Capítulo 11

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Katniss

La noche había caído y con eso nuestros familiares que ya se encontraban en casa para la cena. Hasta el momento nadie sabía ni sospechaba nada, a diferencia de Glimmer y Clove que ellas lo sabían de antemano. Los más pequeños se encontraban jugando en la habitación de mis hijos y los hombres hablaban en el living sobre algún deporte.

Perra había entrado a la cocina, la mesa en el comedor ya estaba puesta solamente faltaba sentarnos a comer.

—Iré a llamar a los niños para que se vayan a lavar las manos —informó el rubio, que se iba en busca de mi hijo y sus sobrinos.

Mi madre junto a mi suegra y mis cuñadas estaban llevando las últimas cosas que faltaban en la mesa.

—La comida huele deliciosa, Kat.

—Muchas gracias, Jo — le sonreí y ella me devolvió el gesto.

Llevé la bandeja de pasta a la mesa. Los más grandes comenzaron a tomar asiento. Me agradaba estar en familia, esa paz que me daba saber que podía confiar con cada uno de los que estaban sentados en mi mesa, era reconfortador.

Luego de que sus platos estuvieran servidos, todos empezamos a comer.

—Kat — me llamó mi cuñado Marvel—,amo tus  comidas —dijo de haber probado el primer bocado—, Glimm siempre se le termina quemando todo por eso cocino yo en casa.

Su comentario hizo reír a todos menos a su esposa que le dio un suave golpe detrás de su cabeza.

—Marvel tiene razón —esta vez fue Cato quien habló—, Peet tiene mucha suerte.

—¿No te gusta mi comida? —le preguntó Clove haciéndose la ofendida.

—Claro que sí —se apresuró a decir el rubio más grande—, pero estamos hablando de las pastas que hace Katniss.

—Bueno sí —lo apoyó la pelinegra—, son envidiables pero una envidia sana.

—¿Usted le enseñó? —le preguntó Glimmer a mi madre.

—Me gustaría decirte que sí pero es todo lo contrario, fue mi suegra quien le enseñó a cocinar yo no soy muy buena pero me se defender — se explicó Effie.

—Glimmer fue la única de mis hijos que no le gustaba cocinar —confesó mi suegra—, los chicos se la pasaban conmigo en la cocina mientras que ella andaba con su padre hablando de tribunales y todas esas cosas.

—Pero soy una de las mejores — se defendió la rubia.

—¿Estás diciendo que nosotros somos malos? — le preguntó Peeta que señalaba a su hermano y luego a él.

—No, claro que no pero ustedes eran los consentidos de mamá y andaban detrás de ella como unos cachorritos.

La conversación era divertida. Mi padre comentaba las cosas que hacía cuando era niño haciendo reír a todos hasta los más pequeños que se reían por las ocurrencias de Haymitch.

—Ayer vi una estrella fugaz — soltó de repente Lolo.

—¿Pediste un deseo, cariño? — le preguntó Johanna.

—Sí... Pero no les voy a contar porque tengo miedo de que no se cumpla.

—Me parece bien, Lolo — le dijo Cato.

La noche había pasado rápido, el postre había sido comido hace más de 20 minutos. Ahora Peeta se encontraba en la cocina preparando un poco de café.

—Aquí llegó el café — dijo mi esposo que entraba con la bandeja.

—¿Tú no vas a tomar? —cuestionó mi madre que me miraba con una ceja alzada.

Mis cuñadas me miraban con complicidad. Esto era como tener un déjà vu.

—No puedo.

—¿No te  sientes bien?—quiso saber la madre de Peeta, que me miraba preocupada.

—Tú vives tomando café —me acusó Cato.

—Sí —afirmó Peeta—, pero lo que pasa hermano es que Katniss no va a poder tomar cafeína por un largo tiempo.

—Sigo sin entender — habló Marvel que se encontraba viendo a todos para ver si no era el único que no entendía.

—Pues estoy igual que el muchacho — dijo mi padre.

—Estoy embarazada.

La cara de todos se transformó en sorpresa menos las de mis cuñadas que ya sabían todo pero ellas se encontraban sonriendo.
Nadie decía nada, todos se quedaron callados por un buen rato que fue interrumpido por la menor de los Mellark.

—¿Nadie piensa decirles nada?

—Si van a decir que por qué nosotras no los felicitamos pues déjenme decirles que con Glimm ya sabíamos todo —se apresuró a decir Clove.

Miré a mis padres y luego a Johanna. Ellos tenían los ojos llorosos. Mis cuñados sonreían.

—¡Felicidades! — Cato fue el primero en pararse y acercarse para abrazarnos.

—Me alegro mucho por ustedes — Marvel fue el segundo en felicitarnos.

—¿No dirán nada? — les preguntó Peeta, que sonreía, a nuestros padres.

—¿De verdad lo dices?

—Claro que sí, mamá. —le regalé una pequeña sonrisa, ella soltó más lágrimas y me sonrió mientras negaba con la cabeza y se acercaba a darme un abrazo.

—Mi hijo me dará un nieto o nieta — Johanna había tenido la misma reacción que Effie.

—Gracias —le dijo Peeta a su madre luego de que ella le susurra algo en medio del abrazo.

Mi padre había tardado mucho en reaccionar. Creo que tenía miedo de ilusionarse como nosostros, él había estado feliz de saber que sería abuelo pero luego de la perdida, sabía que no podía hacerse falsas iluciones, me preguntó muchas veces si era cierto, pero luego, se limpió sus lágrimas y nos abrazó, como hicieron los demás.

—Perdona a este viejo — dijo mientras me abrazaba.

Todos se quedaron un rato más hasta que el reloj de la pared marcaba que faltaba media hora para que sean las dos. Los niños ya estaban dormidos, por lo tanto ya era la hora de que todos se fueran a sus casas.

Peeta no paraba de demostrar que estaba feliz con la idea de ser padre. Yo misma sabía que él sería un padre increíble, me lo demostraba con Lorenzo y sus sobrinos. No cabía duda que estaba segura de terminar de formar mi familia con él.

Perder Tu Amor ||Everlark|| [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora