Capítulo 16

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Clove

Estaba nerviosa. Había recibido una llamada de Brutus, el padre de mi hijo, quería reunirse con Felipe pero también pedía ver a Cato.

Mi hijo llevaba tiempo sin ver a su padre. Brutus estuvo con él cuando solamente era un bebé y ahora la única figura paterna que tenía era la de Cato, estaba agradecida con él por la forma en que quería a mi hijo.

Esa tarde, después de las compras, llevamos a Felipe a la plaza la cual era el punto de encuentro con Brutus.

—Hola —Brutus se acercó a nosotros.

—Hola, Brutus —mi esposo le estrechó la mano y el nombrado la aceptó con amabilidad.

—¡Feli! —llamé a mi hijo que estaba jugando en el tobogán—. Hijo, ven. Quiero presentarte a alguien.

—Hola —saludó con timidez—. ¿Tú eres mi papá?

Brutus le susurró un «sí» mientras le estrechaba en sus brazos a la vez que soltaba algunas lágrimas.

Cato me abrazo luego de besar la coronilla de mi cabeza.

Brutus se alejó un poco de Felipe, sus ojos estaban puesto en nosotros.

—Pedí verlos porque quiero entregarle la custodia a Cato para que sea el padre de Felipe de forma legal.

—¿Qué?

Me encontraba sorprendida por sus palabras, jamás creí que él diría algo así. Pensé que me pediría verlo más seguido o tener custodia compartida.

—Lo que escuchaste, Clove —respondió mirándome sereno—, no puedo hacerme cargo de él apenas puedo valerme por mi mismo. Quiero ser parte de su vida pero no así, ni siquiera tengo la plata para pasarte mes por mes.

—No te estoy pidiendo plata —dije de forma rápida—. No me importa eso, lo que quiero es que mi hijo tenga tiempo con su padre porque para eso creí que me habías llamado —mis pómulos ya se encontraban húmedos por mis lágrimas que no casaban.

Cato permanecía en silencio con Felipe en sus brazos.

—Me han ofrecido un trabajo en Alemán y lo acepté —dijo—. Con eso puedo mandarte plata cuando acomode bien.

—¿No me escuchaste? —pregunté—. No quiero tu dinero.

—Clove —me llamó Cato mientras ponía su mano en mi hombro—, tranquila —ahora miraba a Brutus—. Deberías pensar bien las cosas.

Felipe lloraba, estire mis brazos para tomarlo y abrazarlo. Él era el que más sufría con todo esto.

—La decisión esta tomada —volvió a decir—. Vendré a visitarlo —se acercó a nosotros y acarició la mejilla de mi hijo para limpiarle sus lagrimitas—. Lo siento mucho, campeón, pero Cato te cuida mejor que yo, prometo que cuando este en condiciones vendré a visitarte y juntos iremos a pasear.

Brutus se despidió de nosotros. Cato le agradeció, también le prometimos que estaríamos en contá con él. Todavía me encontraba sin poder creer la situación que habíamos estado viviendo hace unos minutos pero siempre me habían dicho que las cosas suceden por algo.

Peeta

Delly había pasado esa tarde a mi oficina para explicarle de forma detallada un caso que antes le pertenecía a mi esposa. No era difícil pero debía ganarlo por Katniss, ella trabajó mucho para ganarlo, principalmente cuando se trataba de una mujer que sufría violencia de género.

—Escuché que contrataste a alguien —dijo rompiendo el silencio—. Perdón por la intromisión.

—Sí. Katniss lo recomendó y lo acepté, nos viene bien alguien más —expliqué mirando la hora en mi celular.

Quería irme a casa.

—¿No te molesta?

Su pregunta hizo que la mirase fijamente. A qué se refería exactamente.

—¿Qué debería molestarme?

—Empecemos por el hecho de que ella te recomendará a alguien —habló con un semblante sereno—, después, lo escuché hablar con tu hermana y por lo que oí, él la quiere mucho.

—Tengo entendido que son amigos.

—Para mí —puso una mano en su pecho—, disculpa que te lo diga pero creo que él quiere algo con ella.

¿Gale algo con Katniss?

»No quiero llenarte la cabeza —volvió a hablar—, pero las mujeres solemos tener un sexto sentido y pocas veces falla.

Ella hablaba como si nosostros dos fuésemos amigos de toda la vida y se estaba olvidando que ella era mi empleada y yo uno de sus jefes.

—Delly —la llamé—, no quiero que te metas en mi vida. Katniss puede tener amigos si ella quiere pero no te olvides que nosostros tenemos una relación de jefe y empleada, sin contar que mi hermana te tiene a prueba, Cato y yo queremos que te quedes pero Glimmer también tiene la decisión, no hagas que mi decisión sea otra.

—Siento mucho entrometerme, Perra, pero solo busco cuidarte... No quiero que sufras.

Me estaba cansando de ella. No bromeaba cuando decía que Glimmer no deseaba tenerla trabajando con nosotros y resulta que se debía por el mismo problema que estábamos teniendo ahora.

Delly era muy metida.

Amaba a Katniss y sé del amor que ella me tiene por lo que jamás pensaría que ella es capaz de engañarme.

—No hace falta que me cuides como si fueses mi madre, soy grande y puedo cuidarme yo solo —las palabras salieron de mi boca con total frialdad—. Ahora te pido que sigamos trabajando al menos que todo te haya quedado claro y decidas retirarte.

Ella agachó la cabeza en silencio y siguió trabajando.

Perder Tu Amor ||Everlark|| [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora