Capítulo 23

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Katniss

Ya es momento de que deje mi dueño y vuelva a mi vida normal. Dos semanas habían pasado de la peor noticia que recibimos, Lorenzo retomó sus clases hace unos días. Peeta volvió a su trabajo y se recargo de algunas cosas con el abogado de Finnick.

No regrese a la casa que comparto con Peeta, no quiero hacerlo sola. Sí vuelvo será con mi familia.

Quedé con Peeta y Cressida, insistieron en hablar conmigo sobre un tema importante, según ellos, algo referido al testamento. Seré sincera, no quiero nada. Nada de lo que esté escrito en ese papel me es interesante, cualquier cosa le pertenece a sus hijos y a su madre.

Llegue a mi antiguo trabajo, extrañaba estar acá. Todos me dieron el pésame, mis cuñados se acercaron para saludarme, Glimmer fue la única que me abrazo. Quisieron saber cómo me encontraba... Mi respuesta fue obvia pero supongo que era la que querían escuchar: «Soy fuerte por mis hijos que me necesitan».

Ya había recibido la visita de los tres en estos días, incluso fueron al velorio. Ellos hacían la misma pregunta y yo respondía con la misma frase.

En la sala de reuniones, Peeta estaba hablando con mi ex suegra y el señor Cinna, abogado de Finnick y un viejo amigo de él.

El hombre era morocho, sus ojos verdes le daban un tono más jovial y su cabeza estaba llena de pequeños rulos. Su traje era impecable, no existía ninguna arruga en su camisa blanca.

—Buen día. —saludé, mis labios hicieron una mueca, parecida a una sonrisa de boca cerrada.

Recibí un saludo amable de su parte. Me senté en uno de los asientos libres y le reunión comenzó.

—Ahora que estamos todos —empezó Cinna—. Me gustaría hablar sobre un tema importante, se encuentra pactado en el testamento que dejó mi cliente y amigo Finnick Odair, junto a su mujer Annie Cresta.

—Prefiero que vayamos al punto — le comentó Peeta a Cinna.

—Por supuesto... Katniss —me llamó—, con respecto a la herencia de tu hijo Lorenzo...

Levanté mi mano para frenarlo.

—No, no quiero saber de eso. No me interesa la plata o lo que le haya dejado, eso le pertenece a mi hijo por lo tanto prefiero que lo hables con Peeta y que se encargue de todo hasta que Lolo sea mayor de edad.

Quiero salir. Ya no puedo estar otro segundo más acá.

—Está bien. Vayamos al tema Rufina Odair.

—Esta bien— volvió a hablar Cinna.—. Vayamos al tema Rufina Odair.

—¿Qué sucede con ella?

Peeta me miró antes de hablar.— Annie y Finnick nos han dejado la custodia a nosotros.

Mi cuerpo se congelo en ese preciso momento. Jamás pensé que ellos dejarían la custodia de su hija en las manos de Peeta y mías.

—¿Por qué nosotros y no a su madre?

Le eché una mirada a ella, sus ojos estaban sobre sus manos.

—Yo ya sabía de esto— habló  la señora mayor—. Finnick comentó un día sobre esto cómo si se tratase del clima, me enojé mucho con él, ya estaba hablando de muerte antes de tiempo. Insistió tanto que terminé escuchando lo que tenía que decir.

Levantó la mirada para chocarse con la mía.

»Hablamos de qué pasaría con Rufi sí algo así sucedía. Él ya lo conversó con Annie para ese entonces, solamente me estaba comentando que la custodia no sería mía... sería la de su ex esposa. Acepté la decisión de mi hijo porque yo sé que con mi edad no puedo hacerme cargo de una bebé, porque si me llega a pasar algo, ella terminaría en un orfanato y eso no me lo podría perdonar.

Perder Tu Amor ||Everlark|| [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora