❝ BNHA: One Shots ➥ Soulmate ❞

『Bakugou Katsuki』

❝ 020; Derivación del universo número 09; sueñas con tu alma gemela, pero lo único que puedes recordar al despertar es su voz. ❞

Aquella noche, no pudo conciliar el sueño, por más que intentaba cerrando con fuerza los ojos, escuchando algo relajante, contando ovejas. Pero no pudo dormir.

Algo se lo impedía.

Recordaba con miedo aquella escena. Pupilas carmesí, pequeñas, observando fijamente a la chica. Cubrió sus oídos con sus manos, sabiendo que aquello no haría parar nada, pues todo se encontraba en su cabeza.

Todo era un simple recuerdo, del cual se arrepentía. En ese momento, sus piernas no reaccionaron. Sus ojos lagrimeaban, y cuando quiso correr hacia el chico era lo suficientemente tarde.

— ¡KATSUKI!

El recuerdo de ver a su mejor amigo siendo llevado por aquella especie de portal le causaba náuseas, dolor, incluso odio.

— ¿(T/N)? —a su lado, un pelirrojo la observaba con mirada preocupada, sabiendo en el fondo lo que ocurría.

La fémina despertó de su ensoñación, notando rápidamente sus mejillas húmedas. Maldijo en voz baja, limpiando con su mano las lágrimas que ya se habían detenido.

— Lo siento, Eijiro. Estoy... perdida —murmuró lo último, queriendo buscar una mejor palabra para describir su (fatídico) estado actual.

El chico se mantuvo en silencio unos segundos, para luego simplemente abrazarla, estrujándola entre sus brazos y apoyando su mentón sobre la cabeza de ella.

— Yo también estoy preocupado por Katsuki —a sus espaldas, tiburoncín le llamaba por su nombre, ya que si lo hacía de frente le explotaba la cara.

— Quiero... ir a rescatarlo —con una voz débil, quebradiza, aquél deseo escapó entre los labios delicados de la más pequeña, llegando a oídos ajenos.

— Entonces vayamos.

La noche en la que tanto la chica, el pelirrojo y el mitad albino, se enteraron de que Yaoyorozu había puesto un rastrador en un Nomu, la "mejor amiga" de Bakugou Katsuki no pudo conciliar el sueño, nuevamente.

Su mente divagaba en recuerdos.

De antes de conocer al rubio, exactamente.

Ella, incluso en la actualidad, hay veces (escasas) en las que sueña con su alma gemela, la rubia histérica que, al conocerse la había rechazado.

«Bien, no pasa nada. Esta será tu clase durante tus tres años de estudio en UA, así que tranquila, relájate» se repetía mentalmente la (T/P), acomodando un mechón de su cabello detrás de su oreja.

Tomando algo de aire y llenando sus pulmones, abrió la gigantesca puerta que se encontraba frente a ella.

Dentro, no había nadie además de un peliazul de lentes, que se presentó como "Iida Tenya", hablando también sobre su particularidad y moviendo roboticamente sus brazos. Una risa escapó entre los levemente rosados labios de la chica, justo cuando un rubio de cabello en puntas hacia todos lados abría la puerta del aula.

— ¡Hola! ¡Soy Iida Tenya! —repitió su presentación, aunque a diferencia de la otra presente, el rubio lo ignoró de manera olímpica, sentándose en donde debe estar el profesor. Mientras llevaba sus piernas encima del escritorio, entraron unas cuantas personas más al lugar.

La oji-(T/O) observaba con curiosidad a cada una de las personas que atravesaba el umbral de la puerta, realmente curiosa.

Sus oídos se agudizaron al escuchar el ruidoso grito del cenizo, quien era reprochado por el megane.

— ¡YA TE ENTENDÍ, CÁLLATE Y MUERE!

Y, aunque aquellas palabras no eran bonitas en lo absoluto, el corazón de la chica se removió. Había escuchado esa voz antes.

En sus sueños.

Observó al chico fijamente y, al captar su atención, le sonrió.

— Podría haber reconocido tu voz incluso entre una multitud —presumía la chica. Al intercambiar palabras con el de ojos carmín, éste confirmó sus sospechas, pues él también reconoció la voz de su otra mitad.

— No te ilusiones —la paró el rubio con expresión de enojo, haciendo una mueca mientras la observaba como alguien inferior—. No me interesan estas cosas, así que definitivamente no me importa que seas mi estúpida alma gemela.

La chica sonrió.

Sería un trabajo difícil ganarse a ese chico.

Una sonrisa de boba se asomaba en su rostro al recordar aquello. Había logrado ganarse al chico después de todo. No le había costado demasiado, pues sus sentimientos estaban unidos, aunque aquél idiota se seguía negando.

Y ahora, se encontraba escondida detrás del muro destruído junto a sus compañeros de clase, quienes habían ido para rescatar al rubio.

Temblaba de miedo. Sí. No podría negarlo.

Pero estaban allí para rescatarlo, y eso iban a hacer.

Así que, cuando fue el momento, el plan para rescatar a Katsuki dio inicio, y mientras ellos se encontraban en el aire, volando por encima de sus cabezas, se escucharon dos voces gritar.

— ¡VEN!

Sin dudarlo un segundo, el rubio hizo una explosión con sus manos, impulsándose lo suficiente para tomar la mano del pelirrojo.

Cuando estuvieron en tierra, frente a la pantalla gigante donde All Might se convertía de forma raramente extraordinaria en una versión de él delgada y mucho más pequeña, Katsuki observaba la pantalla, mientras a su lado Midoriya no evitaba soltar algunas cuantas lágrimas.

— Katsuki —llamó la chica. Tenía los ojos rojos, y los había tenido así unos días pero nadie lo diría—... Te amo.

El rostro contrario se encendió ante aquella declaración. Hizo un clásico "Tsk", volteando a ver a otro lado.

— Cállate, ¿quién te manda a enamorarte de mí?

— Eres perfecto ante mis ojos —acunó el rostro enrojecido del chico como si se trata de un niño pequeño, sonriendo—. Te amo.