❖ Boku No Hero Academia, One shots con temática de Soulmate uwu.
❖ Vivirás la experiencia de ser el/la alma gemela de tus chicos favoritos (y/o chicas) de esta academia, y, si es posible, también los ajenos a U.A.
❝ Número 039; En tu muñeca, tienes escrita una frase importante para ti que te dirá tu alma gemela. ❞
Observo por la ventana, dejando de prestar atención a la clase que nos impartía el profesor Aizawa.
No es que no me interesara el tema, sino que ya lo sabía. Al menos lo que explicaba en aquél momento, yo lo tenía grabado.
Mi mente divagaba en el cómo funcionaban las almas gemelas; al nacer, siempre había una frase en tu muñeca, ya sea derecha o izquierda, pero si no tenías esa marca, entonces no tenías un alma gemela.
Para mí, en mi muñeca izquierda (quizá porque soy zurda) estaba aquella frase que se supone mi alma gemela debería decirme en algún punto. No estaba desesperada ni nada así, recién tenía 15 años, después de todo.
Tengo mucha vida por delante.
Aún así, me interesaba bastante saber todo acerca de aquello. Había muchas cosas qué aprender sobre las almas gemelas.
"¿Acaso no eres quien deseas?".
Leí nuevamente la oración que en algún momento escucharía recitar a mi alma gemela.
Me llenaba de ansiedad pensar en cómo sería. Su personalidad, su físico. Por qué y en qué circunstancias me diría aquella frase.
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— ¡Nos vemos mañana, chicos! —me despido con una sonrisa y una mano, mientras los veo tomar direcciones diferentes a la mía.
Normalmente, debería ir un tramo del camino con Ochako, de quien me despido al llegar a la estación, pero aquél día decidí caminar.
No me sentía demasiado centrada, y necesitaba aclarar todos mis pensamientos o el día siguiente sería igual a este.
Coloqué mis audífonos en mis oídos, subiendo el volumen lo suficiente para dejar de escuchar el mundo. Necesitaba algún tiempo para mí, y sería este.
Mientras mis pies avanzaban casi por inercia, mi mente parecía estar casi en otro lugar. Mis pensamientos rondaban sobre varias cosas, entre ellas mi decisión de ser una heroína.
Decidí aquello, cuando durante toda mi vida observé a las personas ser menospreciadas, ya fuese por no tener quirk, o por tener uno "inútil". Era una niña en ese entonces.
Era una niña cobarde, que sabía a lo que se enfrentaba si decidía defender a los demás. No me arrepentía de quedarme callada, porque aunque fuese egoísta, eso me mantenía segura, siendo siempre a quien no le prestaban atención. Casi invisible.
Ahora, a mis 15 años de edad, había madurado lo suficiente para que, aunque fuese leve, una pequeña llama de valentía se encendiese en mi pecho.
Quería defender y ser una inspiración para todos aquellos quienes sufrían en silencio. Quienes no eran necesariamente atacados por villanos.
Un suspiro escapó de mis labios, recordando mi inspiración. Mi mirada se desvió al vapor, y ni siquiera me di cuenta cuando ya no quedaban más de 6 minutos para llegar a casa, en donde me esperaría mi hermano mayor.
