Capítulo 14

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"—Sí, te elijo.

Ella lo miró con confusión, mientras sus ojos se cristalizaban, al escucharlo decir aquello.

—¿Q-Qué?

Se acercó a esa bonita castaña, y la tomó del rostro, sonriendo, acariciando suavemente con la punta de su nariz, la de ella, antes de besarla.

—Que te elijo a tí —le dijo entre besos, sintiendo sus delgados brazos pasar por su espalda, abrazándolo a ella."

—Maizak, despierta —pronunció una voz femenina, sacudiéndolo suavemente.

El muchacho abrió los ojos, y observó confundido a Isabella. ¿Por qué ella estaba allí?... Y entonces lo entendió, sólo había sido un sueño.

Se sentó en la cama, y se pasó una mano por el rostro, respirando profundo.

—Mai, me acaban de llamar de la clínica, debo volver cuanto antes ¿Vendrás conmigo?

—No, yo debo buscar a Nidia —le dijo poniéndose de pie, guardando la libreta de ella en uno de los bolsillos de su pantalón—. ¿Qué hora es? Ella no volvió, y aquí tiene sus cosas.

—M-Mai... Me llamaron de la clínica por ella —pronunció en un tono ahogado de voz.

—¿Cómo que por ella? ¿Le pasó algo? —preguntó asustado, con temor.

—No me dijeron nada, sólo que debía ir cuanto antes. Adrián ya está allí.

—Sí, por supuesto que me voy contigo —le dijo caminando fuera de la habitación, que había compartido por casi una semana con Nidia.

***

—Ey, gracias —pronunció en un tono bajo el muchacho, dándole una leve palmada en el hombro al oficial—. Hiciste lo que pudiste.

—Sí hubiera llegado antes, esto no habría pasado —gruñó con impotencia.

—No es tu culpa, tú... Al menos intentaste salvarla, hiciste todo lo posible para traerla de vuelta —le dijo con tristeza Adrián—. Pero el médico dijo que ya no había más nada por hacer.

—Ella era tan joven.

—Y cuando encuentre a ese hijo de puta, lo voy a destrozar —gruñó Adrián.

Su pequeña amiga había fallecido por ahorcamiento, pero leyendo el informe de los médicos, el muchacho se había enterado que ella había sido violada, que la habían desgarrado.

Y ese no había sido el primer intento para quitarse la vida aquella noche. Había intentado cortarse las muñecas con un trozo de vidrio, que habían encontrado también en el escena.

Y Adrián conocía la triste historia de Nidia, sabía que era una muchacha que necesitaba ayuda. Ya en el pasado había querido suicidarse muchas veces.

Cuando tenía doce años, le habían tenido que realizar un lavaje gástrico, al tomarse todas las píldoras que había encontrado en su casa.

A los quince había comenzado a autoflagelarse, hasta que una herida profunda en una de sus muñecas, la había dejado internada.

A los diecisiete gracias a una sobredosis, también había terminado en un hospital, recuperándose. Y ahora, a los veintiuno, Adrián había creído que ella estaba bien.

MaizakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora