EPILOGO:Cosas del destino

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Desde el momento en que la había visto, no pudo reconocerla.

Era otra.

Su manera de caminar, el brillo en sus ojos, la sonrisa en sus labios, era completamente otra persona, alguien a quien nunca había visto, alguien a quien siempre deseo conocer. Era ella la auténtica, la que siempre había sido, era Sandra.

Durante el reencuentro ella nunca dejó de sonreír, nunca dejo de ser sencilla, hermosa, tranquila, feliz. Las conversaciones una tras otra surgieron de sus recuerdos, la historia fue contada y secretos que él no sabía fueron revelados.

Una historia autentica, una historia real, una historia digna de contar.

Cuando el último detalle estuvo dicho y cuando el final de esta historia llego. Ella le dijo con una enorme sonrisa en los labios

- Quiero presentarse a alguien

Subieron al carro y se dirigieron a conocer a esa persona. El viaje en auto fue rápido, o quizás la charla amena y el paisaje colorido lo hicieron ver así. Cuando por fin se detuvieron lo hicieron frente a una enorme casa.

 Al entrar al lugar se sorprendió.

No del enorme patio bien cuidado, no de la hermosa casa frente a ellos. Se sorprendió de los pequeños que jugaban en los columpios bajo la sombra de un árbol. Unos niños riendo y jugando. Al verlos se levantaron rápidamente y corrieron hacia ellos. Extendiendo los brazos que fueron recibidos por Sandra quien sonrió extasiada por su recibimiento.

- Aquí estan – dijo mientras abrazaba al pequeño y besaba su cabeza

- Mamaaaaaaaaaa

La pequeña la colmo de besos, el pequeño no dejo de abrazarle el cuello   

- son hermosos, son perfectos.

- Lo se

- ¿Quien...

Antes de poder terminar miro el rostro de los pequeños y quedo sorprendido. El cabello color negro, la nariz idéntica a su madre pero los ojos, los ojos eran...

- Esto es...

- Un pequeño milagro – dijo de pronto alguien a las espaldas de Jonathan

De frente a él con unos años de más pero luciendo igual estaba Dorian. El hombre que había esperado pacientemente por años, ahora estaba junto a Sandra, el hombre que la había liberado. Estaba sonriendo, al ver a los pequeños corrieron a los brazos de su padre y junto a él las similitudes eran más evidentes, el mismo rostro, los mismos labios, el mismo cabello. Solo los ojos eran idénticos a los de un hombre y a otro pasado.

Aquellos ojos idénticos a ese hombre que Jonathan tanto recordaba pero que nunca habia conocido. Rodrigo.

- Pero... ¿cómo? – quiso saber

- Tampoco lo entendemos – dijo Dorian mientras se acercaba a Sandra

- La cara es completamente la de Dorian

Todo menos la nariz – comento esté mientras besaba la cabeza del niño, la  pequeña era identica a la madre, pero había rasgos de alguien mas 

- Los ojos – dijo mirando a sus pequeños – y este pequeño hoyuelo

Mientras lo hacía colocaba el dedo en el pequeño rostro del niño en un punto donde su piel mostraba un pícaro hoyuelo.

- Un pequeño regalo del destino

La travesía de nuestro amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora