Dos días habían pasado desde el entierro de Nidia, y Maizak se había quedado con el celular de ella, dónde tenía fotos y audios para poder recordarla.
Escucharla, verla de ese modo, de alguna forma le daba fuerza para continuar. Era tan difícil aceptar que la había perdido. Y dolía tanto ahora su soledad.
El muchacho se dirigía hacia las costas de la tribu del norte, para luego intentar llegar hasta sus tierras. Allí tampoco nadie lo esperaba, pero era mejor estar en un lugar conocido.
Observó aquellas playas, de arena fina y blanca, y decidió que se quedaría allí un tiempo, mientras construía alguna especie de balsa, que le sirviera para poder cruzar el mar.
Miró las palmeras, y luego el resto de los árboles, buscando un buen sitio para armar un refugio. Aunque sin herramientas, sería un poco difícil terminarlo para antes del anochecer.
***
—Shana, ven aquí, sabes que no puedes alejarte —le advirtió una castaña de cabello lacio y oscuro, de grandes ojos verdes y piel bronceada, a su hermanita.
—Quiero ese bicho —le dijo la pequeña, de piel bronceada, cabello rubio y ojos café.
—No puedes tocar cualquier insecto, puede ser peligroso.
—Pero no se ve peligroso, Ayrata.
La joven suspiró, y dejó de recoger unos tubérculos de su huerta personal, para dirigirse a su hermanita y ver que insecto quería tomar.
—Déjame ver ¿Qué es lo que quieres agarrar?
Encima de una flor, había una avispa de hermosos colores brillantes.
—Ni se te ocurra a tocarla, una picadura de esas, no sólo te causará un gran dolor, sino también puede matarte. ¿No te dije que los colores así son peligrosos?
—Pero es muy bonito.
—Y peligroso, vamos, ayúdame a terminar de juntar unas verduras para el almuerzo.
La niña bufó con molestia, y tomó su cesta, para dirigirse a otra sección de la huerta, eligiendo algunas verduras. Su hermana respiró profundo, y soltó el aire lentamente.
No era fácil cuidar a una niña de ocho años sola, pero no había nadie más que lo hiciera tampoco. Su mamá había fallecido cuando Shana tenía tres años, luego de una enfermedad desconocida para ellas.
Y como era costumbre en la isla, no conocían a sus padres.
—Shana ¿Te parece si-?
Se giró, y al no ver a la niña donde antes estaba, rápidamente dejó el cesto en el suelo, preocupada.
—Shana ¿Dónde estás?
¿Cuándo diablos se había escapado? Era demasiado traviesa y escurridiza. Jamás le obedecía, razón por la que Ayrata tenía varias cicatrices.
—¡Shana! ¡Quiero que vengas aquí, ahora! —Gritó molesta, saliendo de su hogar.
Escuchó unos ruidos entre las hojas, se apresuró a correr hacia allí, en la zona frondosa, que las separaba a varios metros de las playas.
Fue entonces que vio a su hermanita hablando con un alto tipo rubio. Ayrata se apresuró a llegar a ellos, y escondió a la niña detrás de ella, gruñéndole.
El muchacho la observó curioso ¿Por qué estaba tensa? Ella tenía las pupilas afiladas, las orejas hacia atrás, y le estaba mostrando sus pequeños, pero afilados colmillos.
—Tranquila, no iba a hacerle daño —le dijo en un tono calmo, en kanatita.
—Largo —gruñó, haciéndose hacia atrás.
Él asintió con la cabeza, y caminó lentamente hacia atrás.
—De acuerdo, me iré —pronunció en un tono bajo.
En cuanto la muchacha vio que él estaba lo suficientemente lejos, tomó a la niña y se fue rápidamente de allí con Shana ¿Por qué un macho estaba en aquella zona?
Maizak observó curioso a aquella muchacha, yéndose de allí. Y según la niña le había dicho, esa debería ser su hermana mayor.
Sólo unos minutos había hablando con la pequeña, y ya sabía que vivían solas, con su hermana mayor, porque su mamá había muerto.
***
Sabía que su hermana estaba muy enojada, y con justa razón, pero ella no lo había hecho con mala intención. Mientras juntaba unos tomates, había visto a alguien pasar cerca de sus tierras, y por pura curiosidad, había ido a ver.
Y allí se había encontrado con ese chico rubio, que al parecer, estaba perdido. Ella sólo había querido ser amable. A veces era aburrido sólo ser ellas dos.
Ayrata, luego de la muerte de su mamá, había elegido un lugar alejado de todos para irse a vivir con su hermanita. Temía que alguien pudiera hacerles daño.
—Ayra —pronunció en un tono bajo la niña rubia, con las orejitas hacia abajo, acercándose a ella—. Lo siento.
—Estoy cansada de decirte que no puedes alejarte de mí, que no debes acercarte a los desconocidos. Y mucho menos a los machos, son peligrosos —gruñó.
—Pero él no parecía malo, al contrario, era muy amable.
—No me interesa. Y ya estás grande, Shana, comienza a obedecerme, o te llevaré a la tribu de hembras de Kanat'ma.
—No, no por favor —le dijo con temor, abrazándola—. Me portaré bien, lo prometo.
Y la joven jamás haría eso, Shana era todo lo que tenía. Pero era el único modo que tenía para que le obedeciera.
—De acuerdo, ve a acomodar la mesa, pronto estará esto listo.
—Sí —sonrió, antes de marcharse a hacerlo.
Y Ayrata estaba preocupada, no podía sacarse a ese macho de la cabeza. Luego de que la niña cenara, iría a colocar algunas trampas alrededor de su hogar.
Había estado pensando todo el día en él, y el miedo de que pudiera acercarse a su casa, y dañar a la niña. Aunque había estado vigilando la zona, y no lo había visto, no podía quedarse tranquila.
—Ayra.
—¿Qué ocurre? —le inquirió colocando unos trozos de carne en una bandeja.
—¿Ese muchacho era del norte?
—No lo sé, tal vez sí. Pero él no debería estar por aquí —pronunció seria.
—¿Cuántos años tienes?
—Casi dieciocho ¿Por qué? —preguntó curiosa, caminando con la niña hacia la sala.
—¿Tú no vas a tener un bebé, Ayra? Hay muchas muchachas que a tu edad ya tenían bebés ¿Tú no quieres?
—No, te tengo a tí, y me es suficiente.
—Pero a mi me gustaría que tuvieras un bebé —le dijo inflando sus mejillas—. Es aburrido estar nosotras dos solas.
—Y para mí es cansador tener que cuidar a una hermanita muy revoltosa —sonrió dándole un toque en la nariz con su dedo índice—. Tú, más un bebé, me volverían loca. Así las dos solas, estamos bien.
...
Hola amores míos, los super extrañé. Extrañé escribir, pero no estar de ánimos, no ayudaba a la inspiración.
Hoy que me siento un poquito mejor, he decidido volver ❤️❤️💕 y un saludo y abrazo muy especial, a alguien que me ha dicho que me extraña 😍💕❤️ eso le da una calidez inimaginable a mi corazón.
¡Gracias hermosa xdouceprisonx! 😘❤️💕