❝ BNHA: One Shots ➥ Soulmate ❞

『Overhaul』

❝ 040; Solamente tu alma gemela puede matarte. ❞

Cuando tenía diecisiete años, me había resignado a que no tenía alma gemela.

No había ninguna marca, frase, tatuaje o cualquier indicio de que tuviese. Tampoco podía hablar con mi mente, no tenía ningún cuaderno mágico, o recuerdos de un pasado, ni tampoco veía ningún hilo rojo enredado en mi meñique.

Así que era mi destino; como pocas personas, no tenía alma gemela.

Entonces, un villano atravesó mi cuerpo de persona común y corriente con su mano.

Y en medio del centro comercial, en una pelea con un villano, frente a todas las personas, la herida sanó. Sentía la sangre en mi boca, aún así, pero no había más herida.

El agujero de mi estómago se había regenerado frente a los ojos de muchas personas.

Fue en ese momento que me di cuenta de que el universo me odia.

Una persona sin Quirk, que a sus diecisiete años descubrió que sí tiene alma gemela, y que la forma de encontrarla es muriendo.

Actualmente, con un trabajo mediocre de oficina y veintitrés años, camino por la calle comiendo una dona, pasando al lado de un villano amenazador.

Qué más da. No moriré, de igual manera.

Debido a mi aterradora forma de tener alma gemela, había sido hablada por héroes incontables veces, pues de vez en cuando decidía que podía ayudar en alguna que otra pelea con un villano que no diera demasiada pelea.

Y me habían ofrecido un trabajo con ellos, pero siendo una persona sin Quirk, solamente sería un cebo para villanos.

Suspiro con pesadez, sintiendo la sangre recorrer mi brazo por tercera vez esta semana. La herida sana sin prisas, y me volteo para observar enojada a quien me hubiese provocado eso.

¡El dolor persiste, incluso si la herida se cura!

— Escúchame, pedazo de mierda —exclamo—. No me toques, no tengo tiempo para perder con alguien como tú, así que déjame comer mi maldita dona y vete a otro lado a molestar, porque soy una persona ocupada que sí tiene responsabilidades.

Y, dando media vuelta, retomo mi camino hacia mi viejo apartamento, escondido entre varios edificios abandonados.

Siempre me gustó la idea de vivir en un lugar alejado y poco concurrido, para así no tener ruidos molestos cuando tratase de concentrarme, o vecinos que saludaban cada vez que te veían.

Tengo una vida poco interesante; economía normal alta, pues puedo darme mis lujos cada tanto tiempo, pocos amigos y ningún interés romántico.

Y los pocos amigos que tenía, realmente eran molestos.

— Al fin llegaste —dice con una voz cansada aquél hombre de cabellos largos y barba de días atrás. Dejo caer mi cabeza hacia atrás al verlo dentro de mi departamento.

Me abstengo de preguntar cómo entró cuando escucho ruidos de trastes moverse en la cocina, junto a la ventana abierta en medio de la sala.

— ¿Qué?

— Soy mayor que tú, háblame con respeto mocosa —siento ganas de golpearlo, pero tiene razón, así que me limito a asentir—. Tenemos una misión para asignarte.