Peeta
No quería pensar en las palabras de Delly, no se merecía que sean recordadas. Tenía en claro que mi esposa no me engañaría, pero había algo que la rubia tenía razón. Katniss había estado insistiendo en que debía contratar a Gale. Las decisiones la tomamos entre los tres, Cato le había dado el «sí» apenas le había dicho que mi esposa lo había recomendado y Glimmer, qué decir de ella, lo había amado a los pocos minutos que se lo había presentado.
Sin darme cuenta, ya estaba estacionando fuera del departamento que compartía con Katniss. Estaba pensando que deberíamos conseguir algo más grande ahora que se vendría un bebé a la familia. Lorenzo necesita correr libremente en el césped y más cuando él es imperativo.
Me aseguré que el auto tuviera la alarma colocada, el ascensor estaba vacío cuando lo tomé.
Al salir me encontré a Katniss abrazando a Gale.
Aclaré la garganta para tener la atención de ambos, y lo logré, ellos se separaron rápidamente. Katniss se acercó a mí para darme un casto beso en los labios.
—Gale ha venido a contarme que le diste el trabajo —explicó con una sonrisa.
—Sí —dije secamente—. La decisión no fue solamente mía.
—Su hermana es una mujer maravillosa, me hizo sentir cómodo enseguida y su hermano, bueno, no he tenido tiempo de hablar con él pero seguramente es muy agradable —respondió el castaño—. Gracias a los cuatro por la oportunidad —miró la hora en su reloj que estaba en su muñeca izquierda—. Es mejor que me vaya. Adiós.
Gale entró en su departamento sin esperar nuestra despedida.
—¿Es necesario que venga cuando yo no estoy? —pregunté una vez que ya estábamos en el nuestro.
—¿Cuál es el problema? —quiso saber—. Finnick suele venir cada vez que no estás y no recibo quejas tuyas.
—Eso es muy diferente —me defendí—. Finnick es tu ex esposo, padre de tu hijo pero Gale, él no es nadie y seguramente debe estar planeando quitarme mi familia —eso último lo dije por lo bajo, esperando que ella no lo oyera o eso intenté porque ella empezó a reír.
—No lo puedo creer —dijo entre risas—. Estás celoso de Gale —ella se acercó a mí para colocar sus brazos detrás de mi cuello—. Nunca te dí motivos para desconfiar de mí y ahora lo haces porque llegaste y nos viste abrazados.
—Claro que sí, pero no desconfío de ti, Katniss. Lo hago de él... le doy el trabajo porque tú me lo pediste, sin embargo, no negare que nos venía bien porque realmente necesitábamos a alguien.
—Mami —Lorenzo apareció en ese momento para reclamar a su madre—. No encuentro mi pelota y papá pasará por mí en un rato.
—Esto no se queda acá, Mellark —me informó.
Lorenzo me saludó con un beso en la mejilla y luego tomó la mano de su madre para llevarla a su habitación.
Katniss
Los días fueron pasando. Peeta no volvió a hablar del tema y Gale había quedado en el pasado (al menos por ahora), y es que esto se debía a qué estábamos festejando el cumpleaños número seis de Lorenzo.
Habíamos alquilado un salón de juegos para que mi hijo y sus amigos puedan jugar tranquilamente, sin decir que en mi departamento no hubiésemos entrado todos. La fiesta era con la temática de los personajes de The Avengers. Todo de encontraba decorado con los superhéroes de Marvel. Lolo siempre se reía de su tío por llevar el mismo nombre.
Los invitados fueron llegando a la hora acordada. Lorenzo quería invitar a Gale junto a su pareja pero nuestro amigo y vecino tenía otro compromiso, también estaba segura que a Peeta no lo hubiese agradado la idea. Todavía no lo había comentado nada de que Gale era gay y tampoco pensaba decírselo, quería hacerlo sufrir un poco por comportarse como un patán.
—Kat — me llamó Finnick—, iremos con Peeta y tus cuñados a preparar las hamburguesas en la parrilla.
Moví mi cabeza en afirmación. No entendía la necesidad de que cuatro hombres fueran a ver cómo se preparaban unas simple hamburguesas, tal vez, es como cuando las mujeres vamos acompañadas al baño, con la única diferencia de que ellos deben hablar de béisbol o algún otro deporte.
—Mamá de Lorenzo —una niña de cabellos rubios y ojos verdes se acercó a mí—. ¿Me puede ayudar a atar el cabello en una cola?
La pequeña me ofreció una colita para que sujetará su espeso pelo, mientras que lo hacía tuve la necesidad de preguntar su nombre.
—Soy Sophia —respondió sonriendo, mostrando la ventanita que tenía por la falta de sus dos paletas, haciéndola ver adorable—. Muchas gracias por su ayuda.
Acababa de conocer a la famosa Sophia, esa niña que tanto nombraba Lorenzo y que le gustaba. Ella era todo un encanto.
A la hora del pastel, las luces bajaron un poco para que solamente las velas sean el centro de atención. Lorenzo las sopló luego de pedir los tres deseos y luego prosiguió a sacarse fotos con todos.
La foto más linda del día fue (para mí y creo que para todos) la que Lorenzo se sacó con Rufina. Mi hijo me había pedido que le sacará una con ella, los dos se estaban mirando mientras se sonreían. Debía enmarcarla y regalarselo a Finnick.
Mi suegra junto a mis cuñados se fueron despidiendo luego de ver qué ya no quedaba ningún otro niño en el salón, seguidos de mis padres y, por último lo hizo Finn y su familia. Debía de pasar a dejar a Cressida en su casa.
—Ya esta todo en el auto — me avisó Peeta entrando a la cocina del salón.
—Ya deberíamos irnos, la cocina está en orden —dije—. La chica del salón me dijo que ella se encargaría de lo demás.
Tomé la mano que me ofrecía el rubio. Nos despedimos de la dueña del salón, Lorenzo iba refregando sus ojitos.
Peeta lo subió al auto y le colocó el cinturón. No habíamos hecho dos cuadradas que los ronquiditos de mi hijo se hicieron escuchar.
Iba escuchando la propuesta de mi esposo, había encontrado una casa a las afueras de la ciudad. Quedaba un poco lejos del trabajo y del jardín de Lorenzo pero se notaba por su descripción que era un maravilloso lugar para criar a nuestros hijos.
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Perder Tu Amor ||Everlark|| [Terminada]
RomanceKatniss está casada actualmente con Peeta; ella tiene un hijo de cinco años con Finnick Odair, Lorenzo. Se lleva muy bien con el padre de su hijo... Su problema comienza cuando ella y Peeta quieren darle un hermano a Lorenzo pero ese bebé no llega y...