Capítulo 15

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Peeta

No quería que Katniss trabajará desde casa, todos los días me decía de que podía ayudar mientras estaba ahí. Yo no estaba de acuerdo, ella tenía que descansar y ya tenía suficiente con Lorenzo que seguía de vacaciones.

Los casos de ella fueron repartidos para Glimmer y Delly pero todavía necesitábamos a alguien más, y es que mi hermana tenía sus propios casos por lo que ella no podía estar al cien porciento con los de Kat.

—¿Cómo te fue en el caso? — preguntó mi hermano entrando al despacho.

—Bien —respondí levantando mi vista de unos papeles. Cato se quitaba una pelusa de su traje gris—, hemos ganado pero fue un tanto duro al principio.

Cato abrió la boca pero la cerró de forma rápida cuando unos suaves golpes se escucharon del otro lado de la puerta.

El rubio me hizo una seña con su dedo índice para ver si abría o no, moví mi cabeza en afirmación y él prosiguió en abrir la puerta para encontrarnos con Esnobaria.

—Lamento la interrupción —dijo ella—, pero hay un joven que lo busca. Dice que viene de parte de la señorita Katniss.

No recordaba tener una cita con alguien. Al menos no hoy. De lo contrario Katniss me lo hubiese dicho esta mañana.

—Sí —dije cuando ví que Esnobaria todavía esperaba mi respuesta—. Dile que pasé, por favor.

Mi secretaria se retiró dejando pasar a un hombre alto, musculoso, su cabello era castaño, tenía ojos grises.

—Siento no haber avisado antes que venía —se disculpó al entrar—. Soy Tal Hawthorne.

Oh, sí. Ya lo recuerdo.

—Cato es mi hermano, también trabaja acá... Después te presentaré a mi hermana, yo soy Peeta Mellark.

—El esposo de Katniss.

—Sí, así es.

—Bueno yo me voy a retirar —Cato se encaminó a la salida pero antes de salir se dió vuelta para vernos—. Bienvenido Gale, si mi cuñada te recomendó es porque debes ser bueno. Ahora sí, me retiro, tengo que ir con mi mujer para comprar algunas cosas de la casa.

Cato cerró la puerta detrás de él. Gale todavía estaba parado en su lugar, llevaba su maletín en la mano.

—Toma asiento —señalé la silla que estaba delante de mi escritorio—. ¿Cómo te encuentras?

—Muy bien, gracias —sonríe mostrando sus dientes blancos—. ¿Tú?

—Bien.

Esnobaria entra nuevamente en la oficina.

—¿Necesitan algo?

—Un café está bien para mí —contesta Gale.

—Que sean dos entonces. Gracias, Esnobaria.

Volvimos a quedar solos.

—Mi esposa a hablado bien de ti en lo poco que te conoció —informé y lo vi sonreír ante mis palabras.

—Sí. Ella es increíble y muy generosa —comentó y agregó—: he hablando con Katniss un par de veces después de nuestro primer encuentro en el ascensor.

Pasamos un buen rato hablando, le hice preguntas y me mostró su currículum. Había trabajado en empresas buenas pero siempre por poco tiempo, su desempeño académico en la universidad era muy bueno. Nos había caído como anillo al dedo, lo necesitábamos.

Katniss

Tenía prohibido trabajar en casa pero no podía evitar dejar de ayudar a Peeta. Se estaba atrasando un poco en su propio trabajo (aunque no quisiera decírmelo y seguramente tampoco quería admitirlo).

Cerré mi computador cuando sonó el timbre, era temprano para ser Peeta además tenía llave. Abrí la puerta para encontrarme con Gale.

—Hola —saludé dejándolo pasar—. ¿Quieres tomar algo?

—No, te lo agradezco mucho pero debo hacer las compras en el supermercado pasé por el departamento para dejar mis cosas.

—¡Gale! —medio grito mi hijo al verlo.

Se llevaban muy bien. Se notaba que a Gale le agradaban los niños.

—Hola, pequeño — lo saludó.

—¿Te dieron el trabajo?.—preguntó Lorenzo.

Miré a Gale esperando su respuesta.

—Peeta no tenía ni idea de que iría, bueno tampoco saqué una cita con él pero me habías dicho que le avisarías

—Oh, Gale. Me he olvidado, lo siento mucho —dije apenada.

—Te perdonó porque soy parte del equipo pero de lo contrario serías mi enemiga.

Lorenzo comenzó a dar saltitos al rededor de él.

—¡Felicidades, Gale! —lo abracé—. Te lo mereces.

—Te lo debo a ti.

Soltó el aire que tenía acumulado. Estaba más aliviado por haber encontrado trabajo.

—Ya me voy —avisó mientras chocaba su mano con la de Lorenzo—, tengo que ir a comprar y preparar la cena para mi esposo.

Había escuchado bien, ¿Dijo «mi esposo»?

—Cambia esa cara —se estaba riendo—. Escuchaste bien. Se llama Gloss, seguramente te lo hayas cruzado y ni cuenta te diste.

—Pensé que estabas soltero o que al menos te gustaban las chicas —solté una risa nerviosa.

Hawthorne seguía riendo mientras que yo estaba cada vez más roja por la situación.

—Las apariencias engañan, cariño.

—Claro que lo hacen.

Perder Tu Amor ||Everlark|| [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora