Capítulo 33 -Especial Kumi-

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Era momento de hacer algo. No podía dejar que siguieran comercializando sus tierras. Su pueblo podría valerse por sí mismo, sin la necesidad de seguir importando productos del exterior.

Si seguían permitiendo que aquellas cosas ocurrieran, Kanat'ma terminaría siendo un pedazo de tierra más, como el resto de los países. Y Kumi no podía permitirlo.

Luego de la charla que había tenido con aquel muchacho, que había hablado frente a su consejo de mujeres, habían llegado a la conclusión que hablarían con el resto de los líderes.

Si bien, ella estaba sobre todos, siempre había sido así, no podía tomar una decisión sin informales, o escuchar sus opiniones y sugerencias.

Kanat'ma eran todos, no sólo las hembras.

La reunión se llevaría bajo el árbol de su diosa madre, allí decidirían que harían al respecto.

El primero en llegar había sido Cep, ya que era el más cercano a Kanat'ma, los demás líderes debían de viajar desde sus tribus.

—Kumi, hola.

—Hola —lo saludó en un tono calmo, aunque su mirada no dijera lo mismo.

Ella estaba sentada bajo el árbol, la celebración de Kanat'ma ya había terminado, y hermosas flores lilas con centros amarillos, colgaban de largas enredaderas, desde las más altas ramas.

—Creí que tú me pedirías venir aquí. Me tomó por sorpresa que enviaras a una de tus mujeres —sonrió incómodo.

—Bueno, Cep, a todos les envíe una mensajera.

—Sí, porque los demás líderes viven lejos de aquí, pero yo no.

—Es el protocolo.

—¿Protocolo? —le inquirió con una sonrisa cínica—. ¿De qué hablas? Nosotros no nos guiamos por esas cosas. Nos conocemos desde niños.

—Es verdad, pero ambos estamos ocupando un puesto mayor ahora.

—¿Mayor que nuestra amistad?

—Así parece.

El muchacho afiló sus pupilas, y la miró molesto. Ellos no solían discutir, era muy extraño que ocurriera.

—¿Qué es lo que te pasa?

—Nada —le dijo frunciendo el ceño.

—A mí no me vengas con eso, tú no eres así.

La castaña rodó los ojos, y miró hacia el río de Kumi'et. ¿Dónde estaban los demás? ¿Cuándo llegarían?

—Lo siento.

Ella desvió la mirada, observándolo ¿Por qué se estaba disculpando?

—Estás molesta por lo de la puesta, lo siento. Yo... Me sentí muy mal por lo Shimei, y te traté indiferente a ti. Lo siento, no quería enojarme contigo. Pero sabes lo que siento por ella.

—Sí...

—¿Te has enamorado alguna vez? Yo imaginaba mi vida con ella. Y que tendríamos crías juntos —sonrió afligido—. Si la hubiese embarazado la primera vez que estuvimos juntos, quizás yo sería su pareja, y no otro.

—Sí, seguramente —pronunció indiferente.

—Ojalá pudiera ser como tú, que no siente nada por nadie. Alguien fuerte, que le da lo mismo el sexo contrario —sonrió—. Si fuera como tú, yo no andaría padeciendo esto.

"Uno, dos, tres..." pensó, contando mentalmente, intentando contenerse.

—Ahora eres la líder máxima, es increíble saber que te conozco desde niños. Qué jugábamos juntos... ¿Recuerdas cuándo imitábamos el Kok'ta Kanat'ma?

"Ocho, nueve... Diez..."

—Tú eras mi Umi'et, y yo tu Shi-e'tu —rio—. Tu mamá por eso no quería que jugara contigo, decía que no era bueno para ti. A veces-

—Estaba enamorada de ti —lo interrumpió, sin mirarlo, al recordar aquello.

Cep dejó de sonreír al escuchar aquello, mirándola aturdido.

—Éramos niños, es verdad, pero yo imaginaba que tú me lo pedirías cuando fuéramos grandes —recordó, mirando el río, sintiendo sus ojos cristalizarse.

Respiró profundo, tragando el nudo en su garganta. Debía controlarse, los líderes pronto llegarían y no podían verla como alguien débil.

—Entonces, conociste a Shimei... Ella realmente es una mujer hermosa. Desde que llegó a la tribu, ha robado más que un corazón —sonrió con tristeza—. Cuando me fui de aquí, imaginé que ustedes terminarían juntos, porque sólo me hablabas de ella... Y no fue sorpresa para mí saber que ella fue tu primera vez.

Se pasó una mano por los ojos, y se secó las lágrimas, pidiéndole fuerza a su diosa madre.

—Es una lástima que ella no sintiera lo mismo por ti, y encontrara su amor en otra persona. Pero ya ves, no siempre amamos lo que merecemos.

—K-Kumi.

—Kumi, Zato ha llegado con su comitiva —anunció una muchachita rubia, llegando hasta ellos.

—Dile que la reunión será aquí —sonrió suavemente.

—Sí.

Cep observó a Kumi, sintiéndose... Afligido, vacío, luego de haber escuchado su confesión.

***

"Le colocó el brazalete, y luego sonrió, mirándola a los ojos.

—Listo, ahora tú eres mi Umi'et, y yo tu Shi-e'tu —sonrió un niño de siete años, mirando a la pequeña niña de seis, de cabello castaño claro.

—Cep... ¿Es para siempre?

—Sí, para siempre —le dijo tomándola de la mano—. ¿Tú quieres ser mi Umi'et para siempre?

Ella asintió con la cabeza, mirando esa hermosa sonrisa de él.

—Pero tendremos que hacerlo en secreto, a tu mamá no le agrado.

—Sí —sonrió.

—Kumi, cuando me vaya de aquí, no me olvides.

—Te estaré esperando cuando sea grande —le dijo tocando la opaka que le había hecho con ramitas y hojas—. Tú tampoco me olvides."

Miró aquel brazalete, que había guardado durante tanto tiempo, y lo enterró junto al árbol de Micaeli que había en el jardín... Dónde ellos solían jugar.

Sonrió suavemente, y terminó de cubrirlo con tierra, golpeando suavemente. Luego de haberle dicho lo que sentía, finalmente se había liberado de aquello.

—Señorita Kumi.

Se giró, y se encontró con dos niñas.

—¿Qué pasa?

—Vhia ha perdido su muñeca, y no deja de llorar. Dígale que una hembra fuerte nunca llora, que nadie quiere a una hembra débil.

La joven miró a la niñita, que no debía tener más de cinco años, y se arrodilló junto a ella.

—¿Dónde fue la última vez que viste a tu muñeca?

—Perdón por ser débil, señorita Kumi —le dijo mirando hacia abajo, sollozando—. P-Pero quiero m-mi muñeca... E-Era un regalo de mi p-papá.

—Oh pequeña —pronunció en un tono bajo, abrazándola—. No está mal llorar, hace bien. Guardarse la tristeza, por miedo a lo que piensen, eso está mal. Te enferma aquí adentro —le dijo tocándole el pecho—. ¿Qué les parece si las ayudo a buscarla? —sonrió con ternura.

...

Ya que ella no tiene libro, robará un capítulo en los demás jajaja ❤️💕

MaizakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora