causa de las vetas de plata que recorrían toda la hoja con elegantes grecas. Lo más lindo era que en el mango, en lugar de tener cuero como las de ella, tenían suave terciopelo de un rojo muy oscuro.

—Son hermosas —exclamé, tomando una con cuidado. Había algo más que me llamaba la atención.

—Gracias, Scar fue muy puntual en que lo fueran y Elia me ha dado los patrones de protección —escuché decir a Delly.

Elia era una alquimista bastante experimentada de la Unión, era con ella con la que había estado practicando constantemente y la que me explicaba cosas que yo desconocía de algunas sustancias y mezclas.

Era eso lo que me había llamado la atención, revisé atentamente y me di cuenta que las grecas en realidad eran runas alquímicas de protección.

—Una mezcla de ambos mundos —susurró Scar.

Volteé por fin a verla, también había tomado una daga, equilibrándola en un dedo desde la protección del mango.

—Tiene un buen equilibro. —Con un movimiento muy rápido tomó el mango y lanzó el arma hacia adelante, la punta se clavó en un blanco de madera que había a varios metros de distancia—. Y un buen filo también, excelente trabajo Delly, felicidades.

Sin decir nada Delly se dio la vuelta para ir a recoger la daga clavada, pero me pareció ver que se había sonrojado. Al regresar me tendió la daga por el mango, la tomé y la coloqué con cuidado con las otras, eran seis en total.

—¿Y... te gustan? —me preguntó Scar dubitativa.

Tenía una mirada inquieta mientras esperaba mi respuesta, abrí un poco el vínculo y la entendí: desde que me dijo lo de Angel yo no le había hablado ni dirigido siquiera la mirada. Ella había malentendido que mi enojo era hacia ella y en el fondo, me costó llegar hasta allí; ella temía que yo la rechazara por ser una cazadora de la Unión como hacían todos los alquimistas.

La abracé con fuerza, deseando que sintiera solo mi amor hacia ella.

—Me encantan Scar, en realidad son muy bellas, mucho más de lo que esperaba. Muchas gracias.

Me puse de puntillas para poder besarla y ella me contestó con ansiedad, con necesidad, luego de unos cuantos minutos nos separamos casi sin aliento.

—Te amo Scar, no lo dudes más —le pedí, ella solo asintió y me abrazó con más fuerza.

De pronto un carraspeo nos recordó que no estábamos solas, volteé algo apenada hacia Delly, que detenía una funda con dos espacios para la daga, había dejado otra más pequeña sobre la mesa.

—Lamento la interrupción chicas, pero faltaba esto. —Le dio la funda a Scar.

—Claro Delly, lo siento. —Scar la tomó y se volteó de nuevo hacia mí—. Levanta las manos.

Hice lo que me pedía y ella amarró con cuidado las correas bajo mi pecho y por mi espalda, de manera que la cubierta quedara sobre las últimas costillas del lado izquierdo. Las correas quedaban ajustadas contra mi cuerpo pero no me impedían moverme. Ella colocó entonces dos de las dagas en su respectivo espacio.

—Listo, así podrás llevarlas sin que te estorben y con una sudadera o chamarra encima pasarán desapercibidas. La otra es para la pantorrilla, aunque es un poco más difícil de sacar —metió la segunda funda en la caja con el resto de las dagas.

—Bueno creo que debemos irnos —dijo con un suspiro.

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Mis queridos lectores ¡Hoy yo soy la feliz!

Por dos razones: Estamos estrenando portadas muy lindas, además ¡Blue Velvet ya llegó a las 2k lecturas! Esto me emociona mucho.

Me gustaría ahora que me dijeras ¿Qué piensan de las dagas de Agnes y de su reacción?

Sean igual de felices que yo y nos leemos pronto :)

Red velvet (2° parte de Blue Velvet)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora