Capítulo 15

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Llegaron al hospital, cinco horas después, cuando ya eran cerca de las once de la mañana. Y el muchacho fue el primero en acercarse a la recepción, y preguntar por la joven castaña.

Y supo que algo no estaba bien, cuando la muchacha se quedó en silencio unos segundos, al decirle nombre de Nidia.

—Lo siento mucho, Nidia ingresó esta mañana sin vida. Ella...

Las palabras dejaron de sonar, al escuchar que ella no estaba con vida. No, no podía ser cierto, no podía ser verdad.

Isabella se acercó a la ventanilla, y cuestionó a la muchacha, antes de ir a buscar a uno de los médicos que la había atendido, para conocer lo que había ocurrido.

Y Maizak sólo la siguió, sintiendo que algo no volvería a ser lo mismo en su interior. Luego de hablar con los doctores, los llevaron hasta la parte forense, en donde tenían el cuerpo de la joven.

Llevaron el cajón hacia atrás, y cuando Maizak observó el pálido cuerpo de ella, sus labios morados, las lágrimas mojaron sus mejillas... Y pronto un llanto lastimero se apoderó a él.

—N-No, por favor —lloró abrazándola—. Perdóname, por favor perdóname. Jamás debí dejarte ir, sabía que tenía que acompañarte, perdón.

La abrazó, sintiendo su cuerpo frío y rígido, sin vida... Sin la tibieza que tan vivo lo había hecho sentir. Ya no volvería a escucharla, o besarla... Ya no podría sentirla más.

—H-Hoy íbamos a irnos juntos a vivir, tú dijiste que me harías... Me harías un collar de parejas, una opaka —lloró angustiado—. Prometimos estar juntos desde ahora, que íbamos a ayudarnos ambos ¿Por qué me dejaste, Nidia?  Te necesito, te necesito conmigo.

Isabella lo observó desecha, llorando... Nidia seguiría viva si ella no hubiese aparecido en el hotel.

***

"Jueves: llevamos cinco días viviendo juntos, y siento, como si estuviera en una especie de luna de miel." Escribió junto al dibujo de dos personas, con flores y muchos corazones.

"Hoy le conté a Mai sobre el festival de Kanat'ma, y le dije que me gustaría celebrarlo con él este año. Y ante mi sorpresa ¡Dijo que sí! Ambos nos presentaremos antes Kanat'ma para que nos bendiga... Lástima que no podremos tener hijos."

Al final de la página, había una especie de bebé, y un corazón roto.

La volteó, y se encontró con el día viernes, contando lo feliz que se encontraba, porque aquel día, luego de desayunar ambos, se irían a conocer la selva.

"Viernes: ¡Mañana sábado comienza mi nueva vida! Seremos Jane y Tarzán... Debería decirle que me encanta cuando roza su nariz con la mía, me mira a los ojos, y luego me besa.

Mai me hace sentir muy querida ¿Él sentirá lo mismo?" Se preguntaba junto al dibujo de una niña pensando, y un signo de pregunta sobre su cabeza.

Esa había sido la última nota. Luego de aquel desayuno fallido, no había vuelto a verla... La había perdido para siempre.

Se secó las lágrimas del rostro, y besó suavemente la tapa de la libreta, antes de guardarla junto a sus pertenencias. Tomó aquella prenda de ropa, que ella había usado por última vez, y la olfateó.

Aún permanecía el aroma de aquel hijo de puta que la había violado, y lo haría pagar con creces.

***

Al enterarse de que Nidia había muerto, había entrado en pánico. Él no se había cuidado, y se había corrido en ella, por lo que sería fácil involucrarlo.

Por lo que Jael había optado por huir a la selva, hacia el desierto de Eritma, dónde no podría encontrarlo tan fácilmente. Se estaría ocultado hasta que el caso pasara.

Estaba por el asentamiento de solteros, cuando escuchó el sonido de hojas al ser pisadas. Se giró curioso, y sin poder preeverlo, recibió un fuerte puñetazo que lo derribó al suelo.

—¿Recuerdas a la mujer que violaste anoche? —gruñó subiéndose encima de él—. Te aseguro que lo que ella sufrió, no será nada comparado con lo que tú sufrirás —le dijo antes de darle un segundo puñetazo, que lo noquió.

***

La muerte de una persona querida, muchas veces acercaba más a quienes padecían su pérdida. Y muchas veces también, alejaba a las personas.

Como ellos dos, que ya no volverían a tener contacto, porque Maizak no quería volver a verla. Porque ya no le interesaba Isabella. Quizás era egoísta e injusto por culparla por lo que había ocurrido.

Pero no le importaba ya. Estaba vacío y roto.

Observó el cuerpo mutilado de aquel tipo sin vida, y se fue de aquel lugar, dispuesto a volver a la isla helada. Allí tampoco encontraría a Esther, pero quizás podría volver a ver algún conocido.

O quizás terminaban por detenerlo, tampoco le interesaba que fueran a hacer con él.

***

—Que nuestra madre te tenga en su cálido seno, y abrace con cariño tu sueño eterno —pronunció con tristeza la líder de la tribu de hembras.

Arrojó una flor de Kanat'ma sobre el cuerpo envuelto en una tela blanca, y sus compañeras y allegados de la joven fallecida, hicieron lo mismo.

Era la segunda mujer que moría en el mes, por culpa del comportamiento violento y salvaje de un macho. Y Kumi no podía seguir soportándolo.

Al diablo con el tratado de paz, era hora de encontrar a alguno de esos hijos de putas, y darles una advertencia clara al resto. Qué supieran que si volvían a tocar a una mujer de ese modo, terminarían del mismo modo.

Se acercó a la amiga de la muchacha fallecida, y la abrazó, acariciándole la espalda.

—Su muerte será vengada, te lo aseguro. El culpable pagará por lo que hizo.

—E-Es que yo también soy culpable, por haberme metido... Ella estaría vivía si no hubiese viajado.

—No cariño, no es tu culpa. Sí este tipo de escoria no existiera en la isla, ella seguro seguiría viva. Fue él quien la llevó a cometer aquel acto, no tú. Pero te lo aseguro, le daremos paz a su alma.

—Y-Yo lo único que quiero es su perdón, y que esto sólo fuera una horrible pesadilla. Quisiera tanto que ella estuviera aquí, poder abrazarla, y decirle que siento mucho haberle dicho todas esas cosas horribles.

...

MaizakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora